La Operación Gladio en Alemania Federal: estrategia de tensión y terrorismo de Estado manufacturado por la CIA y el BND (1)

 

 

El terror es más adecuado que cualquier otra estrategia militar para manipular a la población

(Daniele Ganser, historiador)

 

INTRODUCCIÓN A GLADIO

 

Tratar de investigar lo que supuso la red Gladio en Alemania viene a ser lo mismo que hacerlo en España, es decir, chocar frontalmente contra el oscurantismo e impunidad del Estado y sus principales cómplices, los aparatos de propaganda mediática. Al contrario de lo que sucedió en Italia, donde tras descubrirse el tinglado terrorista jueces como Felice Casson pusieron contra las cuerdas (o más bien lo intentaron) a los inductores y perpetradores de los crímenes de Estado, en Alemania y España el secretismo oficial y el silencio informativo de los medios hegemónicos es casi absoluto. Pero todavía, al menos en Alemania, a nivel periodístico y de investigación, hay quien se atreve a poner nombre y apellidos al terrorismo de Estado.

Por hacer una introducción previa de Gladio (aunque ya se ha expuesto infinidad de veces en otras entradas, véase la sección Gladio), dicha red, llamada también “stay behind” (retaguardia) fue el nombre clave (asignado a Italia, pero extensible al resto de países de Europa) con el que se dio forma a una organización secreta creada en la “guerra fría” por la OTAN, la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el servicio exterior de espionaje británico (el MI6) y sus filiales europeas (BND, Alemania Federal; el Servicio de documentación exterior y de contraespionaje, en  Francia (nombrado así hasta 1982); CESID, España, etc). Se cree que Gladio existió desde 1950 hasta, al menos, 1990 y abarcó prácticamente toda Europa Occidental, incluyendo la “neutral” Suiza, Turquía y España (aunque no formaba parte de la OTAN). El objetivo inicial de Gladio fue contener una irreal invasión soviética utilizando “guerrillas” de extrema derecha actuando como retaguardia de los ejércitos de la OTAN.

En nombre de la lucha contra el comunismo, los EEUU, ayudaron a generar un nivel de agitación política que a veces se acercó más a una guerra civil que a ejecutar tácticas de “asesinatos selectivos”. Los agentes de EEUU y sus cómplices, en particular, en Italia, tomaron el control de las principales agencias gubernamentales, reduciendo la pseudodemocracia italiana a poco más que un terreno de pruebas para la CIA y la Casa Blanca, donde pusieron en práctica las más variadas tácticas terroristas. La campaña encubierta, conocida como Gladio, tomó su nombre de una espada romana de doble filo.

La realidad ante la inexistente y remota posibilidad de una “invasión” del Pacto de Varsovia fue que Gladio se utilizó como arma arrojadiza para impedir la creciente influencia de la izquierda anti-imperialista en Europa occidental utilizando el terrorismo indiscriminado contra civiles para luego echar la culpa a organizaciones terroristas por ellos creadas (oficialmente a la ultraizquierda y actuando como «gladiadores» la ultraderecha).  Igualmente, otra faceta en la actividad contrainsurgente de Gladio fue boicotear e infiltrar saboteadores en organizaciones comunistas o movimientos sociales emergentes de izquierda para provocar su división y enfrentamiento.

El propósito, en definitiva, consistió en inocular el miedo en la población para que se deslizara hacia opciones políticas de derechas o extremistas de derecha que eran las garantes de un “Estado policial fuerte” con más seguridad, más policía en las calles, menos libertades y más monitoreo por parte de los servicios de inteligencia. Tal como hoy, ocurre con el terrorismo islámico y por otros motivos exclusivamente geoestratégicos con el fín de mantener la “guerra perpetua” contra un enemigo creado artificialmente (el islam).

En la década de 1950, los partidos comunistas en Francia e Italia empezaron a ganar más y más influencia y, sobre todo, votos en las elecciones generales de un sistema hecho a medida de los capitalistas. La histeria anticomunista  en los EEUU le dio a la CIA más poder para expandir y legitimar sus «operaciones secretas » (como Gladio) en el extranjero. Esta interferencia criminal en los asuntos internos de los Estados soberanos europeos, que se consideraban «aliados de los Estados Unidos» o «Estados amigos», se produjo a partir de 1947.

La «Guerra Fría» fue creada y exacerbada deliberadamente, desde entonces, por los círculos fascistas estadounidenses y sirvió para legitimar una guerra paramilitar y de propaganda que fue planificada por Washington y ejecutada por otros ultraderechistas, los europeos, donde se invirtieron miles de millones de dólares a tal fín. La manipulación y control de la población mediante el miedo y el terror (especialmente antes de la celebración de unas elecciones) fue considerada como un medio legítimo de la «política exterior» estadounidense y muy bien recibida por los círculos fascistas de Europa.

El historiador suizo Daniele Ganser demostró la existencia de un documento, de fecha 1 de junio de 1959, en el que se afirmaba que el uso de las estructuras paramilitares de Gladio se debía utilizar, si fuese necesario, contra la propia población civil. El texto original en italiano establecía que: «En caso de una emergencia donde se produjesen disturbios civiles en áreas de los países de la OTAN, se procedería al derrocamiento [dar un golpe de Estado militar de corte fascista] del gobierno de turno, y los «gladiadores» se utilizarían como “putschists”, asegurándose de que los grupos «izquierdistas» fueran neutralizados». Esto fue lo que sucedió en Grecia, con el golpe de los Coroneles (planificado por la OTAN-Gladio) y el que pretendíó ejecutar en Italia el fascista Valerio Borghese, el “Príncipe Negro”.

Borghese, que había sido un fanático del fascismo de Benito Mussolini, fue salvado «in extremis» de ser ejecutado por los partisanos italianos gracias al furibundo anticomunista agente de la OSS/CIA, James Jesus Angleton, al poco de terminar la II Guerra Mundial. A Borghese se le encomendó, por la CIA y los servicios de inteligencia italianos, un fallido intento de golpe de Estado en Italia, en 1970, golpe que iba a ser supervisado por el propio presidente norteamericano Richard Nixon. El golpe se vino abajo porque el presidente de Italia, el democristianao Giuseppe Saragat, sabía del plan y estaba dispuesto a declarar la Ley Marcial.

Pero no sólo de golpes de Estado iba a nutrirse la OTAN-Gladio, sino que incluso se propusieron habilitar campos de concentración en la isla de Cerdeña (Italia), donde la OTAN tenía una base de entrenamiento para terroristas de Gladio. Allí la OTAN internaría, después de los golpes militares, a miles de opositores de izquierdas, desconociendo si se procedería a su reeducación o asesinato. Con el golpe de los Coroneles en Grecia no lo necesitaron porque ya se encargó la dictadura militar de asesinar a miles de opositores. Lo que si se sabe es que se confeccionaron listas previas con más de cien mil opositores, sólo en Italia.

Para dar operatividad militar a Gladio se crearon depósitos secretos e ilegales de armas y explosivos por toda Europa, mientras que los integrantes de Gladio eran, entre otros, miembros de fuerzas militares especiales, círculos de inteligencia y extremistas de derecha e incluso delincuentes comunes. En la República Federal de Alemania casi todos los “gladiadores” tenían pasado criminal nacionalsocialista, como miembros de la Wehrmacht, las SS o la Gestapo.

La existencia de los ejércitos clandestinos de Gladio se mantuvo en secreto ante el pueblo y los parlamentos, y en cada país se conocía solo en un pequeño círculo de miembros del gobierno. En los países implicados, el reclutamiento y la gestión de los agentes solía ser asumida por las subdivisiones de los respectivos servicios nacionales de inteligencia, mientras que en la RFA se hizo por un organismo independiente del Servicio Federal de Inteligencia. La autoridad del comando militar estaba bajo el el Comité Clandestino Aliado, en la sede de la OTAN-SHAPE (Cuartel General Supremo de las Potencias Aliadas en Europa).

Gladio estaba dividido en células independientes de modo que la organización no podía ser desmantelada una vez que se produjera la supuesta ocupación soviética. Hoy sólo se puede especular sobre los detalles de su estructura. De acuerdo con una de estas conjeturas, las células respectivas fueron asignadas a un área operativa específica de responsabilidad: doce guerrillas, diez de sabotaje y seis de espionaje cada una, propaganda y movimiento de personas en el área de ocupación.

Según fuentes no muy concretas, Gladio disponía de 622 miembros, la mayor parte de ellos reclutados de movimientos de ultraderecha, pero se cree, en las estimaciones más optimistas, que hubo hasta 15.000 “gladiadores” operativos o en la reserva. Tampoco se han podido verificar los detalles de la cantidad de armamento secreto que fue almacenado (armas y explosivos) clandestinamente en bosques e incluso conventos. Por ejemplo, en Uelzen (en el bosque de Lüneburg Heide, a tiro de piedra de uno de los campos de entrenamiento más grandes de la OTAN en Europa) se encontró uno de los mayores arsenales de armas secretas.

En el proceso de ejecución de los atentados de falsa bandera una red de agencias de inteligencia, distribuyó información engañosa, falsificando pruebas y asignó los crímenes por ellos planificados (y ejecutados muchos de ellos por organizaciones terroristas de extrema derecha) a grupos o terroristas de extrema izquierda. Especialmente en Italia, las Brigadas Rojas, un grupo creado y controlado por la CIA y la inteligencia militar italiana del SISMI, fueron los que se utilizaron como muñeco de pim pam pum.

Pero el enfoque no iba dirigido solamente a un grupeto de terroristas aficionados de ideología marxista-leninista, sino que la diana principal fue desacreditar y desactivar a la izquierda de calle que supuestamente simpatizaba, o no, con “organizaciones revolucionarias de izquierda” y al Partido Comunista italiano, tradicionalmente una opción política fuerte y consolidada en Italia. El papel secreto jugado por otros actores como fueron la masonería, la Propaganda Due de Licio Gelli, o la mafia, aún no se ha dilucidado por completo (ni saldrá a la luz) pero es incuestionable que sirvieron activamente en el frente Gladio, bajo las órdenes directas de la CIA.

Las unidades paramilitares de Gladio probablemente se disolvieron después del anuncio de la operación Gladio por el primer ministro italiano Giulio Andreotti (miembro de Gladio, la mafia y la Logia Masónica P2) y el colapso de la Unión Soviética, en 1990. Aunque la “liquidación oficial” de Gladio en realidad no fue nada más que un proceso de remodelación terrorista ya que se hizo una calculada “transición”, pocos años después, hacia el Gladio B (el islámico) y es posible que parte de sus miembros los dejaran operativos para la recién creada fachada terrorista, aunque para darle realismo a la nueva operación se necesitaban ya otros actores como chivos expiatorios: musulmanes, radicales o no, islámicos. Tal vez por ello es por lo que se haya planificado premeditadamente la entrada sin control de islamistas, y musulmanes en general, a Europa con el fín de justificar los nuevos planes de Gladio B.

Hoy día el debate sobre la trama Gladio (ya no digamos en su versión española) y su criminal ejecutoria es simplemente inexistente en los medios de este país, abundando propaganda inútil y grosera como esta, una narrativa sobre el terrorismo europeo narcotizadora para estupidizar a una masa borrega que no está dispuesta a confrontar las mentiras de Estado y sí a asumir sin rechistar el falso discurso oficial.

Del mismo modo cabría hablar de esos otros poseedores de la pureza ideológica marxista-leninista que creyeron ver (y siguen viendo) a unos “mesías revolucionarios” matando en Europa Occidental en nombre de la causa de la «revolución proletaria», cuando en realidad no eran nada más que una colección de tontos útiles militando en organizaciones terroristas creadas, amaestradas y conducidas desde el Estado profundo, donde lo único que hacían era ejecutar piezas sacrificables en aras de la estrategia de tensión.

 

LOS AÑOS 50: EEUU DETRÁS DEL TERRORISMO NEOHITLERIANO ALEMÁN

 

Para entender el trasfondo geopolítico de la posguerra, hay que decir que Estados Unidos, como potencia ocupante, fue la encargada de construir los servicios secretos y aparatos de seguridad alemanes y tenía poco o nulo interés en eliminar a los nazis en las estructuras burocráticas en la nueva Alemania (Federal), más bien todo lo contrario. Reinhard Gehlen, el hombre escogido para ello, ex jefe de los espías de Hitler en el frente oriental, realizó una considerable metamorfosis después de la guerra: pasó de ser General del Tercer Reich, mimado por Hitler, a ser general estadounidense en un santiamén. Un poco como otro nazi, Wernher von Braun, miembro de las SS de Himmler, que pasó de dirigir mano de obra esclava para sus proyectos nazis de los cohetes V1-V2 a ser el segundo hombre fuerte de la NASA norteamericana.

Gehlen fue comisionado por los norteamericanos para establecer un nuevo servicio de inteligencia en Alemania Federal, que inicialmente se llamó la «Organización Gehlen».  De hecho, nadie hizo más que Gehlen por alimentar los temores de los americanos sobre el “peligro rojo soviético”. Algo que no era de extrañar dada la experiencia como criminal de guerra de Gehlen en la campaña militar de la Alemania nazi en la URSS, donde 4 millones de prisioneros soviéticos murieron estando Gehlen como jefe de los interrogatorios a los oficiales soviéticos capturados, lo que determinó la “suerte” del resto de prisioneros del Ejército Rojo (matándolos de hambre o siendo directamente ejecutados-asesinados).

Documentos de la CIA que fueron publicados en junio de 2006 y 2007, también muestran que entre 1949 y 1955 la Agencia norteamericana estableció estructuras secretas de «Gladio» en Alemania, empleando a ex oficiales de las SS. Uno de estos grupos fue el Servicio Técnico de la Federación Alemana de la Juventud o «Bund Deutscher Jugend» (BDJ), un ejército clandestino operado por las agencias de inteligencia estadounidenses después de la Segunda Guerra Mundial, que estaba compuesto de al menos 3.000 ultraderechistas, veteranos de la Wehrmacht y Waffen SS cuyo objetivo fue desestabilizar mediante el uso del terrorismo fundamentalmente la RDA, pero también la propia RFA. La BDJ fue fundada en 1950 por los ex nazis Erhard Peters y Paul Lüth y su existencia era conocida por las autoridades alemanas (a más tardar) desde 1952.

Uno de los reclutadores de la BDJ fue el criminal de guerra de las SS, de nombre falso, Klaus Altmann (su nombre real era Klaus Barbie conocido en Francia como el carnicero de Lyon, por las masacres que ejecutó en aquella localidad francesa y las miles de deportaciones que ordenó a los campos de concentración). Altmann-Barbie trabajó, en la década de 1950, para el CIC (Servicio de espionaje militar estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial), luego reemplazado por el DIA. Años más tarde Barbie fue reclutado por la CIA para la creación de escuadrones de la muerte en Sudamérica como apoyo a las dictaduras militares del Cono Sur en su lucha para exterminar a opositores políticos de izquierdas.

La “disolución oficial” de la BDJ ocurrió de la manera más inesperada. El 9 de septiembre de 1952, un hombre entró en una estación de policía de Frankfurt y les contó a los agentes una historia sorprendente: dijo que formaba parte de una unidad paramilitar financiada por los estadounidenses que además poseía armas y explosivos, explicando, detalladamente, como a los miembros del grupo se les enseñaba a matar personas sin dejar rastro, cómo esconderse en un bosque y otras técnicas de «insurgencia».

El hombre se llamaba Hans Otto y había sido un ex oficial de las Waffen SS en la Alemania nazi. En principio, el supuesto propósito de estos ejercicios secretos no despertó sospechas, ya que la justificación para formar tales “milicias” era en el hipotético caso de que la Unión Soviética invadiera y ocupara Alemania, de modo que esos paramilitares actuarían muy parecido a la Resistencia en Francia, dificultando el avance de los ocupantes con «ataques terroristas» y sabotajes.

Pero cuando Otto presentó a la policía una lista de políticos alemanes de la RFA (hasta un un total de 40 personas) potencialmente “asesinables”, en un determinado “día X”, no sólo en caso de una imaginada invasión soviética sino también en el supuesto de un amenazante, para EEUU, cambio de poder político interno en Alemania Federal hacia la izquierda, todo cambió. Los políticos a asesinar pertenecían principalmente al SPD, entre ellos Herbert Wehner, el entonces líder del partido SPD Erich Ollenhauer, el ministro del Interior de Hesse Heinrich Zinnkann y los alcaldes de Hamburgo y Bremen. Todos ellos habían sido clasificados como “anticomunistas poco confiables”.

 

 

GEORG AUGUST ZINN, PRIMER MINISTRO DE HESSE (RFA) EN 1952, POR EL PARTIDO SOCIALDEMÓCRATA SPD. PROMOVIÓ LA PERSECUCION DE LA ORGANIZACIÓN NAZI BDJ

 

El asunto probablemente habría sido silenciado en ese momento si no hubiera sido por un político valiente que lo hizo público: Georg August Zinn, entonces primer ministro de Hesse por el SPD y un convencido antifascista. A pesar de la enorme presión del canciller alemán Adenauer y las autoridades de los Estados Unidos, a Zinn no lograron silenciarle e hizo un encendido discurso en el Parlamento de Hesse, advirtiendo de que estas estructuras secretas eran la base de las actividades criminales y subversivas que se produjeron en los años veinte y que luego llevaron a la dictadura de Hitler, ya que se habían activado nuevamente”.

Las investigaciones que se iniciaron, gracias al decidido impulso de Zinn, llevaron a escondites de armas y a un campo de entrenamiento en Odenwald, en Hesse. En una redada llevada a cabo por unidades de la policía local en las instalaciones de la BDJ en 1952, se supo que los Estados Unidos habían financiado a la organización con una suma mensual de 50.000 a 80.000 marcos alemanes y le habían suministrado armas, municiones y explosivos. En Odenwald, cerca de Frankfurt am Main, se encontró un almacén de armas con ametralladoras, granadas, artillería ligera y explosivos.

El 30 de octubre de 1952, el BGH (Bundesgerichtshof o Tribunal Federal de Justicia de Alemania, con sede en Karlsruhe) ordenó la liberación de todos los miembros detenidos de la BDJ, sin siquiera haber hablado con los oficiales de policía de Frankfurt o conocer los resultados de su investigación. El asombrado e indignado Georg August Zinn quedó atónito y sólo pudo explicar este comportamiento por el hecho de que los jueces de Karlsruhe actuaron, vía el Ministro de Asuntos para toda Alemania, «por orden de los estadounidenses y que los detenidos trabajaban para EEUU».

El CIC se hizo cargo de los miembros del BDJ detenidos por la policía alemana y posteriormente negó el acceso de las autoridades de la RFA a los documentos que había confiscado y que estas pensaban utilizar como prueba de cargo por posesión no autorizada de armas y asesinato planificado. Cabe recordar que los agentes del CIC (muchos de ellos luego absorbidos por la CIA) permitieron que cientos de criminales de guerra nazis escaparan en la» línea de las ratas» hacia América Latina, con el apoyo del Vaticano.

Diplomáticos estadounidenses le aseguraron al Ministro Zinn que no había planes para «alterar el clima político» en Alemania Federal, mientras que la CIA se apresuró a restar importancia al caso diciendo que esas listas “arbitrarias” de muertes se «habían creado, sin el conocimiento y el consentimiento de los servicios de inteligencia”. Lógicamente, quien creyese esa patraña de la CIA es que era el más tonto e ingenuo de toda Alemania.

Del conocimiento del canciller Konrad Adenauer de la trama terrorista de la BDJ para asesinar a políticos del SPD resulta impagable y demoledor lo que dijo el entonces ex jefe de la CIA en Alemania Occidental, Peter Sichel: «Adenauer estaba molesto no porque no hubiera sido informado del plan de la BDJ, que lo conocía y además no estaba en contra de esas “actividades”, sino porque dijo que deberían haberse elegido las personas con más cuidado». Por supuesto, Adenauer negó la existencia de la «lista de la muerte» y formalmente el BDJ fue prohibido en enero de 1953. Pero esto no fue nada más que una estrategia de camuflaje puesto que la BDJ continuó bajo otro nombre y, además, en ese mismo año muchos de sus miembros fueron enviados a la RDA para organizar el “levantamiento de 1953”, donde agitadores y terroristas llegados desde Berlín Occidental intentaron derrocar al gobierno comunista de Wilhelm Pieck, incitando a la población alemana oriental a una rebelión vendida como «popular» por la propaganda del Oeste.

Después de que la RFA se convirtió en miembro de la OTAN, en 1955, Adenauer firmó un anexo secreto al Tratado, mediante el cual Alemania Federal se comprometió a otorgar inmunidad legal a los miembros de la redes secretas nazis de BDJ-Gladio. De este modo, no se podrían iniciar, bajo ningún concepto, procedimientos penales para antiguos nazis y los nuevos que iban a estar al servicio de EEUU. Dicho acuerdo secreto tenía un precedente de impunidad cuando se produjo el amago de golpe de Estado de 1953, en la RFA, que el ex secretario del Ministro de Propaganda de Joseph Goebbels, Werner Naumann, intentó llevar a cabo con un amplio círculo de fervientes nazis. Las implicaciones de este golpe fallido se cree que llegaron hasta el propio Adenauer y altos responsables de la Administración alemana. Pero Naumann y el resto de conspiradores fueron puestos en libertad, a pesar de haber formado parte de un probado (por la autoridad ocupante británica) plan golpista.

Entre los muchos funcionarios ex nazis de alto nivel de la RFA a los que les debió llenar de de gozo la «carta blanca de inmunidad» se encontraban, por citar sólo unos pocos que estaban en lo más alto del poder en la RFA, gente como Hans Globke (un alto funcionario con Hitler en el Ministerio del Interior del Tercer Reich y redactor de las leyes raciales nazis) considerado el ojo derecho o eminencia gris en el gabinete Adenauer. A Globke, falso «opositor» de última hora al régimen nazi, le han blanqueado su expediente todo lo que han podido en Occidente tachándolo suavemente de «personaje controvertido o contradictorio».

Globke, en Alemania Federal, controlaba los servicios de inteligencia (el BND) en cuya jefatura estaba otro fiel del III Reich señalado más arriba (Reinhard Gehlen) y llevó a los generales de Hitler a la dirección del Bundeswehr (el nuevo ejército de la RFA), como fue el caso del criminal de guerra convicto, Erich Von Mannstein, (quien participó en la invasión de la URSS) o Adolf Heusinger, hombre de absoluta confianza de Hitler, planificador de la masacre de Oradur Sur Glane (645 civiles asesinados por los nazis a sangre fría), en Francia, general del Bundeswehr y presidente del Comité militar de la OTAN. Adenauer protegió totalmente a Globke y evitó que compareciera como testigo en el juicio de Jerusalén contra Adolf Eichmann, el cerebro del Holocausto.

La RDA juzgó y condenó a Globke «in absentia», bajo la juez Hilde Benjamin, en 1963, aunque tanto para la Alemania neohitleriana como para EEUU, el juicio contra Globke fue «un espectáculo» (sic) que no tuvo legitimidad. Pero el único espectáculo de ilegitimidad, desvergüenza y fascismo fue el de esos dos países que durante más de cuarenta años dieron protección a innumerables criminales de guerra nazis, reclutándoles como terroristas o colocándoles en puestos clave de la Administración militar y de inteligencia estadounidense y civil-militar y de inteligencia en la RFA.

La re-militarización de Alemania Occidental (por los cripto-fascistas) tras su entrada en la OTAN, como vasallo de los Estados Unidos, había comenzado y el resultado condujo finalmente (a pesar del aumento de la prosperidad ganada con el Plan Marshall) tanto a una actitud más hostil y agresiva contra su vecino de la RDA como a las protestas antimilitaristas y antifascistas de 1968.

 

 

 

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REFERENCIAS:

http://www.juergen-elsaesser.de/de/artikel/template_artikel.php?nr=822
http://blog.zdf.de/3sat.Kulturtube/02vor-ort/stammheim-verena-becker-prozess/
http://nhzzs.blogspot.com/2011/06/bnd-und-cia-haben-in-der-tat-die-raf.html
http://www.gerhard-wisnewski.de/modules.php?name=Downloads&d_op=getit&lid=20
http://www.heise.de/tp/r4/artikel/31/31612/1.html
https://jasminrevolution.wordpress.com/2017/11/22/gladio-staybehind-2017-wo-bleibt-der-bericht/
http://nhzzs.blogspot.com/2007/08/raf-terror-vom-staat-gemacht.html
http://friedensblick.de/10883/gladio-nsu-terror/
http://blog.zdf.de/3sat.Kulturtube/02vor-ort/stammheim-verena-becker-prozess/
http://www.3sat.de/page/?source=/kulturzeit/themen/149795/index.htm
https://medienschafe.wordpress.com/tag/cic/
Daniele Ganser: “Los Ejércitos secretos de la OTAN”
Paul L. Williams, Operation Gladio, the unholy alliance between the Vatican, the CIA and the Mafia

 

 

 

 

 

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