Los «millones de muertos» en la China de Mao: entre la narrativa anticomunista y la ficción novelada (3)

LA DEMOLICIÓN DEL GRAN SALTO ADELANTE POR EL RÉGIMEN DE DENG XIAO PING

Ball afirma que “el liderazgo chino comenzó su ataque contra el Gran Salto Adelante en 1979. Deng movilizó a los suyos contra los partidarios de Mao y ordenó a la prensa oficial que los atacara. Esto tomó la forma de una campaña ideológica contra el «ultraizquierdismo». La razón de este vilipendio sobre el Gran Salto Adelante, dice Ball, “tuvo mucho que ver con las luchas de poder posteriores a Mao y la lucha para revertir las políticas socialistas de 1949-76”

El partido comunista chino de Deng hizo todo lo posible para promover la idea de que el Gran Salto Adelante fue una catástrofe causada por las políticas ultraizquierdistas de Mao. El mariscal Ye Jian Ying, en un discurso de 1979, habló de los desastres causados por el Gran Salto Adelante. En 1981, el Partido Comunista Chino habló de «graves pérdidas para nuestro país y su pueblo entre 1959 y 1961». Los académicos se unieron en el ataque.

En 1981, el profesor Liu Zeng, director del Instituto de Investigación de la Población de la Universidad Popular, dio cifras seleccionadas de tasas de mortalidad para 1954-78. Estas cifras se dieron en una reunión académica pública que llamó mucho la atención en Occidente. Las cifras que dio para 1958-1961 indicaron que se habían producido 16,5 millones de muertes en este período. Al mismo tiempo, Sun Yefang, un destacado economista chino, llamó la atención públicamente sobre estas cifras al afirmar que «se pagó un alto precio en sangre» por los errores del Gran Salto Adelante.

Deng quería revertir prácticamente todos los logros positivos de Mao en nombre de la introducción de un «pseudocapitalismo», o «socialismo con características chinas», como lo describió. Atacar el Gran Salto Adelante ayudó a proporcionar la justificación ideológica para revertir las políticas «izquierdistas» de Mao. Deng disolvió las comunas agrícolas a principios de la década de 1980.

En los años posteriores al Gran Salto Adelante, las comunas habían comenzado a proporcionar servicios de asistencia social, como atención médica gratuita y educación. La ruptura de la Comuna por el régimen de Deng significó la liquidación de esos servicios. En un artículo sobre el Gran Salto Adelante, Han Dongping, profesor asistente en el Warren Wilson College (Carolina del Norte, EEUU) escribió un artículo en el periódico chino The World Journal, con sede en Nueva York, hablando, casi en tono humorístico, sobre cómo un agricultor de la provincia de Henan, que no pudo pagar sus facturas médicas para obtener un tratamiento sobre su afección de testículos, torturado por el dolor, se los cortó con un cuchillo y casi se suicida. “Este tipo de incidente, señala Ball, es el verdadero legado de las «reformas» de Deng en el campo”.

Según Ball, “para que prevaleciera la línea de Deng, necesitaba probar no solo que las muertes masivas ocurrieron entre 1959 y 1961, sino también que fueron principalmente el resultado de errores de política. Después del Gran Salto Adelante, la línea oficial del gobierno chino sobre la hambruna fue que el 70% fue debida a desastres naturales y el 30% debida a errores humanos. Este veredicto fue revocado por el régimen de Deng Xiaoping”

En la década de 1980 los porcentajes señalados se atribuyeron a la inversa. Pero como dice con buen criterio Ball, si eso hubiera ocurrido (que la supuesta hambruna hubiera ocasionado millones de muertes debido a errores políticos del gobierno chino) “los campesinos se hubieran dado cuenta de lo que estaba sucediendo. Sin embargo, la evidencia es que no culparon a Mao por la mayoría de los problemas que ocurrieron durante el Gran Salto Adelante”

El profesor Han Dongping viajó a Shandong y Henan, donde aparecieron las peores condiciones de hambruna en los años 1959-1961, y descubrió que la mayoría de los agricultores a los que encuestó estaban a favor de la primera interpretación de los eventos (atribuir a causas climáticas las adversidades que padecieron). Es decir, no creían que Mao fuera el principal culpable de los problemas que sufrieron durante el Gran Salto Adelante.

Esto no quiere decir que no ocurrieran errores trágicos. Los matices, a este respecto, son muy importantes y los describe Ball: “Dongping escribió sobre la forma de introducir la alimentación comunitaria en las comunas rurales. Para empezar, esta era una política muy popular entre los campesinos. De hecho, en 1958 muchos agricultores informan que nunca antes habían comido tan bien en sus vidas. El problema era que esta nueva abundancia aparente conducía al descuido en la cosecha y el consumo de alimentos. La gente parecía haber comenzado a suponer que el gobierno podía garantizar el suministro de alimentos y que ellos mismos no tenían la responsabilidad de la seguridad alimentaria”

Dado que China era un país muy pobre a finales de la década de 1950, este fue un error que seguramente condujo a serios problemas y el liderazgo comunista debería haber tomado medidas más rápidas para rectificarlo. Tres años de terribles desastres naturales empeoraron las cosas. La solidaridad entre los miembros de la comuna en las regiones más afectadas se desmoronó cuando los campesinos intentaron apoderarse de los cultivos antes de cosecharlos. Esta práctica empeoró lo que ya era de por sí una mala situación.

Sin embargo, debe enfatizarse que los propios agricultores no le dijeron a Han Dongping que los errores en la organización comunitaria fueron la principal causa de la hambruna que sufrieron. El mismo Han Dongping critica duramente a Mao por las consecuencias de sus políticas «apresuradas» durante el Gran Salto Adelante. Sin embargo, también escribe: “He entrevistado a numerosos trabajadores y agricultores en Shandong, Henan, y nunca conocí a un agricultor o trabajador que dijera que Mao era malo. También hablé con un erudito de Anhui [donde se dice que la hambruna fue más grave] que creció en las zonas rurales y había estado investigando en esa población y nunca conoció a un agricultor que dijera que Mao era malo, ni tampoco que Deng [Xiaoping] fuera bueno».

Ball, no obstante, hace una serie de puntualizaciones que aclaran el supuesto “partidismo” de Han por Mao: “Se puede argumentar que la simpatía de Han Dongping, al menos parcial, hacia Mao podría haber influido en su interpretación de lo que escuchó de los campesinos. Sin embargo, también debe señalarse que dos de sus abuelos murieron de enfermedades relacionadas con el hambre durante el Gran Salto Adelante y Han Dongping a menudo parece más crítico de las políticas de Mao en este período que los campesinos que está entrevistando”.

DEMÓGRAFOS ESTADOUNIDENSES CONTRA EL GRAN SALTO ADELANTE. EL CABALLO DE TROYA DE LA HISTORIOGRAFÍA OCCIDENTAL PARA FALSEAR LOS «MILLONES DE MUERTOS» DE MAO

 

La relativa simpatía de los campesinos por Mao al recordar el Gran Salto Adelante debería cuestionar la evidencia demográfica que indica que decenas de millones de ellos murieron de hambre en aquel momento. Los académicos occidentales parecen unidos en la validez de esta ”prueba de oro” insistiendo en que toda la «evidencia disponible» indica que ocurrió una hambruna de grandes proporciones en este período.

De hecho, ciertamente, hay evidencia de varias fuentes de que ocurrió una hambruna en el período del Gran Salto Adelante, “pero la pregunta clave, señala Ball, es si fue una hambruna que mató a 30 millones de personas” (o más). Realmente esto no habría tenido precedentes. “Aunque estamos acostumbrados a leer titulares de periódicos como «decenas de millones se enfrentan al hambre en la hambruna africana», es inaudito que decenas de millones de personas mueran realmente en una hambruna”, dice Ball.

“Es bastante engañoso, sugiere Ball, decir que todas las «pruebas disponibles» demuestran la validez de la tesis de muertes masivas. La auténtica verdad es que todas las estimaciones de decenas de millones de muertes del Gran Salto Adelante se basan en cifras de tasas de mortalidad de finales de los años cincuenta y principios de los sesenta. Solo hay una corroboración muy incierta para estas cifras respecto de otras estadísticas para el período”.

Y es que hay dos problemas muy serios a la hora de abordar la demografía china. El primero de ellos es que las cifras de tasa de mortalidad para el período 1940-1982, como la mayoría de la información demográfica china, fueron consideradas secreto de Estado por el gobierno de China hasta principios de los años ochenta. En segundo lugar, ”la incertidumbre sobre cómo se reunieron estos datos demográficos socava gravemente su condición de evidencia concreta por los autores de los millones de muertos”, según Ball. Fue solo en 1982 que se publicaron las cifras de tasa de mortalidad de los años 50 y 60. Ball nos muestra la estadística (ver Tabla 1).

Supuestamente, los datos demográficos oficiales chinos mostraron que la tasa de mortalidad aumentó de 10,8 por mil en 1957 a 25,4 por mil en 1960, cayendo a 14,2 por mil en 1961 y 10 por mil en 1962. Estas cifras aparentes parecen mostrar aproximadamente 15 millones de muertes debido a la hambruna de 1958 -1961.

Así que sólo quedaba el trabajo de los demógrafos occidentales, no sólo para corroborar esas cifras sino incluso para aumentarlas en proporciones todavía más extraordinarias, en una suerte de calculada inquina anticomunista contra China. Los demógrafos estadounidenses Ansley Coale, John Aird y Judith Banister son las tres personas que primero popularizaron en Occidente la hipótesis del «número de millones muertos» por el Gran Salto Adelante.

  • Ansley Coale fue una figura muy influyente en la demografía estadounidense. Estuvo empleado en la Oficina de Investigación de Población, que fue financiada por la Fundación Rockefeller en la década de 1980 cuando publicaba su trabajo en China.
  • John Aird era especialista en investigación sobre China en la Oficina del Censo de los Estados Unidos. En 1990, escribió un libro publicado por el American Enterprise Institute, que es un organismo que promueve políticas neoliberales. Este libro se llamó La matanza de los inocentes y fue una crítica a la política de control de natalidad de un solo hijo de China.
  • Judith Banister era otra trabajadora de la Oficina del Censo de los Estados Unidos. Se le dio tiempo libre en su empleo para escribir un libro que incluía una discusión sobre las muertes del Gran Salto Adelante.

Precisamente, Banister llevó su particular “gran salto adelante” a la hora de cuantificar y aumentar al alza el número de muertos por el comunismo de Mao: llegó hasta 30 millones de muertes en el Gran Salto Adelante, que era casi el doble de la cifra indicada por las estadísticas oficiales chinas. Ella cree que las estadísticas oficiales subestiman la mortalidad total debido a la falta de notificación de muertes por parte de la población china durante el período en cuestión.

A pesar de ser un texto denso y que puede resultar farragoso, para no dejar espacio a la superficialidad de los datos es necesario saber qué clase de argumentos utilizaron los demógrafos estadounidenses, en particular, Banister, para sacarse de la manga los «30 millones de muertos” del Gran Salto Adelante. Ball lo explica a continuación:

Banister calcula el número total de muertes no reportadas en este período (Gran Salto Adelante) calculando primero el número total de nacimientos entre los dos censos de 1953 y 1964. Lo hace utilizando datos derivados del censo y datos de una encuesta de fertilidad retrospectiva realizada en 1982. (Se pidió a los participantes en la encuesta que describieran la cantidad de bebés que habían dado a luz entre 1940 y 1981).

Una vez que se conoce la población de 1953 y 1964, y se conoce el número total de nacimientos entre estos dos años, es posible calcular el número de muertes que habrían ocurrido durante este período. Ella usa esta información para calcular un número total de muertes durante el período de once años, que es mucho más alto que lo que muestran las tasas oficiales de mortalidad.

Para estimar cuántas de estas muertes ocurrieron en el Gran Salto Adelante, Banister regresa a las estadísticas oficiales de la tasa de mortalidad china. Ella supone que estas cifras indican la tendencia real de muertes en China en este período, a pesar de que fueron demasiado bajas en términos absolutos. Por ejemplo, ella supone que la tasa oficial de mortalidad de 25 por mil en 1960 sí indica que se produjo un gran aumento en la tasa de mortalidad en 1960.

Sin embargo, Banister combina esto con sus estimaciones de subdeclaración de muertes en el período 1953-1964 para llegar a una cifra de 45 muertes por mil en 1960. En años en los que no se alega hambruna, el número de muertes también aumenta con este método.

En 1957, por ejemplo, aumenta la tasa de mortalidad de la cifra oficial de 10,8 por mil a 18 por mil. Banister luego compara las tasas de mortalidad revisadas en años buenos con las tasas de mortalidad revisadas en presuntos años de hambruna. Banister, de este modo, puede llegar a su cifra estimado de 30 millones de muertes en exceso durante el Gran Salto Adelante.

En definitiva, lo que hace Banister es un ejercicio de inventiva encadenando suposiciones de aquí y de allá y amalgamándolas todas para llegar a un resultado que parezca creíble y, sobre todo, que sus datos “demuestren” que las estadísticas chinas no dicen del todo la verdad (que tampoco la decían -las de Deng-). Lo mismo sucede cuando se citan una variedad de figuras chinas para respaldar la tesis de que ocurrió una hambruna masiva. También se citan estadísticas que pretenden mostrar que Mao tuvo la culpa de esas muertes.

El problema de estos autores es que sus fuentes están en origen en una década, la de 1980, donde, como ya se ha citado antes, se desataron fuertes críticas hacia el Gran Salto Adelante y las Comunas del Pueblo por parte del régimen de Deng, quien trató de controlar dictatorialmente el flujo de información a su pueblo.

Ball denuncia las inconsistencias de los demógrafos americanos del siguiente modo: “el lector buscará en vano en el trabajo de Aird, Coale y Banister acerca de alguna indicación de por qué pueden afirmar con tanta seguridad cifras de decenas de millones de muertes en el Gran Salto Adelante basándose en datos oficiales de la tasa de mortalidad. Estos autores no saben cómo se recopilaron estas cifras y, especialmente en el caso de Banister, parecen tener poca fe en ellas.”

Es más, dice Ball que “algunos demógrafos han tratado de calcular las tasas de mortalidad infantil en China para proporcionar evidencia de la hipótesis del «número de muertes masivas». Sin embargo, la evidencia que presentan tiende a enturbiar la imagen en lugar de proporcionar corroboración de la evidencia de las tasas de mortalidad”

Un cálculo de las muertes infantiles en China durante el Gran Salto Adelante apareció en un artículo de 1984 llamado Famine in China («Hambruna en China»), de B. Ashton, K. Hill, A. Piazza y R. Zeitzque (en la revista Population and Development Review, volumen 10, nº 4) donde se aceptó la afirmación de Aird, Coale y Banister de que había producido un nivel masivo de muertes, en general, durante el Gran Salto Adelante. Pero en su caso los autores del artículo decidieron separar las muertes de niños y adultos en ese período. Fue otro intento baldío de hacer encaje de bolillos para que las cifras salieran como ellos pretendían, señalando un pico en la mortalidad infantil china en los años 1958-1959. A pesar de la densidad de los datos y contradatos, es necesario detenerse en lo que sigue a continuación.

Como afirma Ball es difícil entender por qué habría habido una tasa de mortalidad infantil tan grande en 1958-59. Todos están de acuerdo en que 1958 fue un año de cosecha excelente, incluso si las cifras de producción de cereales fueron exageradas. Han Dongping, profesor asistente de ciencias políticas en el Warren Wilson College, preguntó a los campesinos de Shandong y Henan dónde se sentían los peores efectos de los problemas en el período 1959-1961. Afirmaron que nunca habían comido tan bien como lo hicieron después de la excelente cosecha de 1958”

Las cifras oficiales de tasas de mortalidad muestran un ligero aumento de 10,8 por mil en 1957 a 12 por mil en 1958. Pero se pregunta Ball: ”¿Por qué las muertes infantiles fueron mucho peores en el año 1958-59 según las cifras presentadas por los demógrafos? ¿Por qué mejoró la situación en el año de la supuesta hambruna negra?” Según los autores de «Hambruna en China», se debe a que se introdujo un sistema de racionamiento que ayudó a todas las personas en edad laboral y menores, pero “se dejó morir a los viejos”.

“Sin embargo, explica Ball, en 1961-62, cuando los autores alegan que la hambruna todavía estaba ocurriendo, la tasa de mortalidad para menores de 10 años se dispara hasta 4.424.000 y la tasa de mortalidad para mayores de 10 años se reduce a cero. Se alega que el racionamiento se relajó durante este período “permitiendo” que los jóvenes murieran.

No se explica por qué tampoco murieron personas mayores durante este período. ¿Los autores afirman que en las hambrunas, las familias chinas dejarían morir a sus hijos pero no las personas mayores? Los autores no proporcionan evidencia de esta implicación contraintuitiva de su análisis”.

“Por tanto, prosigue Ball, las cifras que citan los autores de “Hambruna en China” no son consistentes con las muertes masivas causadas por un déficit en las raciones para todas las personas mayores de cierta edad. Los autores afirman que las tasas de crecimiento específicas por edad disminuyen para los hombres mayores de 45 años y para las mujeres mayores de 65 años entre los dos censos. ¿Qué tipo de sistema de racionamiento habría llevado a tal disparidad? ¿Una que proporcionara sustento a mujeres de 45 a 65 años pero no a hombres de la misma edad?”

“Además, incluso después de los 65 años, las cifras de mujeres no son consistentes. El número de personas entre 75 y 79 años creció un 0,51% en las cifras presentadas. Esta cifra se compara bien con las tasas de crecimiento de los grupos de edad menores de 65 años. Por ejemplo, los datos relativos a la franja de edad de 20-24 años crecieron un 0,57% y los relativos a la de 45-49 años un 0,55%. Las cifras para las mujeres no muestran un patrón consistente con un sistema de racionamiento que discriminaba a los viejos. Las estadísticas de fuentes defectuosas son una explicación mucho más plausible de las cifras confusas que presentan los autores, que sus propias hipótesis difíciles de tolerar sobre el racionamiento.”

“Por otra parte, los autores de «Hambruna en China» solo presentan una estimación de la supervivencia de los bebés nacidos durante el Gran Salto Adelante. El artículo de Ansley Coale, publicado en el mismo año 50, muestra una disminución de la supervivencia razonablemente significativa pero mucho menor en los años 1958-59, con el censo de 1982, que la mostrada en «Hambruna en China». Esto indicaría muchas menos muertes infantiles «excesivas». en los años en cuestión. Además, las cifras de Coale no muestran un descenso en la supervivencia de los bebés nacidos en 1961-62 en el censo de 1982, en contraste con las cifras presentadas en «Hambruna en China».

Ball, después de analizar las cifras de los demógrafos estadounidenses y las reseñadas en el artículo “Hambruna en China” lo tiene claro: “Las dudas sobre la evidencia de supervivencia combinada con las dudas sobre la evidencia de la tasa de mortalidad socavan en gran medida las creencias establecidas sobre lo que sucedió en el Gran Salto Adelante. En general, una revisión de la literatura deja la impresión de que una hipótesis no muy bien fundamentada de un número de muertes masivas se ha transformado en una certeza absoluta sin ninguna justificación real”

La información proporcionada no demuestra de ninguna manera que la «peor hambruna en la historia mundial» haya ocurrido bajo Mao. Es más, Ball, hace una comparativa con otras hambrunas ocurridas en el siglo XX (Holanda 1944-1945; Bangladesh de 1974-1975, donde ambas condujeron a una disminución del 50% en la tasa de natalidad que, curiosamente, son similares a las cifras publicadas en la era Deng Xiaoping para la disminución de la fertilidad en el Gran Salto Adelante. Aunque tanto las hambrunas de Bangladesh como las de los holandeses fueron profundamente graves, no dieron lugar al tipo de cifras de mortalidad salvaje que se publicitó por la historiografía occidental en torno al Gran Salto Adelante, como se señaló anteriormente. En Bangladesh murieron decenas de miles de personas, no decenas de millones

Para no hacer más extensivo el embrollo de los censos chinos, poco confiables en líneas generales, Ball es claro al respecto cuando afirma un hecho incontrovertible: “cualquier análisis histórico políticamente controvertido nunca debe derivarse de la «investigación académica» o «estadística oficial». La política siempre afecta la presentación de estadísticas y la historia de cualquier período tiende a ser escrita por los ganadores. En relación con China, los admiradores de las políticas socialistas de Mao claramente no fueron los ganadores”

En conclusión, según Ball, el enfoque de los escritores modernos al referirse al Gran Salto Adelantees absurdamente unilateral. Son incapaces de comprender la relación entre sus fracasos y éxitos. Solo pueden entender que ocurrieron serios problemas durante los años 1959-1961. No pueden ver que el trabajo realizado en estos años también sentó las bases para el continuo éxito general del socialismo chino en la mejora de la vida de su gente.

No consideran seriamente la evidencia que indica que la mayoría de las muertes ocurridas en el Gran Salto Adelante se debieron a desastres naturales, no a errores de política. Además, continúa Ball, las muertes que ocurrieron en el Gran Salto Adelante deben compararse con el éxito del pueblo chino en la prevención de muchas otras muertes durante todo el período maoísta. Las mejoras en la esperanza de vida salvaron la vida de muchos millones de personas”

Ball finaliza su ensayo de forma tajante y clara, respecto al período del Gran Salto Adelante: “Mao Ze Dong fue muy respetado por la forma en que sus políticas socialistas mejoraron el bienestar del pueblo chino, reduciendo el nivel de pobreza y hambre en China y brindando atención médica y educación gratuitas”.  Y es que ese, y no otro, fue el legado real de Mao, sin dejar de lado las críticas fundamentadas al maoismo y sus errores históricos. Lo demás es una suma de torticera propaganda capitalista y datos astutamente manipulados al servicio de la guerra ideológica contra el comunismo. 

FUENTE: https://monthlyreview.org/commentary/did-mao-really-kill-millions-in-the-great-leap-forward/

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