El plan de Hungría y Alemania Federal para crear un éxodo planificado de ciudadanos de la RDA en el verano de 1989

 

 

Uno de los acontecimientos que adquirió especial relevancia, dentro de la vorágine de las llamadas eufemísticamente “revoluciones de terciopelo” que acontecieron en el Este europeo durante el año 1989, y que la propaganda anticomunista occidental utilizó como prueba incuestionable de la superioridad moral y política de las democracias capitalistas sobre el comunismo, fue cuando miles de ciudadanos de la RDA abandonaron su país en el verano de ese año mediante un éxodo que en realidad fue orquestado desde varios países.

Lo primero que hay que decir es que a finales de los años 80 la resistencia de la República Democrática Alemana (RDA) para mantener cohesionado el Estado de obreros y campesinos se estaba debilitando. El hecho de que la RDA tuviera que estar compitiendo contra todo tipo de adversidades con su vecina capitalista para garantizar un nivel de vida óptimo para sus ciudadanos, hizo que una parte de éstos (siempre minoritaria), y gracias en buena medida a la propaganda de las estaciones de radio y TV de la República Federal de Alemania (RFA), vieran en la «hermana» capitalista de Alemania del Oeste un lugar más atrayente para satisfacer sus expectativas.

Cada vez más ciudadanos en la RDA creían que la RFA era el país de mejores oportunidades. Que la RDA fuese un estado obrero y campesino no lo sabían y no les interesaba. En consecuencia, no hubo actitud reflexiva alguna e ideas por parte de esa población para llevar a cabo cambios en la RDA de tal manera que la RDA permaneciese como un estado socialista. Prefirieron huír, sobre todo hacia Hungría y Checoslovaquia en lugar de regresar, arremangarse, continuar trabajando y encontrar soluciones.

¿Entonces, qué motivó realmente que en aquel verano de 1989, en plena Centroeuropa, miles de alemanes del Este dejaran el país (la mayor parte de ellos estaban fuera de él, de vacaciones) para ir hacia Hungría, Austria y Checoslovaquia y entrar en la RFA? Se hizo evidente, desde el principio, que estos factores fueron influenciados por la propaganda occidental, en particular, cuando miles de esos ciudadanos llegaron a la conclusión de que un cambio notable, rápido y permanente en sus condiciones de vida, especialmente en lo que respecta a la satisfacción de sus necesidades personales, sólo podría realizarse en Alemania Occidental o en Berlín Occidental.

Un impulso crucial para que se hiciese efectiva la contrarrevolución de 1989 en la RDA y la previa “fuga” de miles de ciudadanos de la RDA hacia Hungría y Checoslovaquia, se debió, según algunos, a problemas de origen interno (economía de escasez, servicios inadecuados, opciones restringidas para viajar fuera y dentro de la RDA, condiciones de trabajo insatisfactorias a nivel de sueldos y salarios, burocracia de autoridades, empresas e instituciones, etc..) frente a los cuales la dejadez de las autoridades provocó gran malestar en el pueblo.

Beneficios del socialismo, como los derechos sociales ampliamente consolidados, ya no se consideraban factores decisivos en comparación con las deficiencias y problemas generados ya que en parte aquéllos también se dieron por sentados y, por lo tanto, no se incluyeron en la evaluación o incluso se negaron por completo. La inaplicabilidad de eficientes medidas correctoras frente a todo ello pudo influir en el desarrollo de los acontecimientos, pero hay que decir que la suerte ya estaba echada para la RDA (y del resto del bloque soviético), reformaran o no el sistema socialista.

Porque, independientemente del malestar ciudadano de la RDA, que no debería haber sido, ni mucho menos, determinante para forzar la huida de su país, la desestabilización contra la RDA fue llevada a cabo por un conjunto de decisivos actores externos e internos. En concreto, el peso contrarrevolucionario en el exterior lo llevaron países como Hungría, Alemania Federal y una de sus cuñas ideológicas, que utilizaron como palanganeros para aquellos eventos: la llamada “Unión Paneuropea”, un movimiento fuertemente europeísta, federalista y anticomunista creado para la unificación de Europa y fundado por el conde Richard von Coudenhove-Kalergi, sí, el del famoso “plan Kalergi” que tanto está en boca de las teorías de la conspiración de grupos de extrema derecha. Imposible no señalar a EEUU, de cuyas maniobras y complots, en aquel año de 1989, apenas se sabe nada, aunque hay datos bastante consistentes que apuntan a que jugó un papel importante en todos aquellos procesos.

Los eurodiputados paneuropeos de Kalergi habían abogado por la introducción de un pasaporte europeo único, por el desmantelamiento de los controles fronterizos o por el establecimiento de las doce estrellas sobre un fondo azul como símbolo europeo oficial, dejando bien claro que no aceptaban las líneas impuestas en Yalta y la creación de “un telón de Acero”, como una frontera de Europa, por lo que pronto establecieron contactos con grupos clandestinos del antiguo bloque oriental para ir socavando los países socialistas. Al final, el «Plan Kalergi» era esto.

Parte de las contrarrevoluciones de 1989 que condujeron a diversos «cambios de régimen» (técnicamente disfrazados de «revoluciones») en los países del Este socialista, en particular en la RDA, fueron organizadas por la mencionada Unión Paneuropea y el opositor Foro Democrático Húngaro, bajo el patrocinio del archiduque Otto von Habsburg, que era miembro del partido ultraconservador alemán CSU, y el político húngaro Imre Pozsgay. Así pues, Hungría fue, literalmente, la puerta de entrada a la contrarrevolución en todos los países socialistas de Europa y, en particular, al desfondamiento de la RDA.

El 27 de junio de 1989 fue la fecha emblemática donde el Ministro de Relaciones Exteriores de Hungría, Gyula Horn, junto al de Austria, Alois Mock, y un gran contingente de medios, escenificaron la ruptura del llamado “telón de acero” que separaba la frontera entre ambos países cortando el alambre de púas con dos cizallas. Los agentes del capitalismo y la maquinaria de propaganda de Occidente comenzaron, entonces, una desenfrenada campaña de demolición controlada de todo el Este socialista de Europa.

La traición del gobierno húngaro a sus socios socialistas del Pacto de Varsovia, tuvo lugar en un momento en que 4,3 millones de ciudadanos de la RDA estaban de vacaciones fuera del país, sobre todo en habituales lugares de recreo de Hungría como el Lago Balatón. Esta planificada operación de largo alcance se produjo, “casualmente”, después de que Gorbachov, en junio de 1989, durante su encuentro con el canciller federal Helmut Kohl, en Bonn, hablase del «derecho de los alemanes a determinar su propio futuro” (Gorbachov estaba claramente desentendiéndose de su aliado germano oriental y dando vía libre a la anexión).

A partir de ahí, se exacerbó la «oposición interna en la RDA». Las iglesias protestantes de la RDA, junto a los medios de comunicación de la RFA, realizaron una verdadera campaña masiva de intoxicación informativa, histeria e incitación a los ciudadanos de la RDA que estaban en Hungría para que se fugaran hacia las embajadas de Budapest y Praga, desde su lugar de descanso vacacional. Muchos ciudadanos de la RDA no regresaron de sus vacaciones, «huyendo» a través de la frontera entre Checoslovaquia y Austria con el objetivo de llegar a la RFA. Otros ocuparon las embajadas de la RFA en Budapest y Praga.

Pero no fue un «escape», como quien lo hace para huír del castigo de la justicia, sino una campaña orquestada de evasión que se hizo efectiva gracias a la suspensión temporal unilateral por parte de Hungría de las disposiciones básicas del acuerdo entre el Gobierno de La RDA y el gobierno de la República Popular de Hungría sobre tráfico transfronterizo. Hungría adoptó dicha suspensión en materia de fronteras con el sólo objetivo de desacreditar y echar abajo al gobierno de la RDA, facilitando la huida masiva de ciudadanos de la RDA. Hungría estaba actuando a las órdenes de Bruselas y EEUU.

El llamado “Picnic Paneuropeo” fue la plasmación injerencista llevada a cabo por agentes de la Unión Paneuropea y el gobierno húngaro para provocar la huida de ciudadanos de la RDA. Es lo que hoy denominaríamos una “revolución de color” o «golpe de Estado blando», cuyo objetivo era facilitar la caída y anexión de la RDA. La propaganda oficial del evento tildó el “Picnic” como “una manifestación “de paz” de la Unión Paneuropa en la frontera austrohúngara, cerca de la ciudad de Sopron, el 19 de agosto de 1989, que condujo a la ruptura del bloque oriental”. En realidad, el “Picnic” fue la escenificación de un acto de agresión, sin armas, contra la RDA.

En el llamado «picnic», 661 ciudadanos de la RDA que se encontraban en Hungría fueron convencidos para abandonar la RDA e ingresar en Austria y Checoslovaquia en dirección a Alemania Occidental. Se organizaron más salidas, apoyadas por la Cruz Roja Internacional y el Servicio de Cáritas Malteser húngaro quienes ejercieron de traficantes de estos desplazados. El 28 de agosto de 1989, Gyula Horn, ministro de Exteriores húngaro, informó al subsecretario de Estado del Ministerio de Relaciones Exteriores de Bonn, Jürgen Sudhof, sobre la apertura oficial de las fronteras en la noche del 11 al 12 de septiembre.

El gobierno húngaro pagó a los ciudadanos que querían dejar la RDA altas cantidades de dinero diarias para su mantenimiento. Estaba todo perfectamente organizado para la desestabilización. Había convoyes de automóviles reunidos, encabezados por vehículos de Alemania Occidental y también trenes para la salida de “refugiados” procedentes de la RDA. La Checoslovaquia pseudocomunista, del amortizado Gustav Husak, también fue muy activa en la colaboración injerencista. La Embajada de Praga en la República Federal de Alemania realizó gestiones con las que convencer a ciudadanos de la RDA para que abandonaran el país.

Uno de los catalizadores o directores de la transacción de ciudadanos de la RDA hacia Hungría y Checoslovaquía, a los que convenció para que no regresaran a su país, fue el entonces ministro de Relaciones Exteriores de Alemania Federal, Hans Dietrich Genscher, un antiguo miembro del Partido Nazi (NSDAP), agente de la CIA y que apenas ocultaba su odio a la RDA. El gobierno húngaro recibiría más tarde un préstamo preferencial de 500 millones de marcos alemanes del gobierno federal de Helmut Kohl y Genscher por su apoyo a los “refugiados” de la RDA, es decir, por haber liquidado el Tratado de Varsovia y haber contribuido al desplome de la RDA. El conspirador Gyula Horn, siendo Primer Ministro de Hungría, recibiría, años más tarde, la Cruz del Mérito Federal de Alemania.

El pleno celebrado en septiembre de 1989 por el Politburó del SED (Partido Socialista Unificado) pospuso una reacción política, que debía ser enérgica y decidida, al 10 de octubre, es decir, tres días después del 40 aniversario de la RDA. Un mes clave de “inacción» de los líderes del SED durante el cual los partidarios de la Perestroika y la Glasnost redoblaron sus esfuerzos para galvanizar la inversión de sentimientos entre los sectores de la población. Por ejemplo, entre los representantes de la influyente iglesia protestante, el obispo Werner Leich, de Turingia, hizo encendidas declaraciones oficiales a favor de la Perestroika y la Glasnost en la RDA. Ni el Politburó ni el gobierno, paralizado, reaccionaron ni tomaron las medidas necesarias.

Precisamente, fuerzas centrífugas pro-Perestroika actuaron secretamente en el interior de la RDA para acelerar la desintegración del país. Y provenían del lugar que menos esperarían en la RDA: de la propia Unión Soviética. ¿Quién iba a suponer que en la RDA, en el otoño convulso de 1989, estaba actuando, en nombre de Gorbachov, un grupo especial de la KGB con el nombre en clave de «Lutsch» y con objetivos desestabilizadores?

El grupo de agentes de la KGB de Gorbachov recopiló información e influyó en ciertas personas relevantes de la RDA para que tomaran el camino en dirección a la Perestroika. Se sabe, por ejemplo, que uno de los jefes de la KGB en la RDA, V. Kryuchkov, tuvo como contacto al renombrado físico alemán oriental Manfred Von Ardenne.

Personajes de las altas esferas políticas de la RDA como Günther Schabowski, miembro del Politburó del SED, fueron informado sobre las conversaciones del KGB con Hans Modrow (último presidente de la RDA), Wolfgang Berghofer (“reformista” del SED y alcalde de Dresde) y Markus Wolf ex jefe de la Stasi. Estas fueron todas las personas (o una parte significativa de ellas) que jugaron un papel decisivo dentro del SED para dar un giro en el país a favor de la contrarrevolución de Gorbachov. El grupo especial de la KGB, cuyas actividades fueron indetectables, apoyó activamente la oposición interna en el partido para destituir a Erich Honecker.

Gorbachov, como ya se mencionó anteriormente, había decidido la «no interferencia en los asuntos internos» de los estados socialistas, lo que suponía una rendición incondicional ante Occidente. Sin embargo, de hecho, Gorbachov interfirió masivamente en los asuntos internos del gobernante partido comunista SED y la propia RDA, para acabar destruyendo el país. Las “tesis gorbachovianas” de la Perestroika y Glasnost eran una estrategia de camuflaje que escondían la liquidación en dominó de todo el socialismo en Europa del Este.

En particular, en el proceso de división y descomposición del SED, Gorbachov utilizó especialmente al KGB para llevar a los miembros del SED a la línea revisionista-rupturista y pro-capitalista del PCUS, siendo uno de los hombres clave en la RDA el antiguo «espía sin rostro» del MfS (Stasi), Markus Wolf.

Así pues, el “éxodo” de miles de germano orientales en el verano de 1989 no fue una decisión planificada espontáneamente por ellos, sino que fueron conducidos hábilmente gracias a una extraordinaria campaña propagandística y a una conspiración conjunta de la RFA con las fuerzas antisocialistas que se habían hecho con el poder en Hungría junto a sus aliados austríacos, checos y el grupo de agitadores “paneuropeos” de Kalergi, mientras EEUU actuaba a distancia controlando el ansiado derrumbe de la RDA.

 

 

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      • Tupac Amaru

        Ah,que lástima. Te copio y pego la reseña que viene con el video,para que tengas mas idea de que se trata. Pero se terminan yendo todos,casi.
        «Berlín, 1956. Faltan cinco años para la construcción del muro. Un grupo de estudiantes alemanes decide mostrar su solidaridad con las víctimas de la Revolución Húngara de 1956 con un minuto de silencio durante las clases, de inmediato son victimas del terrible y criminal sistema comunista que los domina.»
        Saludos.

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        • berlinconfidencial

          La sinopsis ya es francamente vomitiva. No sé si me quedarían ganas de ver ese panfleto cinematográfico. Parece sacado de un manual de propaganda fascista de la CIA (por ser suave). En Hungría, lo más que hubo fue un intento de golpe de Estado, pero bueno de esto he hablado también por aquí

          Saludos

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    • berlinconfidencial

      Hola. Bibliografía contra la RDA tienes casi en cualquier parte, Amazon (Stasiland, etc…). A favor o desde una posición neutral, lejos de la propaganda anticomunista, casi toda está en alemán (además inencontrable en buena parte) o inglés que es desde yo he cogido las fuentes. Sobre este tema en particular se puede encontrar haciendo una búsqueda simple en Internet. Por supuesto toda en la dirección prevista

      Saludos

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