El mundo rehén de la locura militar estadounidense
El mundo rehén de la locura militar estadounidense
Finian Cunningham | Domingo, 16 de abril de 2017, 23:46 Beijing
Independientemente de si una guerra nuclear estalla dentro de los próximos días, o no, hay un hecho que es execrable y es que el mundo entero está siendo mantenido como rehén por la locura militar estadounidense. Parece que sólo es cuestión de tiempo que Estados Unidos desencadene finalmente una guerra contra una determinada serie de países extranjeros a los que considera como «enemigos», ya se trate de Corea del Norte, Siria, Irán, Rusia, China o cualquier otro Estado al que Washington considere una «amenaza», en su visión paranoica-hegemónica del mundo. El denominador común, en todos estos casos, es siempre la agresión militar norteamericana. Lo que hace que el poder militar estadounidense sea tan peligroso para el mundo es que las personas que dirigen ese país son, para ser claros y precisos, tan estúpidas que están henchidas en sus propios delirios, injusticias e ignorancia.
El canal de noticias estadounidense NBC informaba días atrás que el gobierno de Trump está listo para lanzar ataques militares preventivos contra la República Popular Democrática de Corea. Mientras tanto, Corea del Norte ha dicho que está preparada para anticipar cualquier ataque estadounidense con un ataque nuclear contra Estados Unidos o sus aliados en respuesta a lo que Pyongyang afirma que es una agresión provocativa.
Este fin de semana [por la anterior] representa una gran fecha para Corea del Norte, como es el 105ª aniversario de nacimiento de su fundador, Kim Il Sung. Su nieto Kim Jong Un, el actual líder, podría verse tentado a realizar una sexta prueba de armas nucleares subterráneas para «celebrar» la ocasión, en violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Sin embargo, deberíamos tener en cuenta que tal acción de Corea del Norte sería sólo una «prueba», no un acto de guerra.
Pero lo que es innegable es que la acumulación de fuerzas nucleares en la Península Coreana por parte de Washington, una «armada» -como lo llama el presidente Donald Trump-, debe necesariamente «verse» como una respuesta a la agresión de los dirigentes norcoreanos, por lo que «no admite discusión» que Estados Unidos no es el que está llevando a cabo un acto de guerra navegando con sus fuerzas militares hacia Corea del Norte.
El lanzamiento por la Administración Trump de 59 misiles de crucero sobre Siria la semana pasada, en lo que constituyó una flagrante violación del derecho internacional, fue sin duda una señal calculada de que Washington está dispuesto a usar una fuerza militar masiva siempre y donde quiera, independientemente de la legalidad internacional.
Todo ello después de que en los últimos días, EEUU lanzase la mayor bomba no nuclear -el MOAB o la llamada Madre de todas las Bombas- en Afganistán, en otro paso calculado para borrar cualquier restricción legal internacional a Washington. Una señal de aviso para Corea del Norte y otros países contra los que EEUU actuaría de manera unilateral y preventiva. Todas las grandes potencias de la región del Pacífico, incluidas Rusia y China, están pidiendo una solución negociada a las tensiones abiertas en el polvorín de la península coreana. Pero la única potencia que se niega a abrir el diálogo es Washington.
El secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, dijo esta semana en Moscú que no habrá conversaciones para resolver la crisis coreana en un futuro cercano. ¿Por qué no? ¿Quiénes son los Estados Unidos para dictar eso? Trump ha dicho que resolverá el «problema de Corea del Norte» solo y con la fuerza militar. Tal mentalidad plantea la siguiente pregunta: ¿quién es el estado canalla aquí? Pero lo que verdaderamente causa perplejidad es que la fuerza militar estadounidense y su arsenal de 4.700 armas nucleares activables (Rusia tiene 4.500, según la Asociación de Control de Armas) sea la representación fiel de la locura de los gobernantes estadounidenses.
El informe de la NBC, citado anteriormente, dice que la Casa Blanca está lista para ordenar ataques sobre Pyongyang «si los funcionarios se convencen de que Corea del Norte está a punto de hacer efectiva una prueba con armas nucleares». Sin embargo, la frase verdaderamente inquietante aquí es «si los funcionarios estadounidenses se convencen». Dado el desprecio de Trump por el derecho internacional y el recorrido abyecto de la inteligencia estadounidense, un ataque preventivo estadounidense contra Corea del Norte sería, por lo tanto, altamente probable.
La reciente agresión de Trump en Siria es testimonio de la naturaleza altamente inestable e imprudente de los políticos y jefes militares de Washington. Los informes de los medios demuestran que Trump decidió atacar a Siria con misiles Tomahawk basado en su observación, en la Fox News, de imágenes del supuesto ataque con armas químicas en Siria el 4 de abril. Además, según informes, el presidente de Estados Unidos tomó la decisión de lanzar esos ataques al percibir la reacción emocional de su hija Ivanka al ver cómo niños morían en el supuesto incidente químico.
Pero hay buenas razones para creer que el incidente con armas químicas en Siria fue una falsa bandera perpetrada por jihadistas terroristas respaldados por Occidente. Sin embargo, basado en las acusaciones más superficiales de que el gobierno sirio llevó a cabo el ataque con armas químicas, el gobierno de Trump decidió el asalto asesino unilateral a ese país.
El ego volátil de Trump se ha ido añadiendo a la mezcla explosiva. Durante semanas Trump había afirmado que «había que ser cuidadoso en el asunto de Corea del Norte». Pero el ensamblaje de las fuerzas de ataque nucleares estadounidenses en la península de Corea, en conjunción con una inteligencia estadounidense fallida y un comandante en jefe fatuo y egoísta, rodeado de asesores beligerantes, están impulsando la lógica de la guerra.
Por otro lado, el liderazgo norcoreano ha tomado nota de la última agresión de Trump en Siria. Está advertido de que se podría ejecutar una acción preventiva contra su país. Seúl, la capital de Corea del Sur, aliado de EEUU, está perfectamente dentro del rango de acción de fuego de Corea del Norte. Con una población de más de 20 millones de personas, un ataque de Pyonyang a Seúl sería catastrófico. Una vez que los misiles comenzasen a volar el mundo probablemente estaría sumergido en una guerra global, arrastrando a China y Rusia en una confrontación nuclear con los EE.UU.
Este horrible pronóstico no es inevitable. El diálogo y un arreglo político negociado para la crisis coreana es totalmente posible. Las dos Coreas, Japón, China, Rusia y Estados Unidos podrían resolver el problema recurrente si todas las partes se comprometieran a una solución pacífica de las tensiones militares que han acontecido durante décadas. Pero la carga de la responsabilidad recae en los Estados Unidos de comprometerse decisivamente con tales conversaciones. Se niega a hacerlo, insistiendo, una vez más, en una confrontación militar.
Lo que hace que la resolución del problema sea tan frágil es la estupidez arrogante y cabezonería de Washington. Trump es sólo la última manifestación de la arrogancia de Washington, con una imprudencia que va incluso más allá de las administraciones anteriores. La disposición de Trump a utilizar la agresión militar unilateral -como se vio en Siria la semana pasada- y en su indignante despliegue de armas de destrucción masiva en Afganistán son hechos, sin duda, alarmantes.
Pero más que esto, lo que es aún más alarmante es la naturaleza delirante de la «inteligencia» estadounidense y el propio «liderazgo» político norteamericano. Si Estados Unidos puede lanzar misiles de crucero sobre Siria basándose en afirmaciones altamente cuestionables sobre supuestas armas químicas, entonces estamos ante un presidente que es tan crédulo y sugestionable que aboca al mundo a un precipicio abismal.
Mucho más peligroso que las armas nucleares estadounidenses es la incorregible falta de escrúpulos de los gobernantes estadounidenses. Estos son el mismo tipo de personas cuya auto-justificación y el desprecio criminal por la humanidad los llevó a lanzar armas atómicas en Japón hace 72 años. Un monstruoso acto de genocidio que todavía hoy justifican como «hicimos lo correcto».
Es una abominación que el mundo sea rehén de la locura militar estadounidense. Lo ha estado durante más de siete décadas desde la Segunda Guerra Mundial. La pregunta es: ¿puede esta locura americana ser desactivada con seguridad y llevada a un final pacífico?
TRADUCCIÓN FINIAN CUNNINGHAM: BERLINCONFIDENCIAL
De sobra he tenido claro siempre que ningún Emperador de Estados Unidos es excepcional, pero reconozco que el Complejo Militar-Industrial Yanqui me confirmó que Trump sí que es el principal rehén de ese Imperio que dicta normas de obligado cumplimiento a cualquier inquilino de la Casa Blanca.
Saludos.
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Es la «lógica» imperialista desde hace más de 100 años…Como dice el viejo adagio chino, aplicándolo a los dirigentes imperialistas usanos, «da igual que el gato sea negro o blanco, lo que importa es que cace ratones»
Saludos
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