La Operación Gladio en Alemania Federal: estrategia de tensión y terrorismo de Estado manufacturado por la CIA y el BND (2)

 

 

FABRICANDO BULOS EN LA POST-GUERRA FRÍA: LA RDA, CULPABLE DEL TERRORISMO INTERNACIONAL

 

Es una realidad incontrovertible que en los “años de plomo”, en Alemania Federal y en el resto de Europa, servicios de inteligencia como la CIA, el BND (RFA) y el italiano SISMI (por citar los más relevantes) controlaron, manejaron y organizaron el terrorismo en suelo europeo para ser utilizado en la estrategia de tensión de Gladio, guiando sus atentados en varios países de Europa. Unos pocos historiadores, periodistas o investigadores han estudiado a fondo aquellas implicaciones, como son el periodista norteamericano Arthur Rowse (el primero en escribir sobre la red Gladio en Italia, en 1994) Gerhard Wisniewski en Alemania, Daniele Ganser en Suiza, Richard Cottrell en el Reino Unido o Paul L. Williams en EEUU.

Otros autores no tan conocidos que han escrito sobre la trama Gladio son: el italiano Sergio Flamigni con su obra La esfinge de las Brigadas Rojas, los alemanes Erich Schmidt-Eenboom y Ulrich Stoll  en su Die Partisanen der NATO: Stay-Behind-Organisationen in Deutschland 1946–1991, un libro aséptico que hace un pésimo uso de la palabra “partisano” para definir a los mercenarios terroristas de la OTAN, con el añadido de no llevar carga política alguna para no alimentar, dice cínicamente el periódico conservador Frankfurter Allgemeine, “a los teóricos de la conspiración” (sic) o, en fin, la pseudoperiodista, también alemana, Regine Igel quien ha escrito varios libros sobre dicha cuestión, entre ellos, El lado oscuro de la CIA en Italia (Terrorjahre: Die dunkle Seite der CIA in Italien).

La alemana Igel argumenta que la izquierdista RAF (Fracción del Ejército Rojo) fue previamente infiltrada e instrumentalizada por los servicios de inteligencia al igual que las Brigadas Rojas italianas. Hasta aquí todo correcto. Sin embargo, Igel dice que dicha infiltración también se hizo por el servicio de espionaje de la RDA, el Ministerio para la Seguridad del Estado (MfS), más conocida como Stasi. El discurso de Igel no deja de ser una trampa, con aroma a engaño, que sólo sirve para oscurecer o “equilibrar” la Operación Gladio de Occidente. Igel atribuye al MfS, en otro libro, Terrorismus-Lügen: Wie die Stasi im Untergrund agierte, una falacia típicamente propagandística de la guerra fría: que la Stasi de la RDA (como el KGB de la URSS) apoyó tanto a grupos terroristas de izquierda (la RAF, OLP, Abu Nidal, los cuales estaban dirigidos y controlados totalmente por la CIA, el BND y el Mossad israelí) como a grupos neonazis o de extrema derecha (igualmente controlados por el espionaje occidental).

Este delirio de Igel (y de otros autores atlantistas) no hace falta decir que se derrumba por sí solo y con un argumento bien simple: pregúntese usted cómo es posible que una agencia comunista de inteligencia, como el MfS, podía luchar, codo con codo, en alianza con la OTAN, por hacerse con los servicios de terroristas de signo político opuesto para, al mismo tiempo, apoyar las tesis ultraderechistas de la CIA de acabar con la influencia de la izquierda en Europa Occidental. ¿Se puede ser más ridículo?. ¿Se piensan que la “Stasi” no sabía que el objetivo de Gladio era desprestigiar a la izquierda occidental y crear gobiernos fuertes de ideología parafascista en Europa?

¿La RDA iba a utilizar el terrorismo de la RAF (y otras organizaciones) para “desestabilizar”, supuestamente, a dos países de la OTAN, como la RFA o Italia, mientras la CIA hacía exactamente lo propio pero como estrategia de tensión para minar y socavar a la izquierda occidental? ¿Y las agencias de inteligencia de ambos bandos acaso no se enteraban de las operaciones que hacían con sus respectivos espantapájaros terroristas? ¿Estaban asociadas o qué? ¿En qué nivel de esquizofrenia se mueven los propagandistas de la OTAN?

La RDA apoyando al terrorismo neonazi de Gladio ya es una fantasía estrafalaria fabricada en la imaginación de Igel y los medios revanchistas alemanes. Y no hay más que refutar esta engañifa con dos ejemplos:

1º) El Servicio Técnico de la Federación alemana de la Juventud (y sus continuadores tras ser “ilegalizado”) fue uno de los puntales terroristas que utilizó EEUU y la RFA para organizar la caída del gobierno comunista de la RDA. Sus principales integrantes eran simpatizantes ultraderechistas y ex miembros de las SS y la Wehrmacht, coordinados todos por la inteligencia militar norteamericana del CIC (Counterintelligence Corps), cuyas actividades fueron el sabotaje económico y los atentados contra bienes, personas e infraestructuras de la RDA, así como intentos de golpe de Estado (como ocurrió en el “levantamiento contrarrevolucionario de 1953”).

2º) Uno de los implicados en el atentado-masacre de la Oktoberfest de Munich (agosto de 1980, del que se hablará en otra entrada), Heinz Lembke, un fanático ultraderechista que custodiaba los depósitos de guerra del arsenal clandestino de la OTAN en Uelzen (RFA), había nacido en 1937 en Stralsund, Alemania Oriental, donde vivió un tiempo antes de huir a Alemania Federal en 1959 y convertirse en agente logístico de Gladio y colaborador del BND. Lembke se puso a la cabeza de la organización neonazi «Bund Vaterlandischer Jugend» o BVJ (Alianza de Jóvenes Patriotas). Como ideólogo de dicha organización concibió lemas tales como «Un alemán que piensa como un judío merece ser ahorcado».

Que la URSS o la RDA apoyaran, más teóricamente que en la práctica militar, a movimientos populares izquierdistas de liberación en Sudamérica, África o Asia es algo que está lejos, muy lejos del terrorismo de falsa bandera de Gladio en Europa Occidental orquestado por la CIA y sus sucursales de inteligencia europeas. Este terrorismo adiestrado fue ejecutado por facciones terroristas de signo político opuesto que servían muy bien como contrapunto para señalar las “maldades del comunismo” y también para fabricar chivos expiatorios (asesinos solitarios, fanáticos radicales de ultraderecha, organizaciones anarquistas, etc..) que sirvieran como coartada con la que cubrir posibles grietas en la ejecución de atentados (fallos operativos) o solventar problemas legales en el futuro (investigaciones judiciales, etc).

 

EL GENERAL DEL KGB, YURI IVANOVICH DROSDOV

 

Fue, precisamente, el KGB, a través del general Yuri Ivanovich Drosdov, quién logró penetrar en el Gladio alemán y estuvo absolutamente al tanto de toda la información sobre la red stay-behind, al igual que la Stasi de la RDA, y por lo tanto, Moscú tenía conocimiento de los secretos vinculados a la operación stay-behind o, lo que es lo mismo, el terrorismo de Estado y sus “gladiadores”. La “malvada” Stasi reveló hasta 1980 más de 50 unidades alemanas de Gladio en la República Federal Alemana, sus enlaces de comunicaciones, depósitos de armas y miembros terroristas que estaban operativos. Todo parece indicar que el espionaje de la RDA tuvo pleno conocimiento de Gladio desde mediados o finales de los años 70 gracias a sus agentes infiltrados en el espionaje de la RFA, el BND.

Por ejemplo, Heidrun Hofer, que trabajaba para esta última agencia de inteligencia (BND) fue una pieza fundamental para desentrañar Gladio. Hofer era una ferviente ultraderechista pero no fue espía doble del MfS sino la mujer de un espía del KGB que hábilmente logró captarla sentimentalmente llegando a contraer matrimonio con ella para sacarle, posteriormente, información muy confidencial. Hofer era secretaria en el Departamento IV del BND, en Munich, en el servicio que estaba a cargo de la dirección de la red stay-behind. Su puesto le daba acceso a los documentos más confidenciales de la OTAN. Aunque se desconoce la naturaleza exacta de los datos que transmitió a la Stasi y al KGB, lo que sí se sabe es que comunicó información sobre un centro de mando stay-behind altamente secreto, que se hallaba en la costa atlántica y debía servir de base al gobierno alemán en el exilio.

En cambio, Joachim Krase, que fue director adjunto del propio BND, era un doble agente trabajando para el MfS-Stasi de la RDA. Krase reveló absolutamente todo sobre la Operación Gladio en la RFA, un secreto que los rusos conocían desde hacía tiempo. Documentos del servicio de inteligencia de la RDA, hoy desclasificados, confirman que el MfS estaba extremadamente bien informado sobre la operación stay-behind.

Durante unas maniobras efectuadas por la OTAN en 1979, unidades de inteligencia del MfS interceptaron señales desconocidas y detectaron la presencia de una red paralela. Después de años de investigación lograron descifrar el código que utilizaban los agentes stay-behind del BND y localizaron decenas de puntos repartidos por todo el territorio de Alemania occidental, muchos de los cuales estaban concentrados en la zona fronteriza con la RDA y Checoslovaquia

En 1984, el general Horst Mannchen, director del Departamento III de la Stasi y responsable de las escuchas radiofónicas, comunicó a los ministros del gobierno de la RDA numerosos detalles sobre la red stay-behind del BND. La Stasi concluyó que los datos reunidos «indicaban claramente que el BND había concedido gran importancia al entrenamiento y la preparación de estos agentes especiales». Las comunicaciones radiales interceptadas por el servicio revelaban también que la red stay-behind alemana estaba muy bien coordinada y que estaba en contacto con los «servicios secretos de la OTAN» en Cerdeña [Italia], en Huy (Bélgica) y en las ciudades francesas de Lille y Grenoble

 

EX-GENERAL HORST MÄNNCHEN, DIRECTOR DEL DEPARTAMENTO III DEL MfS (Stasi)

 

Uno de los discursos más corruptos y deformadores de Occidente en el período post-Gladio es el que ha señalado repetidamente a la RDA y a la URSS como patrocinadores del terrorismo internacional, una estrategia utilizada para encubrir que la CIA y sus filiales europeas fueron quienes lo crearon, financiaron y apoyaron durante toda la guerra fría (y ahora lo siguen haciendo con el terrorismo islámico).

La República Federal Alemana y EEUU han ocultado, falsificado o manipulado los archivos de la Stasi incautados en 1989, tanto para los registros reales que implicaban a Occidente en el terrorismo de Gladio como para señalar datos que supuestamente aparecían en esos ficheros y que resultaron ser falsos. En este último caso, podemos citar el caso relativo al atentado de falsa bandera contra la discoteca La Belle de Berlín Occidental (que era frecuentada por soldados norteamericanos), en 1986, donde murieron tres personas y más de 200 resultaron heridas, atentado que la revista Frontal de la RFA demostró que fue orquestado por la CIA, el BND alemán y el Mossad israelí.

A través de esas tres agencias de inteligencia y sus medios de propaganda se expuso la tesis occidental de un complot de la Libia del coronel Muammar El Gadafi en el atentado de La Belle, lo que provocó que el presidente de EEUU, Ronald Reagan, ordenase el bombardeo de Libia. Después de la reunificación alemana, se dijo que archivos de la Stasi supuestamente apoyaban la teoría del “complot libio” y se organizaron demandas en 1992 contra Libia, pero en 1993 fueron paralizadas ya que todas estas teorías eran producto de fabulaciones maliciosas y no existía una sóla prueba incriminatoria contra Libia en dichos archivos.

Cuatro precisiones:

PRIMERA: El MfS hizo uso de todas las medidas apropiadas para mantener el control necesario y obtener la información de todas las personas que entraban a la RDA, legal e ilegalmente, en particular, las que lo hacían bajo pasaporte diplomático como espías extranjeros. Dicha prevención fue determinante  para tomar precauciones ante potenciales objetivos terroristas contra el territorio de la RDA, sobre todo por parte de las organizaciones ultraderechistas de Gladio entrenadas y equipadas por la CIA y el BND.

SEGUNDA: El MfS, a este respecto, nunca aprobó las actividades terroristas de la Fracción del Ejército Rojo (RAF), no apoyó a dicha organización, no proyectó atentados con ellos, ni controló a sus miembros, entre otras cosas porque la inteligencia alemana oriental tenía conocimiento de que la RAF era una estructura operativa de Gladio que la iban a utilizar como cubierta acusatoria contra la RDA. Todos los intentos por atribuir a la “Stasi” nexos con la RAF han fracasado. Ni en los archivos de la Stasi ni en ningún otro documento hay rastro alguno de ello, salvo las pruebas manipuladas que se hayan fabricado “ad hoc” en Alemania Occidental.

TERCERA: Es cierto que algunos “prófugos” de la RAF fueron acogidos en la RDA a principios de los años 80 y por razones de seguridad obtuvieron una nueva identidad, pero se les impuso una condición por la Seguridad del Estado de la RDA: que abandonasen toda tentativa de volver a Alemania Federal para realizar actividades terroristas. El MfS constató que no hubo violación alguna de estos requisitos por parte de los miembros de la RAF que se encontraban en la RDA.

CUARTA: Como opinión personal entiendo que lo más prudente habría sido que las autoridades de la RDA hubieran rechazado la entrada de esos terroristas manufacturados por Gladio ya que comprometían la propia seguridad del Estado germano oriental, aunque con toda seguridad eran miembros “de base” que desconocían quién manejaba sus hilos y la Stasi debió tener conocimiento de ello, tras proceder a su interrogatorio.

La leyenda prefabricada sobre las “conexiones RAF-Stasi” tiene una teoría muy sólida. Los autores del libro “El fantasma de la RAF” (Gerhard Wisnewski, Wolfgang Landgraeber y Ekkehard Sieker) adjudican dicha maquinación a las agencias de seguridad de Alemania Federal para quienes era más fácil atribuir a la RDA los asesinatos de la llamada “tercera generación” de la RAF (a partir de 1984), ya que aquellos no pudieron deducirse del testimonio de sus presuntos autores materiales puesto que fueron asesinados por la policía de Alemania Occidental para borrar pruebas, quedando prácticamente todos los “ataques de la RAF” de mediados de los años 80 como “atentados silentes”. La desinformación siempre ha sido el más eficaz método de la inteligencia alemana federal para oscurecer sus propias acciones.

Sin embargo, con la anexión en el bolsillo, el último Ministro del Interior de una pantomima-Estado llamada “RDA”, ya en manos de la RFA, Peter Michael Diestel, del partido conservador CDU, ordenó el arresto de varios miembros de la RAF en junio de 1990, los que estaban en territorio de Alemania Oriental y también del Ministro del MfS, Erich Mielke para escenificar una farsa que se ajustaba perfectamente al espíritu revanchista de la RFA y de los objetivos de Gladio, es decir, justificar con ello la culpabilidad de la RDA en el manejo y refugio de terroristas.

Los documentos del MfS-Stasi secuestrados por EEUU y Alemania Occidental tras la caida del Muro están en poder de un órgano gubernamental partidista anti-RDA, por tanto no independiente, como es el Comisionado Federal para los Archivos de la Stasi, el BStU. No es difícil de adivinar que aquellas operaciones que figuraban al detalle en esos archivos y que afectaban a la red “stay-behind” del Gladio de la OTAN, donde se identificaban a sus agentes y se desenmascaraban sus nexos con el terrorismo de falsa bandera (RAF o el neonazi WSG Hoffmann), han sido blindadas y censuradas por los empleados del BStU.

Para relanzar la teoría acusatoria de los vínculos RDA-terrorismo internacional recordemos que una Comisión llamada “Mitrokhin” (en honor al montajista ex espía soviético Vassily Mitrokhin, sobornado por el espionaje exterior británico, el MI6) se creó en Italia en el año 2002 impulsada por la extrema derecha, en concreto por iniciativa del Presidente del país (el siniestro Silvio Berlusconi) y por otro fascista, Paolo Guzzanti, de Forza Italia, en la que se acusó a la URSS (nada menos que por órdenes directas de su presidente, Leonidas Brezhnev) y a la RDA de estar detrás del atentado contra el Papa Juan Pablo II ocurrido en la plaza de San Pedro (Roma), en mayo de 1981. También validó dicha Comisión la farsa de la prefabricada pista “búlgaro-soviética”.

La realidad sobre el atentado contra Juan Pablo II es que fue la red Gladio (uno de cuyos miembros era Berlusconi) y su estructura criminal (CIA, mafia, Vaticano y la Logia masónica P2 de Licio Gelli) quién urdió el complot para asesinar al Papa polaco. El periodista norteamericano Arthur Rowse dijo que el señuelo colocado por el establishment italiano de poner en la diana a los servicios secretos de varios países socialistas como responsables del terrorismo de los años de plomo en Italia, Alemania Federal y en el resto de Europa era “una prueba falsa de manipulación fantástica plantada por parte del espectro político italiano”. Ya en 1980, Gianfranco Sanguinetti (escritor italiano) refutó la falacia de los gobernantes italianos.

A pesar del esfuerzo desplegado por la Alemania del Oeste y, en general, Occidente, donde se ha hecho una búsqueda intensiva para encontrar evidencias de la culpabilidad de la RDA en su apoyo al terrorismo, no se ha encontrado jamás una sóla prueba de acciones terroristas que involucrasen a la Stasi, tanto en la RDA como fuera de ella, y menos que implicaran al resto del bloque soviético. No hubo “dos Gladios”, sino uno sólo, tanto en Alemania como en Italia y en el resto de la Europa de la OTAN. Fin de la historia anti-Stasi.

 

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