Días de evangelización forzosa

HOY COMO AYER BAJO PALIO, CON DIOS Y CON LOS FASCISTAS

En 2017, en pleno siglo XXI, el esperpento integrista procesional en el Estado español supera con creces aquel nacionalcatolicismo franquista de Congresos Eucarísticos, procesiones y romerías que se realizaban, tal como hoy, con la asistencia de militares, jefes provinciales del Movimiento (hoy transmutados en cargos públicos del PPSOE), obispos, beatas (hoy más bien postizas) y un sinfín de devotos penitontos (que diría JM Alvarez) de saldo o forzados por la «tradición». Respecto de la llamada «semana santa», oficializada por Franco en las calles para servir a la religión de Estado, no sólo nada ha cambiado desde la dictadura fascicatólica sino que el «revival» fundamentalista «cofrade» ha resurgido con fuerza en los últimos años duplicándose o triplicándose el número de «cofradías» y la subsecuente (y aberrante) idolatría muñequeril.

Recuerdo que durante el franquismo había como máximo ocho o nueve procesiones en mi ciudad. La austeridad de las mismas casi era hasta «aplaudible» (irónicamente, claro). Ahora hay no menos de veinte, donde curiosamente la mujer (joven) se ha unido en tropel a la conquista de la «igualdá» en aras de una devoción de alpargata. Cierto es que abunda, y mucho, el exhibicionismo de salir «a dejarse ver» con los atuendos católicos. Pero, aún así, hay que ser un abochornante crédulo hasta la irracionalidad para salir con harapos kukluxkanescos y crucifijos a la calle tal como mandaba y ordenaba el Caudillo. En flin, como dijo el gran Gonzalo Puente Ojea, «España sigue siendo un país de aldeanos ignorantes y fanáticos consumidores de mitos y leyendas ancestrales».

España, dicen, es un Estado aconfesional donde, leo en la Constitución militar del Rey de Franco, en su art.16, que «ninguna religión tendrá carácter estatal». Ello supone que debería haber una estricta separación entre iglesia y Estado, algo que no se cumple, infortunadamente, en infinidad de representaciones simbólicas religiosas en el ámbito del Estado y ya no digamos en el caso de las procesiones, donde se incentiva y fomenta el rito católico con dinero público y presencia anticonstitucional de innumerables autoridades públicas (con sus militares, policías y guardias civiles escoltando a los muñegotes procesionales)…que acuden a ellas no precisamente a título personal, sino en representación del Estado. Y aunque resulte un relativo off topic (breve) señalar también, a cuenta de la vulneración del Estado de ese artículo 16 CE, la grotesca imposición en algunos Centros hospitalarios públicos de un capellán que recorre las habitaciones de las plantas repartiendo admoniciones (o maldiciones) a pacientes ateos, increyentes y, supongo adeptos a los suyos.

El desmesurado botellón de la Iglesia católica en las calles se traduce, como es sabido, en la obstaculización del libre tránsito de personas y vehículos (incluidos los servicios de emergencias sanitarias) por lo que algunos demandaban hace años un procesionódromo o quizás, en función de la ideología católica, que se fueran con sus cachivaches mistéricos al Valle de los caídos…Por ideas brillantes que no quede. Lo cierto es que se habla mucho de «sentimientos religiosos» estos días para seguir apelando al mamarracho católico en las calles, quien desfila durante toda una eterna semana y media de asfixiante (y denunciable) contaminación acústica. «Sentimientos» que han sido traspasados convenientemente desde el nacionalcatolicismo que imperó en este país durante cuarenta años a la actual democracia orgánica de la CIA.

Y qué decir de la cobertura exorbitada que le otorgan algunos medios a la farándula católica. Es lo más parecido al NO-DO franquista o a un curso avanzado de Formación del Espíritu Nacional, aquella asignatura que era obligatoria para devocionar al franquismo. Los increyentes, ateos o escépticos son disidentes en esos medios pro-católicos, son perseguibles, censurados y silenciados en estas fechas, por lo que muchos optan por callarse y otros por huír. Son herejes que no pueden alzar la voz para no perturbar el sainete integrista procesional. Ahora bien, si alguien parodia al Papa o a un Cristo crucificado en la «santísima semana» (o fuera de ella) aparecen prestas las hogueras del fanatismo religioso.

La religión es y debe (o debería) ser un asunto privado y manifestaciones públicas masivas como la llamada Semana santa deberían ser erradicadas. Lo de salir «escopetado» nada más atisbar un capirote está bien…pero a la «yihad» católica no se le puede otorgar tanta impunidad.

Un Comentario

  1. vuelosinfin

    … ante el fenómeno religioso, en la Rusia de Putin, en la masónica Usa, en China, etc. no creo que haya tanta incomprensión y odio… Por otra parte, hoy, el «racionalismo», el «cienticismo», el «ateismo»,
    la democracia, el «liberalismo», el «feminismo», etc.. son formas de fundamentalismo y sectarismo totalmente cuestionables …
    Ya la nefasta e incompetente gobernancia de Azaña, (el «berrugas» ó el «invertido»… y esto es otro ejemplo de odio semejante al de los anticlericales de hoy tipo Palau, Pablemos, etc) intentó suprimir la Semana Santa de Sevilla…
    Si usted lo piensa bien… se daria cuenta de que la incompetencia de la Segunda republique espagnole es la causa de que se produjera la guerra civil—
    Y esto es un ejemplo de lo que ocurre hoy:
    http://www.alertadigital.com/2017/04/15/por-que-no-se-habla-de-atentado-un-magrebi-arrolla-con-su-coche-a-un-grupo-de-personas-en-palma-y-causa-5-heridos-uno-en-estado-critico/

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    • berlinconfidencial

      La incompetencia de la «Republique espagnole» ¿es la que determinaron los libros de historia del Caudillo y sus herederos ideológicos? El cientifismo y sus variables pseudoescépticas, así como el feminismo…son cuestionables porque son dogmas intolerantes y sectarios, pero sobre todo porque sirven a unos intereses muy concretos…al igual que la religión de Cristo, el nacionalcatolicismo del régimen anterior, que ha seguido intacto hasta hoy día…salvo lo que suprimieron como «evidente».

      Podemos no es anticlerical…es oportunismo muchas veces y otras cuestiona levemente lo que debería ser inexcusable en un Estado aconfesional: la separación entre Iglesia y Estado, precepto vulnerado a diario desde la muerte del dictador por los dos grandes partidos de la corrupción

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  2. El Revolucionario Escarlata

    Días de (re)adoctrinamiento nacionalcatólico en la España bruta y oscurantista que no levanta cabeza, «gracias» a la incesante labor destructora de la inteligencia colectiva realizada por las diferentes ramas del podrido árbol de la oligarquía «patria».

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    • berlinconfidencial

      Lo inenarrable es que según he leído por ahí «La ministra de defensa ha ordenado que las banderas ondeen a media asta en todos los cuarteles por la muerte de un tal Cristo». Simplemente es volver con todos los «honores» a la dictadura nacionalcatólica de Franco. Que un gobierno de un país formalmente «aconfesional» haga tal ostentación de teocrático primitivismo religioso, vulnerando totalmente la Constitución española, es simplemente denigrante además de condenable vía tribunales..

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      • El Revolucionario Escarlata

        El Tribunal Constitucional avala la decisión por causa de tradición muy antigua y arraigada, argumento de endeble peso jurídico y menos aún técnico. Pero lo cierto es que un Real Decreto vigente en la materia no contempla que las banderas rojigualdas ondeen a media asta por motivos religiosos. En la práctica, la máxima autoridad en cada acuartelamiento cumple o incumple lo decidido al respecto por el Ministerio de Defensa para fechas semanasanteras.

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