Abby Martin, goodbye blue sky

 

Sin título963

 

Me ha sorprendido, relativa (por lo que comentaré más adelante) y desagradablemente, que Abby Martin, presentadora y editora del programa de la cadena rusa RT (Russia Today), Breaking The Set (en adelante BTS),  emitido en inglés desde EEUU, lo haya abandonado de forma casi diría que precipitada. Con ella, también, finaliza el que fue un proyecto con una más que aceptable visión crítica y alternativa de la realidad política estadounidense y mundial. Como ya señalé en otra entrada, a propósito, de los medios “alternativos” disidentes en USA, si bien no era oro todo lo que relucía en el BTS de la glamurosa y guapa Martin (aunque esto resulte superficial, con su bien diseñado vestuario y pose «sexy» en el taburete), BTS fue un producto muy digno.

Desconozco las razones de fondo de Abby Martin, pero (y esto es sólo una presunción mía) tal vez la conductora de BTS había decidido dar un giro copernicano al pretender hacer algo más “independiente” su Breaking, políticamente, de Moscú. Como bien es sabido RT es una cadena televisiva dependiente del gobierno ruso y una línea editorial crítica con la política del Kremlin se antoja un tanto “complicada”. Las razones dadas por Martin en su despedida son el formalismo que se presupone cuando dices adiós a un proyecto en el que has participado y te has implicado con convicción, denunciando tanto las políticas imperiales de USA-Israel, el racismo y brutalidad policial usaca, loa atropellos de las multinacionales o ese Occupy Wall Street que resultó ser una calcamonía barata del 15-m español (es decir, todavía más trilero e impostado). Despedida con lágrimas, hay que decirlo, hecha desde la sinceridad.

El hecho de que la joven Abby Martin haya dejado RT puede deberse tanto a lo anteriormente reseñado, es decir, que Martin pudiera haber demandado mayor “imparcialidad” en la línea informativa a seguir con Rusia, como el hecho de haber podido estar sometida a presiones en su propio país, donde se le ha señalado poco menos que como una “agente informativa del presidente ruso Vladimir Putin”. Y es, en este último sentido, por donde van mis sospechas. Pero ambas circunstancias podrían estar perfectamente enlazadas y solapadas. Que una norteamericana trabaje en una cadena enemiga, en propio territorio USA, criticando a su propio país, te hace ver como una diana fácilmente perseguible por los halcones ultraconservadores (mediáticos y políticos) de Gringolandia.

De ahí que a la hora de tocar determinadas cuestiones que afectaban a Rusia (en concreto, el conflicto ucraniano) Abby Martin, en una actitud de supuesta “independencia” informativa (o miedo informativo), metiese la pata hasta el fondo del cazo y se permitiera hablar de lo que no sabía. Me refiero al hecho de que en su día (hace un año) criticó la mal llamada (y legítima) “anexión de Crimea” por Rusia y en otro alarde de “mieditis” (o desconocimiento) aseveró que el avión civil malayo derribado por cazas de la dictadura ucraniana (el vuelo MH17) “había sido una probable autoría de los rebeldes del Este”. Lo cierto es que ella misma reconoció su poco conocimiento de la materia pero prefirió lanzarse a la piscina…sin agua «La verdad es que no sé tanto como debería sobre la historia de Ucrania o la dinámica cultural de la región, pero lo que sí sé es que la intervención militar no es lo adecuado», dijo Abby Martin, que quiso ir de guay e independiente y quedó fatal. Los medios de manipulación del capital que cierran filas en torno a las agresiones imperiales en el mundo, lógicamente, saludaron alborozados estas declaraciones de Martin, olvidando que en los suyos se censura “democráticamente” y se ejercen represalias contra los que critican las políticas injerencistas de sus países en otras naciones. En España, sin ir más lejos, se destituyó, hace ya demasiados años, de su puesto al crítico musical de Radio Clásica (RNE) José Luis Téllez por hacer unas manifestaciones, en su programa, en contra de la OTAN. 

En el capítulo negativo (o muy negativo) de BTS, al margen del tema ucraniano de la Martin, hay que hablar de esa “fascinación” que Abby Martin sentía (y siente) por personajes como Peter Joseph, del que dice fue el que “impulsó mi activismo” (mal empezamos). Joseph es un gurú perroflauta hippie creador de una cosa neorreligiosa llamada Zeitgeist y una serie de aburridos documentales del mismo nombre, todos ellos saturados de ingeniería social idealista procedente de la delirante Nueva Era para aprovecharse de unos cuantos indocumentados sin criterio (un poco como aquí fue aquel Partido Humanista, de infausto recuerdo). La secta Zeitgeist y sus reportajes que, presuntamente, pretenden «abrir los ojos al mundo», son un batiburrillo ideológico donde conviven, de una u otra manera, reptilianos, annunakis y pajas mentales variadas aliñadas con conspiraciones reales o inventadas, más un lenguaje “antisistema” con tonalidades izquierdistas que resulta eficaz para pescar cuantos más adeptos a la causa, mejor.  

Los  que se hacen llamar escépticos (algunos  lo son de brocha gorda) se han dedicado a debunkear a este personaje (el Joseph), como si hubiera realmente algo que refutarle, mientras que los estrafalarios seguidores del divino de la muerte Ashtar Sheran, el de la Confederación de Tarados de la Luz, dicen que Zeitgeist es propaganda “iluminati”. No sé quién es más penoso. Aquí Abby Martin ha dejado mucho que desear (lo cual lamento) y RT también (bochornosos los programas de otro personaje  olvidable, Daniel Estulin). Max Keiser Report y Detrás de la Noticia (Eva Golinger) son de lo poco salvable ahora mismo en la cadena rusa. Por establecer una comparación, la otra cadena “alternativa” en castellano, la iraní HispanTV, proyecta mejores documentales y tiene tertulias muy dignas (Enfoque) aunque otras (Fort Apache, de Pablito Tuerka) son lamentables.

 

ABBY MARTIN

 

El incremento de la tensión de EEUU y la OTAN en contra de Rusia que se ha materializado en un golpe de Estado en Ucrania y en la subsecuente carnicería perpetrada por la Junta golpista ucraniana y el dictador chocolatero en el Este del país, en las sanciones impuestas por Washington y Bruselas a Moscú o en el asesinato de un opositor a Putin han podido servir de presión añadida para que la californiana haya tirado la toalla en BTS y, por extensión, en RT. No es normal una despedida de la noche a la mañana, sobre todo cuando Martin tenía una audiencia más que respetable.

En un país, EEUU, donde la práctica totalidad de medios corporativos está absolutamente en manos de los judíos sionistas y del complejo militar industrial, por tanto, orientando su información hacia las élites económicas, miitares y de inteligencia, la irrupción de BTS en RT (hace menos de tres años) fue un revulsivo (dentro del margen que da el sistema y de que rompía a medias el «set») para desamodorrar a muchos americanos. más allá de esos shows marrulleros con pretendidas ínfulas de “disidencia” pero que no dejan de ser ‘burguer meat’ mezclados con conspiraciones, unas ridículas y otras repletas de medias verdades, pero todas ellas metidas en una batidora donde vale todo con tal de llenar la saca de dólares y hacerse con una audiencia crédula y, en el fondo, desinformada. Sí, me refiero al Infowars de Alex Jones y asimilados (que, desgraciadamente, alguna que otra vez aparecieron en el BTS de Martin).

No sé, a ciencia cierta, si Abby Martin se ha ido por discrepancias con RT, por presiones externas del complejo político-mediático mafioso estadounidense o por pura voluntad propia sin interferencias ajenas. Me decantaría por la segunda pero, de todos modos, la decisión de Martin ha sido una mala noticia para la disidencia en el país del Tío Sam y una muy buena para los medios hegemónicos.

En cualquier caso, no quiero cerrar esta entrada dando la sensación de que el proyecto de Abby Martin no fue válido. Dejó buenos momentos…y algunos menos buenos…No fue perfecto BTS, pero si una bocanada de aire fresco en un país que anda sobrado de vertederos mediáticos. Como bien dijo Abby Martin en su última frase final de despedida: Never stop breaking the set (Nunca dejes de romper con lo ‘establecido’). Gracias por ello Abby.

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