El 25-s y el sabotaje policial del PP
Como un matemático mecanismo de relojería los incidentes acontecidos ayer en Madrid han supuesto la culminación bruta de un ensayo preprogramado y caligrafiado con anterioridad en las pocilgas policiales, el Ministerio del Interior y en la Delegación del gobierno madrileño. La pregunta, después de ver el caótico paisaje desolador ocasionado por la policía del PP, está en el aire ¿se puede llegar a mayores cotas de ensañamiento criminal por parte de un gobierno y sus verdugos-gorilas uniformados contra una ciudadanía que exigía, pacíficamente, el fin del régimen de dictadura financiera imperante y el sometimiento del poder político a los mercados? Una convocatoria realizada desde un contexto de no-violencia fue reventada, una vez más, por elementos policiales infiltrados quienes, calculada y artificialmente, crearon un escenario apocalíptico de violencia con consecuencias (como siempre) catastróficas para muchos de los allí presentes. Hay que advertir que en los días previos ya se estaba garantizando, de algún modo, la represión posterior con un provocador Estado de excepción encubierto, sacando el Gobierno a la calle a un auténtico ejército de policías.
No hace falta ser muy observador para ver como, en las imágenes suministradas por diferentes medios (video de arriba), un grupo de encapuchados, presumiblemente policías de paisano situados en la cabecera de la manifestación en Neptuno, con unas banderolas rojas y negras, provocan deliberadamente el comienzo de incidentes para, posteriormente, abrir el paso a los antidisturbios y ser, algunos de ellos, “detenidos” muy teatralmente. A la comedia policial se une un extraño personaje, una mujer, que aparece al principio de video gestualizando no se sabe qué…Sin aventurar nada, su actitud y filiación es cuanto menos sospechosa, ya que conversa con los más que presumibles “secretas” y una vez que se retira los gorilones enardecidos de Cifuentes entran en acción. Una puesta en escena que podría retrotraernos, no ya al franquismo sino a cuando campaban libremente los camisas pardas en la Alemania hitleriana. Esto es algo que ya se sabían de memoria muchas víctimas del maltrato policial, en ciudades como Barcelona donde, con ocasión del ya desfigurado movimiento del 15-m, fueron pillados “in fraganti” policías vestidos de paisano (los Mossos del cristofascista catalán Puig) provocando graves altercados para así criminalizar a los movimientos sociales, etiquetándolos como “violentos”. Guerra sucia de un Estado que dicen de derecho, pero que debiera ser más exacta y formalmente denominado como una dictadura del capital financiero, si no fuera porque este engendro de oligarquía de partidos le siguen llamando todavía “democracia”.
Un reventador con carnet policial, «pescado» por los suyos
Así pues, una vez orquestada la payasada sangrienta del PP y la policía, la violencia desatada por los guardianes de korps de la hitleriana Cifuentes fue incontenible y estremecedora, llena de odio, de venganza, totalmente irracional (¿cabe esperar acaso racionalidad en semejantes asnos-sujetos cuando uno de sus máximos representantes policiales, un individuo llamado Fornet, dijo que “nada de identificarse -para referirse a la policía-, y sí mucha leña”?) …Porque, vamos a ver, que fue sino el bochorno y la orgía represiva que muchos contemplamos atónitos ayer. Lógicamente, la respuesta por parte de algunos manifestantes fue defenderse como podían y de la forma más legítima posible, ya fuese levantando barricadas o lanzando objetos contundentes. De la violencia fascista de Estado se pasó a la (contenida, a pesar de todo) violencia legítima de los manifestantes.
Los escandalosos sucesos del 25-s deberían llevar a este país ante organismos internacionales y ser condenado de algún modo por ser un vulnerador, no ya del derecho a manifestarse pacíficamente, sino del elemental derecho a no ser maltratado y torturado repetidamente, como ya han demostrado activamente desde la ONU en el caso de las reiteradas denuncias de malos tratos y vejaciones policiales en el Estado español. Una dirigente política como Cristina Kirchner (al margen de que su país no sea, precisamente, un ejemplo de “exquisitez” policial) ha tenido que poner el grito en el cielo para denunciar los intolerables, fascistas, criminales e inauditos abusos policiales perpetrados ayer en Madrid.
Visto lo visto, el Congreso de los banqueros españoles no merecía ser rodeado sino asaltado, limpiado y desinfectado con matarratas. Ayer, ese Congreso de usureros, ladrones y representantes de una democracia invisible fue más Reichtag, en manos del Partido Nazi, que nunca. Y sus ejecutores en las calles madrileñas, las Einsatzgruppen hitlerianas.
Hola
He leído algo de lo que expone.
Estoy en las antípodas de prácticamente casi todo de lo que dice.
Pero creo tiene razón o gran parte de ella en lo de la actuación policial.
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Siempre se puede estar de acuerdo en alguna cosa…a veces desde posiciones antagónicas, aunque casi nunca sean políticas.
Saludos
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Por cierto, como extensión del terrorismo de Estado practicado estos dos días de atrás por los mercenarios funcionarios del PP en Madrid (ese batallón de represores son los que sobran y a los que había que dejar su nómina a cero) una imagen de otro sospechoso alborotador con aroma a placa de la policía nacional. Esta vez en Pamplona, durante la huelga general del 26-s que se convocó en territorio vasco y navarro, provocando graves y violentos altercados (observar que lanza nada menos que una tapa de alcantarilla contra una oficina de ING).
La estética es de todo menos la de un manifestante anticapitalista o de la izquierda radical vasca (no cuidaron muy bien el aspecto externo, por lo que parece). Clásico pasamontañas policial hasta las cejas y vestimenta aparatosamente normal. El tipo, por su apariencia exterior, aparenta ser algo talludito (treinta y tantos o quizás cuarenta). Recordemos que en la famosa violencia callejera «antisistema» siempre son jóvenes de entre 15 a veintipocos años los que, normalmente, levantan barricadas y practican la guerrilla urbana.
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