Categoría: Música-DDR

Una historia del pop-rock en la RDA (3)

 

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Toda la música que se hizo en la República Democrática de Alemania fue publicada en el legendario sello estatal AMIGA (sí, del Estado, que le vamos a hacer, ese horror que tanto espanta a los neoliberales de izquierda y derecha), que también publicó, aunque esto no se quiera recordar por algunos, a Beatles o Pink Floyd. Aquí va una muestra que no pretende ser exhaustiva y sí representativa de lo que yo entiendo ha sido lo mejor del pop-rock de la RDA, intentando seguir un orden por décadas musicales: años 60-70-80.

Eso sí, si no te gusta o encuentras “raro” el idioma alemán cantado….mejor que sigas con tu etnocentrismo musical anglófilo. Estas músicas no son para maniáticos, prejuiciosos, supremacistas del decadente rock occidental, para los que les resulten canciones demasiado añejas (las de los sesenta y setenta) y para ombliguistas del Primer mundo musical…

Recuerda: siempre te quedará Lady Gagá o Melendi. Por supuesto, unas gustarán más, otras menos y otras ninguna, lo cual no sólo es perfectamente comprensible, sino lógico. O puede que ninguna te guste, pero entonces es muy probable que tengas un grave problema auditivo. Pero no te culpo de ello. Si empiezas a escuchar una canción, pones mala cara y a los pocos segundos cierras el reproductor….no habrás escuchado…nada.

LA MÚSICA

 

DIE SPUTNIKS

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El primer grupo beat de la RDA creado en 1963 que dejó de serlo en 1966, tras la restricción formal de los dirigentes del SED al movimiento “beat”. Una lástima, pero hay que decir que no todos los grupos o solistas «beat» se disolvieron con la «norma» gubernamental. Influencias…The Shadows y los ingleses de entonces. El nombre del grupo fue un homenaje al primer satélite artificial que lanzó la Unión Soviética para la conquista del espacio (o la lucha por el poder en el espacio). Previamente tenían un nombre demasiado anglofilizado por lo que cambiaron a la denominación “soviética” por exigencias del sello AMIGA. Canciones instrumentales con sentido del ritmo y pioneros en el pop de la RDA. Todavía siguen (o hasta no hace mucho) en activo. Un intento digno de seguir la estela musical beat de los sesenta.

Die Sputniks – Gitarren Twist (1964) – (2`14″)

 

RUTH BRANDIN

RUTH BRANDIN

 

La relativamente prolífica cantante Ruth Brandin fue una de las caras femeninas “beat” por excelencia de la RDA. Fue el paradigma de chica con éxito en la radio y televisión, lo que le catapultó a actuar con asiduidad tanto dentro del país como en el extranjero. Formó parte, temporalmente, del grupo Die Kolibris y cantó junto a Los Sputniks (el primer grupo beat de la RDA).

Ruth-Brandin – Blondes Haar am Paletot (1965) – (2’18»)

 

MANFRED KRUG

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Manfred Krug es un actor, cantante y escritor que tuvo una carrera cinematográfica y musical bastante fecunda en la RDA. Sin duda, Krug era tan buen actor como cantante de jazz. En 1977 abandonó la RDA y fue a vivir a Berlín Occidental. Antes había protestado por el veto de las autoridades alemanas orientales al compositor Wolf Biermann, lo que le llevó a irse de la RDA en solidaridad con este último cantautor “rebelde”. Su tema más conocido es la versión que hizo de la clásica canción folk norteamericana La Casa del Sol Naciente versioneada con éxito por The Animals (The House of Rising Sun) en la Gran Bretaña, y por Joan Baez en los USA.

Pero Manfred Krug con su Es steht ein Haus in New Orleans (Hay una casa in Nueva Orleans, la estrofa con la que comienza la canción) supera claramente a ambos con una prodigiosa y jazzística versión, perfectamente instrumentada y, además, con una soberbia voz. Ni siquiera esta gran versión figura en eso que llaman Wikipedia, como de las interpretadas (no ya como referencia) a lo largo de la historia. Ni falta que hace, puesto que brilla muy por encima de cualquier otra y no necesita de la publicidad de ninguna enciclopedia «internética».

Manfred Krug – Es steht ein Haus in New Orleans (1965) – (4’17»)

 

KARIN PROHASKA

KARIN PROHASKA

 

La mujer, como en general en el conjunto de la sociedad alemana oriental, tuvo un destacado protagonismo en la música de la RDA de los sesenta. Karin Prohaska fue otra chica, más o menos, “beat”, que lo intentó con ganas y consiguió la popularidad con un puñado de canciones rítmicas muy en la línea del “twist-pop” que se hacía fuera de las fronteras de la RDA. A pesar de todo no fue muy conocida en el extranjero y solamente se recuperó su legado musical cuando desapareció la RDA. Se retiró de la música en 1969.

Karin Prohaska – Spiel’ nicht mit dem Feuer (1966) – (2’09»)

 

THOMAS NATSCHINSKI GRUPPE

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Thomas Natschinski, antes de formar su “gruppe” había creado el Team Beat Four en 1964, pero en 1965 y, dado que los anglicismos eran muy mal vistos entre las jerarquías políticas de la RDA, decidió cambiar al Thomas Natschinski Gruppe y convertirse en su líder. La banda siguió su curso sonoro y, a pesar del «veto formal» al beat en la RDA, tocó bajo las influencias de ese estilo musical. La prueba de ello es que sacaron un álbum en 1968 titulado Die Strasse (La Calle) con claras influencias “beatle”. En 1973 el «gruppe» de Natschinski se separó definitivamente. Aquí se puede escuchar qué es lo que hacía el TNG en los sesenta y en la RDA (con no muy buen sonido, pero es lo que hay):

Thomas Natschinski Gruppe – Ich bin in diese Stadt gekommen (1968) – (2’28»)

 

 

INA MARTELL

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La RDA tuvo su icono pop, en los años sesenta, en la bellísima y deliciosa gran cantante Ina Martell, en la línea de las grandes voces femeninas solistas de aquellos años como Petula Clark (de quien hizo una estupenda versión de su Down Town, una vez más omitida por la WP de entre el grupo de cantantes que la versionearon), François Hardy, Sandie Shaw, Rita Pavone o France Gall. Por supuesto, incomparablemente superior a ese bodrio horroroso de apellido ilustre llamado Nancy Sinatra. Bueno, la comparación en sí ya es un insulto. Aunque yo me quedaría con Martell de lejos, respecto de las anteriores, a pesar de que sea infinitamente menos conocida. Pero es lo que tiene, a veces, haber vivido en campo “enemigo”.

La popularidad, esa cosa tan efímera, que ha quemado a más de uno en el capitalista Occidente allí se llevaba menos “traumáticamente”. Se podía ser famoso en la RDA, sí, pero sin las embestidas y tiranías de las multinacionales discográficas. Ina Martell poseía una magnífica y envolvente voz a la que acompañaba unos cuidados arreglos musicales, con el respaldo de un grupo de calidad: el Theo Schumann Combo. En 1966 se unió un tiempo a Die Kolibris para asentar mejor su repertorio. La mejor muestra es siempre el botón musical. Así que ahí van tres joyas diamantinas de la gran Ina:

 

Ina Martell – Wenn du Hochzeit hast (1967) – (3’00»)

 

 

Ina Martell – Die Erste Tanz (1969) – (2’32»)

 

 

Ina Martell – Das seh ich dir an der Nase (1969) – (2’05»)

 

 

 

DIE KOLIBRIS

DIE KOLIBRIS

 

El pop sesentero de la RDA en forma de grupo exclusivamente formado por personal femenino tuvo su exponente en Die Kolibris (Las Colibrís), un cuarteto que era más de ocasión, o de estudio, que de grupo estable. Fundado en 1958 con Luci Rosenberg, Rosel Rezac, Anita Bauer Steinhoefel y Eva Klein. Posteriormente se incorporó la “beat” Ruth Brandin y también Ina Martell (que, de hecho, es la rubia de la derecha del disco). A pesar del veto al “beat” en la RDA Die Kolibris se podrían considerar, formalmente, el grupo beat femenino de los sesenta en la RDA. Actuaron hasta principios de los setenta y luego se separaron. Su éxito más importante fue este Hallo Taxi Bitte.

Die Kolibris – Hallo Taxi Bitte (1970) – (3’12»)

 

 

ROTEN GITARREN

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Roten Gitarren (Guitarras Rojas) no eran alemanes orientales, sino polacos. Lo que ocurre es que los mayores éxitos de su carrera los obtuvieron en la RDA, cantando en alemán…de ahí que figuren como parte de esta entrada. El grupo se fundó en 1965 y en la RDA llegaron a vender, en los años 70 y 80, más de un millón de discos. Sus influencias empezaron siendo “beat” para evolucionar hacia un estilo más personal.

Roten Gitarren – Gehen (1971) – (2’24»)

 

FUENTES: Wikipedia.de, Ostbeat.de, Ostmusik.de, DDR-Tanzmusik

Una historia del pop-rock en la RDA (2)

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República Democrática de Alemania (DDR), Estado Socialista de Obreros y Campesinos

EL CONTEXTO POLÍTICO (B)

La RDA no fue, seguramente, un paraíso, pero tenía unos aceptables niveles de libertad (también de burocracia, cómo no) y no digamos de igualdad social que la Europa de las oligarquías políticas, el capital financiero y demás delincuentes del gran capital no tienen, ni tendrán. Lo que ocurre es que resulta más llamativo, ilustrativo, manipulador y rentable seguir hablando de la Stasi y de un puñado, más o menos relevante, de “disidentes” fugados o que fueron voluntariamente a la otra Alemania. Pero, hablando de huidas, resulta que miles de disidentes huyen de la miseria a diario en todo el mundo para vivir y morir lentamente en las alcantarillas del capitalismo, ser tiroteados salvajemente por la policía de Nueva York o bien nuestra dictadura de los mercados les explota hasta la muerte en sus propios países, construyendo barreras invisibles y otras que no lo son tanto. Mientras, los campeones del neoliberalismo y la izquierda capitalista viven en su pestilente burbuja “democrático”-financiera, exprimiendo como limones a los suyos. ¿Libertades formales a cambio de miseria? 

Que pregunten por la “ostalgie” (nostalgia del Este) de muchos ex ciudadanos de la RDA (a los que llamaban despectivamente “ossies” alguno refinados nazis del Oeste). Si por esos “ossies” fuera se volvería a levantar el Muro de nuevo. En la película Good Bye Lenin lo dijeron bien claro para referirse a la anexión de la RDA a la RFA: ¡Nos han vendido!. ¡Ni tanto! Lo triste es que lo hicieron por menos que un plato de lentejas. Muchos en el Este pensaron que con el “maná” capitalista iban a encontrar su nirvana de felicidad y prosperidad económica (o lujo vacío). Nada más lejos de la realidad, después de casi veinticinco años de la caída del Muro. 

Ya nadie se acuerda del expolio que supuso para la RDA la creación del consorcio Treuhand donde las empresas públicas de la RDA fueron vendidas a mafiosos y a empresarios sin escrúpulos de la Alemania del Oeste, ocasionando un efecto devastador para los trabajadores del Este. Todo ello mediado con chantajes y extorsiones del gobierno derechista de Helmut Kohl a la ex RDA. La voracidad privatizadora en la ex RDA tuvo un coste brutal: se cerraron más de cuatro mil empresas y al cabo de cuatro años casi tres millones de trabajadores se fueron a la calle. Esta fue una de las caras más sangrientas del “neue kapitalismus” en la antigua RDA. 

No me cabe la menor duda que la anexión de la RDA a la RFA fue un proceso sucio realizado de espaldas al pueblo alemán oriental, con un coste altísimo que se tradujo en la demolición controlada, programada y deliberada de todos los derechos sociales (y otros tantos culturales) de la RDA y en el asesinato indirecto de muchos ciudadanos alemanes orientales mediante el suicidio, que no está documentado por la historiografía occidental (porque no les interesa, claro), pero es absolutamente cierto que se produjo, al igual que una purga política derechista descomunal, con la pérdida de hasta un millón de puestos de trabajo. Lo pueden contar alemanes orientales de primera mano (Bruni De La Motte, Lo que perdieron los alemanes del Este después de 1989). Aquí la traducción. 

La anexión de la RDA se hizo en el contexto de un golpe de Estado ejecutado desde el exterior (Gorbachov, Reagan, Thatcher, la propia Alemania Federal y la CIA) y desde el interior de la RDA (la iglesia y elementos del Partido Socialista Unificado Alemán, SED). 

Bien es cierto que no todo es “ostalgie” en la RDA, y en lo musical movimientos como el “beat” fueron formalmente vetados por la Alemania Oriental. El presidente Walter Ulbricht en un pleno del SED (el Partido Socialista Unificado Alemán), a mediados de los sesenta, decidió cerrar el grifo a la música beat como consecuencia directa del pollo que montaron “fans” de los Rolling Stones en Berlin Occidental durante un concierto del grupo de Jagger en aquélla ciudad (en 1965), lo que levantó las alarmas de las autoridades políticas del Este. La gente (incluidas las bases juveniles socialistas) no entendieron esta censura. Dicho lo cual, no es que sea entendible la prohibición temporal del beat en la RDA, pero es que el vandalismo, a la “occidental”, no formaba parte de la cultura socialista y menos el tráfico de drogas que tanto se ha movido entre el pop-rock occidental. 

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Los temores de que conciertos masivos degenerasen en altercados o fueran aprovechados desde el Oeste por la CIA (que era muy activa en Berlín Occidental) y el BND alemán para dinamitar la RDA desde dentro, determinó el cierre temporal de la música beat en aquél país. Al menos en su versión “masculina” puesto que grupos femeninos como Die Kolibris, masculinos como Thomas Natschinski Gruppe o la solista Ruth Brandin sí se podían considerar beat, pero quizás eran menos “amenazantes” para el sistema, vaya usted a saber. Claro, que también se había prohibido el festival de rock de Woodstock (paradigma del “pacifismo” de perra gorda, la guarrería y el consumo masivo de drogas) y pocos lo mencionan. En todo caso, parece que se olvida que la RDA estaba permanentemente acosada y era objeto de constantes provocaciones por parte del Oeste, utilizando a la RFA para una “guerra” incruenta (incluida la propagandística), no declarada. Era muy sencillo utilizar todos los resortes de la disidencia interior de la RDA para ir configurando un mito fabulado en contra de éste país. 

La construcción del Muro de Berlín (la llamada barrera protectora antifascista por la RDA y Muro de la “vergüenza” por la CIA y sus desvergonzados sindicatos políticos, rufianes económicos e “intelectuales” de la mentira, en el Oeste) fue, con todos los matices que se quieran poner (puesto que una barrera física impide muchas cosas) la indeseada respuesta a esas provocaciones y al rearme de la RFA. La guerra fría, o caliente, no admitía tregua. Fue un hecho objetivo el acoso a la RDA; lo demás ha sido incesante propaganda de cuartel, desinformación calibrada al milímetro, venta de “héroes” a plazos y NO-DO, con los  que nos han obsequiado a lo largo de cincuenta años.

Tuvo que ser Erich Honecker, el último dirigente de la RDA, el que dejase vía libre definitiva al rock en 1971 y, de este modo, se aparcaran a un lado “imperialismos musicales”, autoritarismos y otras monsergas. Cuando la política mete el hocico en la cultura es cierto que, con perdón, a veces suele cagarla. Músicas que, aunque viniesen de fuera y fuesen, aparentemente, un modo de colonizar  paulatinamente a la sociedad germano oriental, no dejaban de ser una etiqueta restrictiva, en el fondo, contraproducente. En fin, es cierto que hubo algunas limitaciones estéticas impuestas, en lo musical (el “denostado” beat), encontronazos y grescas varias con las autoridades políticas en algunos casos (la banda Magdeburg), pero básicamente había margen para la libertad creativa del autor e incluso con críticas, solapadas, al establishment político (no al estilo de un Wolf Biermann, obviamente). Pero, a pesar de los pesares, se consolidó una forma de hacer pop-rock en la Alemania oriental, con influencias externas y con estilo propio, pero siempre con denominación de origen “alemán”.  

Una historia del pop-rock en la RDA (1)

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EL CONTEXTO POLÍTICO (A)

La República Democrática de Alemania (en adelante, RDA) fue fundada formalmente como el Estado de “obreros y campesinos” en 1949, hasta su anexión a la RFA en 1990. Un Estado nacido de las ruinas del nazismo (como dice su soberbio himno Auferstanden aus Ruinen) y también como consecuencia de la división acordada por las cuatro potencias vencedoras de la II Guerra Mundial, donde se estableció un pacto para que el sector oriental estuviese bajo control de la Unión Soviética y el otro ya sabemos por quién. Un Estado, la RDA, definido como socialista y antifascista en contraposición a la Alemania Federal que encabezó Konrad Adenauer, un personaje belicoso y anticomunista que se había puesto el guiñolesco traje de demócrata (como tantos muchos) pero que no dejaba en mal lugar al partido nacionalsocialista, puesto que bajo su mandato parasitaron en su país las garrapatas del nazismo durante infinidad de años, sobre todo en puestos claves de la administración (que según quienes trabajaban allí “era un hervidero de nazis”). Adenauer, en la definición de Walter Ulbricht (el presidente de la RDA), era el perfecto reaccionario que necesitaba la “nueva” Alemania Federal; «un nostálgico del imperio Carolingio, de los Caballeros Teutónicos y del clericalismo medieval”. En la Alemania de Adenauer también hubo cabida para infinidad de nazis que trabajaron en el espionaje (el servicio secreto BND) en puestos políticos locales (por ejemplo, alcaldías) y en empresas (el intransigente y agresivo presidente de la patronal alemana Hans Martin Schleyer, ejecutado por la Fracción del Ejército Rojo alemán, en 1977, había sido un nazi convencido). Todos escalaron puestos a velocidad de vértigo en la «nueva» Alemania capitalista. Es lo que tenía una “transacción” “modélica” de la postguerra, pilotada por un derechista que fue comprensivo con el nazismo al igual que lo fueron los políticos españoles (Felipe González o el PCE carrillista) con el franquismo. 

Antes de su constitución como Estado socialista, en la RDA se habían celebrado elecciones donde la unión de dos partidos (el socialista y el comunista) se hicieron con una amplia mayoría, por delante de los cristiano demócratas que luego, voluntariamente, se negaron a participar en el nuevo escenario político de la RDA, visto que la coalición de izquierdas empezaba con las expropiaciones del capital de Hitler (empresas como Krupp, Siemens, etc..). Expropiaciones que contaron con el apoyo de buena parte del pueblo alemán oriental en los “länder” donde hubo plebiscitos. Por supuesto, aquéllas elecciones no fueron supervisadas por eso que llaman “observadores internacionales” enviados por la CIA. 

Pero vayamos (al menos momentáneamente) al grano musical que es lo que cuenta en esta entrada. La cultura en la RDA tuvo unos exponentes de primerísimo nivel: desde Bertolt Brecht, Anna Seghers o Christa Wolf, en las letras, hasta la música culta con Paul Dessau o Hanns Eisler (el autor del himno de la RDA). Por no hablar de instituciones musicales como las orquestas Staatskapelle Dresden, Staatskapelle Berlin y Sinfónica de la Radio de Leipzig, cantantes de ópera como el tenor Peter Schreier o directores como el gran Herbert Kegel ¿Y, en los sonidos menos “comprometidos” o “trascendentes” (musicalmente hablando) del folk, pop o rock? Hubo mucho y bueno…y también cosas menos apetecibles, como en todas partes. Aquí no teníamos ni idea de lo que se cocía musicalmente en la RDA, salvo lo que provenía de la otra Alemania, la Federal (con sus grupos Kraftwerk, Tangerine Dream, Einstürzende Neubauten, los comercialoides Alphaville); si acaso algún grupo aislado de la RDA, no más. El Este musical pop era prácticamente un desconocido ignoto,. Muchos de aquellos grupos o solistas, sin embargo, eran bien conocidos en Alemania Occidental y en otros países de Europa, por evidente cercanía y porque tal vez les interesaba captar a algún que otro disidente para la causa. Lo cierto es que algunos de los músicos que iniciaron su carrera en la RDA recalaron posteriormente en el país vecino sin alcanzar, ni mucho menos, el éxito precedente que consiguieron en la RDA, caso, por ejemplo, del actor y cantante Manfred Krug. 

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La aportación pop-rock en la RDA socialista, en comparación con otros países del Este Europeo, fue abrumadora y, sobre todo, en excelencia musical, inclusive superior a muchas glorificadas bandas rock y solistas del Oeste (de España mejor no hablar, dominada por la canción melódica pastelera y ritmos sonoros tan mediocres como vomitivos, salvo las excepciones dignas que todos sabemos). Hay quien habla de influencias procedentes de la cercana RFA. Lógico, si tenemos en cuenta que era bastante fácil captar las emisoras de radio y tv al otro lado del Muro. Mientras, en el capitalismo del Oeste grupos británicos o norteamericanos eran publicitados “ad nauseaum” por las multinacionales y programados machaconamente en las radiofórmulas, con métodos bastante mafiosos, todo hay que decirlo (me acuerdo ahora de Peter Frampton y su Show Me the Way) competían en calidad y medianías. 

Cuanto más sonaban algunas de esas músicas más daba la “sensación” de convertirse un bodrio de canción en una pieza de culto. Por mencionar algunos grupos de entonces que me parecían de una ramplonería insultante, cuando no directamente infumables (lo siento si algún fan-ático se me incomoda): Queen, si, el de esa insoportable vedette exhibicionista llamada Freddie Mercury, los aburridos Yes, Génesis, Slade y otros del glam-rock, etc, etc.. Por supuesto, estaban (en los setenta) gente como Deep Purple, Aerosmith, Uriah Heep, Thin Lizzy o Led Zeppelin…y en los ochenta las joyas de todos conocidas…Pero siempre con un gran aparato publicitario capitalista por detrás, que también ayudaba lo suyo. 

La paranoia occidental con la “Stasi”: un bulo propagandístico creado por la CIA y el BND 

En definitiva, en la RDA se hacía rock y pop del bueno, aunque algunos pensasen en su declarada miopía musical que en el Este socialista sólo había coros y danzas del ejército, o bien se hacía rock de verbena. Y aunque otros, en el rizo conspiranoico más  propagandístico viesen (y siguen viendo) la mano negra de la Stasi  (el servicio secreto alemán oriental) hasta en las baquetas de los grupos musicales, deformando, de este modo, la cultura musical pop  de aquél país. Que la hubiera, o no, poco o nada influyó en el resultado artístico final de esas bandas. Pero, a “sensu contrario”…¿por qué esos “agit prop” del “todo era Stasi” no se preguntan o analizan el por qué el servicio secreto alemán occidental, el BND, estaba trufado de nazis, por qué no creer que espiaba a los grupos de rock de la RFA, por qué no se preguntan por las conexiones del BND con la dictadura franquista o por sus implicaciones recientes en los crímenes de grupos neonazis? ¿O, simplemente, como ejecutores silenciosos de los asesinatos cometidos contra presos en las cárceles alemanas federales en los años setenta? 

Es decir, el BND occidental tenía en su haber cosas bastante más gordas que lo que pudo hacer la Stasi y además reclutaba nazis (al igual que hizo la CIA). ¿No sería que la Stasi se limitaba a defender a su país ante el acoso a que estaba siendo sometida? La Stasi espiaba a los ciudadanos “sospechosos”…”disidentes”. Me parece fatal. Muy mal hecho. En Occidente sabemos que esas cosas no pasan (ironía)…pero ¿que ha hecho, por ejemplo, la CIA durante toda su existencia? Espiar a sus ciudadanos, asesinar, torturar, secuestrar…financiar a terroristas (recientemente, Siria) a escuadrones de la muerte (Latinoamérica) o a dictadores sangrientos….Y, supuestamente, el país al que representa es el referente de la democracia en el mundo. No te jode con la Stasi, cuando tenemos a la Gestapo-NSA norteamericana controlando a todo el planeta, literalmente, y con la complicidad de sus lacayos europeos. Si hay que hablar, se habla en condiciones. Pero sólo hay “StasiLand” y otros libelos anti RDA. Críticas descarnadas desde la Alemania “reunificada” hacia la Alemania del Este (en el cine y en los medios) y ni una sóla revisión crítica, permanente, contra el nazismo y sus silenciosos tentáculos, los cuales penetraron por la puerta falsa en todas las estructuras político-económicas de la RFA y con los que este país tan estupendamente convivió en los años de la postguerra y bastante bien entrado el siglo XX.

Simplemente: nunca toleraron que una parte de Alemania fuese socialista durante cuarenta años. Y llevan más de veinte pidiéndoles el cuerpo revancha. Exactamente lo que no hicieron contra el nazismo.