Cómo la CIA utilizó el movimiento estudiantil de EEUU para contrarrestar la influencia izquierdista
En su edición de marzo de 1967, Ramparts, una publicación periódica de la costa oeste de EEUU (California) que se opuso firmemente a la participación estadounidense en la guerra en Vietnam, reveló detalles de la estrecha relación entre la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Asociación Nacional de Estudiantes (NSA). Los lazos de la NSA con la CIA se formaron en los primeros años de ambas instituciones después de la Segunda Guerra Mundial, cuando la Guerra Fría estaba en marcha. Ramparts cerró en 1975
Según Ramparts, la CIA había estado proporcionando gran parte de los fondos para la NSA a través de varios «canales», una práctica que se ha hecho extensible hasta hoy. Miembros de la NSA, muchos de ellos a sabiendas, habían servido a los intereses de la CIA al participar activamente en movimientos internacionales de jóvenes y estudiantes. Las actividades de la NSA fueron financiadas por la CIA, tanto para contrarrestar la influencia comunista como para proporcionar información sobre personas de otros países con quienes tuvieron contacto.
Las revelaciones sobre los lazos de la CIA con la NSA fueron lo más sensacional de una serie de reportajes en esa época que expusieron la participación de la Agencia en instituciones como el Congreso para la Libertad Cultural, la Comisión Internacional de Juristas, el sindicato AFL-CIO, Radio Free Europe y conocidas e importantes fundaciones filantrópicas (como la Carnegie o Rockefeller). Un libro de Karen Paget, Patriotic Betrayal, es el relato más detallado hasta el momento del uso que hizo la CIA de la Asociación Nacional de Estudiantes como vehículo para la recolección de inteligencia y la acción encubierta.
Tras el final de la II Guerra Mundial, Occidente declara formalmente la guerra fría al comunismo soviético y sus aliados socialistas europeos a través del famoso discurso de Winston Churchill en Fulton (EEUU), utilizando toda suerte de resortes injerencistas, ya fuese a través de la CIA, el Pentágono y la OTAN o mediante el chantaje de las relaciones comerciales (embargos). La Agencia Central de Inteligencia no sólo se embarcó en la lucha contra el comunismo del bloque soviético, y de otros países, sino también contra todo aquel país que desafiara la hegemonía militar y económica estadounidense, aunque se tratara de un país neutral, ya que como dijo el activista Steve Kangas, autor del Memorial de Atrocidades de la CIA, “nada más ha enfurecido a los directores de la CIA que una nación permaneciese fuera de la “guerra fría”
La CIA, con el apoyo de los servicios de inteligencia británicos, promovieron golpes de Estado en todo el mundo una vez finalizada la II Guerra Mundial (lo que hoy se llamaría técnicamente “revoluciones de color”, pero más agresivas y cruentas) para derrocar a gobiernos democráticamente elegidos. Ejemplos se pueden encontrar en todos los continentes: en Irán, con el golpe anglo-americano contra el primer ministro iraní Mohammed Mossadegh en 1953; en Sudamérica, la CIA cooperó con la multinacional norteamericana United Fruit Company para derrocar al gobierno democráticamente elegido del presidente de Guatemala, Jacobo Arbenz, en 1954. En África, también la CIA cooperó con los ex gobernantes coloniales de la República del Congo, los carniceros belgas, en el derrocamiento del recién elegido primer ministro del país, Patrice Lumumba, en 1960.
Durante los años cincuenta y sesenta, en EEUU, la CIA paradójicamente fue la que más estuvo dispuesta a reclutar a “liberales” (terminología que en EEUU equivale a ser socialdemócrata) y miembros de la Nueva izquierda troskista en sus actividades. La razón era muy simple: se trataba de “desmagnetizar” el izquierdismo en EEUU para, en la atmósfera de guerra fría creada por Occidente, iniciar una lucha sin cuartel que había que ganar no sólo en el campo de batalla militar, sino también en el combate cuerpo a cuerpo intelectual e ideológico contra el comunismo.
Durante el período de los años 50-60 se produjeron en EEUU gran cantidad de delaciones por parte de muchos ciudadanos estadounidenses con puntos de vista políticos ultraconservadores y patrióticos (o patrioteros) ante la Oficina Federal de Investigaciones (el FBI), la contraparte de la CIA en el campo de la inteligencia nacional. Durante dicho período, el FBI dependió de una extensa red informadores para acumular vastos expedientes sobre asociaciones políticas y la vida personal de millones de estadounidenses. Hasta la respetada ACLU (American Civil Liberties Union) estaba infestada de “chivatos” del FBI dispuestos a delatar a sospechosos de comunismo en sus filas.
El COINTELPRO (Counter Intelligence Program) del FBI ejemplifica el tipo de agenda desestabilizadora que se utilizó en EEUU para infiltrarse en organizaciones izquierdistas. Dicho programa, que la Oficina estableció en secreto en 1956, se hizo para promover las disputas y la división en grupos cuyas actividades la Oficina deseaba neutralizar. Ello dependía en parte de su capacidad para recopilar datos personales llevados a cabo por informantes dentro de esas organizaciones.
Para ello, se trabajó una atmósfera de Guerra Fría en la cual el FBI y sus aliados en el Congreso, más los medios de comunicación a su servicio (que eran prácticamente todos), retrataron a los “subversivos domésticos” como aliados de los enemigos extranjeros y, por ello, constituían la mayor amenaza para los Estados Unidos. De ahí que, probablemente, toda esta maquinaria de propaganda jugase un papel importante a la hora de persuadir a tantos estadounidenses para que actuaran como informadores.
Y qué mejor conducto para actuar como informantes que pertenecer a una organización representativa estudiantil de ámbito nacional como la NSA, el foco principal de la “rebelión social” americana. Muchos de esos estudiantes, involucrados en actividades de espionaje para la CIA, luego alcanzaron puestos prominentes en la vida pública norteamericana. Uno de los que estuvo bajo sospecha fue Allard Lowenstein, presidente de la NSA en 1950-1951 y destacado activista contra los derechos civiles y la guerra de Vietnam, aunque en el libro de Paget antes mencionado se le descarga de toda responsabilidad.
Otro de los señalados es Robert Kiley, vicepresidente de la NSA de 1957 a 1958. Kiley, como líder estudiantil, cooperó estrechamente con la CIA y, posteriormente, trabajó directamente para la Agencia, desempeñando un papel de liderazgo en la identificación de africanos que podrían colaborar con ella, convirtiéndose más adelante en ayudante del Director de la CIA, Richard Helms.
Otra histórica activista estudiantil colaboradora de la CIA fue la renombrada feminista Gloria Steinem. Operando a través de una organización del frente de la CIA, establecida en cooperación con ex miembros de la estudiantil NSA, Steinem reclutó a jóvenes estadounidenses para participar en los entonces populares Festivales Mundiales de la Juventud y los Estudiantes, que se celebraban casi siempre en países socialistas y eran de marcado componente anti-imperialista e izquierdista.
Steinem fue al Festival Mundial de la Juventud celebrado en Viena en 1959 y dos años más tarde aterrizó en Helsinki. Aparentemente, hizo bien su trabajo eligiendo participantes estadounidenses como espías que fueron muy efectivos para neutralizar a los estudiantes comunistas. Steinem, a diferencia de muchos otros colaboradores de la CIA, fue sincera: “En la CIA, finalmente encontré un grupo de personas que entendieron lo importante que era representar la diversidad de las ideas de nuestro gobierno en los festivales comunistas. Si tuviera la opción, lo volvería a hacer”. La CIA entendió pronto que el feminismo podría servir a iguales objetivos que el minar las organizaciones estudiantiles izquierdistas a través de delatores.
Otro ilustre agente estudiantil de la CIA fue Paul Sigmund, luego profesor de Ciencia Política en la Universidad de Princeton. A finales de la década de 1950, Sigmund colaboró con la CIA durante varios años. Su papel incluyó la redacción de un plan para un seminario de verano de seis semanas conducido por un grupo frontal a través del cual la Agencia podría evaluar a otros estudiantes que podrían enrolarse en sus actividades. Sigmund publicó años más tarde, en 1974, un extenso artículo atribuyendo el golpe de estado de septiembre de 1973, en Chile, a las “fechorías de Allende”
Entre otros líderes de la estudiantil NSA que trabajaron para la CIA y que posteriormente fueron prominentes profesores universitarios u ocuparon cargos de relevancia institucional se encuentran James P. Grant, director ejecutivo de UNICEF durante muchos años y ampliamente admirado, quien murió en 1995; James Scott, profesor de ciencias políticas y antropología en la Universidad de Yale, muy respetado por sus escritos sobre el sudeste asiático; Crawford Young, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Wisconsin y conocido erudito de estudios africanos; Luigi Einaudi, un diplomático estadounidense que se desempeñó como secretario general interino de la Organización de los Estados Americanos y Duncan Kennedy, profesor de derecho en Harvard
Otras organizaciones, como la Liga de Estudiantes para la Democracia Industrial, una pequeña organización con una inclinación socialdemócrata que tenía varias secciones en varios campus universitarios, era «ferozmente anticomunista», aunque se opuso a las prohibiciones universitarias de permitir oradores comunistas en los campus. Con todo, la NSA fue el principal frente de la CIA en las universidades americanas, utilizando la tapadera de la llamada Fundación para Asuntos de Jóvenes y Estudiantes, la principal fuente de financiación para la NSA
Cuando en los años 60 Estados Unidos empezó a experimentar un profundo cambio político y un gran número de jóvenes empezaron a cuestionar el apoyo de sus padres a la Guerra Fría del Pentágono, el alcance del movimiento contestatario en EEUU fue tal que las operaciones puestas en juego para descarrilar y desviar a este zeitgeist emergente fueron inmensas. La complejidad de la operación desarrollada por la CIA ni siquiera se pudo igualar con ninguna otra operación interna (incluida el 11-s).
Para ello, el establishment utilizó piezas de propaganda de guerra como activo contra la izquierda en los años 60. Tal fue el caso de la “progresista” ACLU (Unión Americana de Libertades Civiles), organización que supuestamente velaba por los derechos y libertades individuales de los estadounidenses. La ACLU hoy es un gran negocio redondo que genera más de 150 millones de dólares al año en beneficios y ha tenido y tiene fuertes donantes (aunque no los especifica en su web) como el Open Society Institute de George Soros y las Fundaciones Ford, Rockefeller, Carnegie, Field, Tides, Gill, Arcus, Horizons, y otras.
La ACLU fue fundada por Roger Baldwin, Crystal Eastman y Felix Frankfurter, de los que vale la pena hacer una breve reseña. Frankfuter fue asistente personal del fiscal de distrito de Nueva York, Henry Stimson, quien creó el Black Eagle Fund para distribuir millones de dólares procedentes de botines robados en la II Guerra Mundial depositados en cuentas encubiertas, los cuáles fueron utilizados posteriormente para organizar falsas banderas, manipular elecciones y organizar golpes de Estado favorables a Wall Street en todo el mundo. Frankfurter luego fue juez del Tribunal Supremo de EEUU.
Crystal Eastman era hermana de Max Eastman, quien dirigía el principal órgano de propaganda comunista de EEUU The Masses y que ayudó a John Reed a apoderarse del movimiento socialista en EEUU. Más tarde Eastman se convirtió en partidaria de la “caza de brujas anticomunista” del senador Joseph Mccarthy. Roger Baldwin empezó como un devoto comunista pero diez años más tarde, desde la fundación de la ACLU, dirigió la purga de todo “comunista viviente” en EEUU cuando los ejecutivos de la ACLU se reunían en secreto con el FBI para filtrar los nombres de los sospechosos de ser “rojos”.
Un investigador de Chicago, Sherman Skolnick, descubrió que la CIA utilizaba una variedad de resortes para financiar a la izquierda estadounidense. En particular, acusó a Rennie Davis, Tom Hayden, Lee Weiner y Jerry Rubin, líderes del movimiento juvenil estudiantil, de aceptar fondos de fuentes de la CIA, específicamente a través de una compleja red de entidades pantalla de la CIA como la Fundación Carnegie, la Organización de Salud Estudiantil, el Instituto de Estudios de Política, JM Kaplan Fund, Aaron E. Norman Fund, New World Foundation y Roger Baldwin Foundation
A Sherman le tomaron por un “conspirador” o “teórico de la conspiración” en unos años (los 60) donde este término era poco usual y había poco espacio para la disidencia debido al monopolio que ejercían la totalidad de medios de desinformación masiva de EEUU. Al final los estudiantes denunciados por Sherman engrosaron las filas de lo más granado del “establishment” americano: Rennie Davis acabó como capitalista de riesgo; Tom Hayden terminó como Senador y miembro del Instituto de Estudios de Política de Harvard, mientras que Lee Weiner pasó de pertenecer a la sionista Liga Antifamación, infestada de agentes del Mossad, a convertirse en vicepresidente de AmeriCares (una multinacional-ONG financiada por gobiernos y poderosos donantes privados que vive de hacer negocio con la pobreza en el mundo como, por otra parte, cientos de ONGs de EEUU).
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Fuentes:
Karen Paget, Patriotic Betrayal
https://prospect.org/article/when-student-movement-was-cia-front
https://nonprofitquarterly.org/50-million-soros-grant-to-fund-aclu-for-reduction-of-incarceration/
¡Estimado Berlin !: en uno de tús últimos hilos has hablado de Polonia y su victimismo en la II Guerra mundial.
Las declaraciones de Putin el pasado diciembre ha provocado una respuesta visceral en l os medios polacos y en los historiadores y publicistas propolacos de la guisa de Anna applebaum y cia.
Uno de los más caraduras turiferarios es el historiador británico Roger Moorhouse, autor de un reciente libro sobre «Polonia , 1939.Los primeros en luchar «( en inglés y ya publicado en Polonia ) ,lejos de la más mínima objetividad en sus ataques a la » atroz manipulación » histórica del gobierno Rusia.
En 2014 publicó un libro de propaganda antisoviética- reciclada de la guerra fría- sobre los años 1939-1941,»The Devils’ Alliance: Hitler’s Pact with Stalin, 1939-1941, (Bodley Head, 2014), cómo será ¡ que no utiliza ninguna evidencia primaria rusa!
El profesor Geoffrey Roberts hizo una crítica furibunda de algunas de las tesis de este libro- panfleto.
*Miner on Moorhouse, ‘The Devils’ Alliance: Hitler’s Pact With Stalin, 1939-41′
:https://networks.h-net.org/node/28443/discussions/58075/miner-moorhouse-devils-alliance-hitlers-pact-stalin-1939-41
.Su twitter:https://twitter.com/roger_moorhouse?lang=es
*Artículo paupérrimo:»Putin’s modern Russia is a willing prisoner of its Stalinist past»:https://www.washingtontimes.com/news/2020/jan/24/vladimir-putins-modern-russia-is-a-willing-prisone/
Afortunadamente quedan historiadores honestos fuera de Rusia (cada vez menos ), como el canadiense Jabara Carley y el británico Geoffrey Roberts (aunque éste tiene tendencia a ser demasiado «centrista» en su argumentación en ocasiones)
.Muy buena respuesta de Jabara Carley :»What Poland Has to Hide About the Origins of World War II »
https://www.strategic-culture.org/news/2020/01/12/what-poland-has-to-hide-about-the-origins-of-world-war-ii/
*»Segunda Guerra Mundial: Polonia apostó por la Alemania nazi.«Tiene toda la razón, señor Embajador»(2013):
https://www.voltairenet.org/article189019.html
*Geoffrey Roberts:» Poutine, la Pologne et le pacte germano-soviétique «:http://www.librairie-tropiques.fr/2020/01/poutine-la-pologne-et-le-pacte-germano-sovietique-par-geoffrey-roberts.HTML
También mete el escalpelo sobre la «nación mártir «,la profesora Annie Lacroix Rix , en un artículo de 2009:
«Annie Lacroix-Riz : La Pologne dans la stratégie extérieure de la France (1938-1939)»:
http://leblogdygrec.blogspot.com/2015/06/annie-lacroix-riz-la-pologne-dans-la.html
Saludos.
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Hola Rafael. Como siempre gracias por el aporte extra. Si no apareció tu comentario es porque tengo activado el Akismet anti-spam a un MÁXIMO de DOS enlaces ya que los intrusos comerciales entran a cascoporro con muchos links. La verdad es que estás más documentado que yo, que apenas tengo tiempo para ver la ingente historiografía que comentas. Un saludo
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Hay un libro de Frances Stonor Saunders sobre “La CIA y la guerra fría cultural” que toca algunos temas aquí expuestos. No se si lo has leído y si te parece interesante.
Todo esto me hace pensar que a lo mejor este año cae otro Oscar al cine español por agradecimiento a todas las concesiones y pasos que están dando (y que han dado) el estado en apoyo a la política internacional estadounidense, sobretodo en Sudamérica. No es casual que la entrega del premio a mejor película extranjera lo entrega de nuevo Penelope Cruz 😉 en dos semanas saldremos de dudas.
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Hola, he oído hablar del libro de Stonor Saunders…pero no lo he leído. No sé hasta qué punto es interesante cuando la CIA en su web, a través de una reseña de uno de sus ex agentes, Thomas N. Troy, y a pesar de las críticas al libro, recomienda su lectura e incluso dice que disfrutó leyéndolo https://www.cia.gov/library/center-for-the-study-of-intelligence/csi-publications/csi-studies/studies/vol46no1/article08.html
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¡ Gracias Berlin, por tu contestación: está claro, ya me lo parecía cuando leí su artículo, es el típico pseudo historiador (falsificador) que intenta apabullar al lector incauto con las signaturas de los archivos que ha consultado, pero curiosamente nunca reproducen esos textos ó fragmentos de los mismos en apéndice de fuentes …¡ seguramente porque el texto no dice lo que él afirma que dice¡ .
Es una técnica que utilizan mucho los sovietólogos en su falsificación de la época de Stalin.
He leído también del señor Farré un artículo sobre el «totalitarismo soviético», es todo un catálogo de tópicos absurdos y cita como grandes historiadores a falsificadores cómo Pipes- en nómina de la CIA- y Timothy snyder, autor de «Tierra de sangre «(galaxia guttenberg) cuyas falacias fueron desmontadas hace unos años por Grover Furr.
*Blood Lies: The Evidence that Every Accusation against Joseph Stalin and the Soviet Union in Timothy Snyder’s «Bloodlands Is False» (2014):https://www.amazon.com/-/es/gp/product/0692200991/ref=dbs_a_def_rwt_bibl_vppi_i1
Me extraña que no hayas podido acceder al artículo, facilmente disponible en DIALNET :
*http://www.unisci.es/wp-content/uploads/2019/10/UNISCIDP51-5AVILESpdf-1.pdf
Avilés tiene otro artículo sobre Aldo moro, supongo que dirá que también es un camelo de los conspiranoicos cómo nosotros:
*El secuestro y asesinato de Aldo Moro en la ficción cinematográfica y en la investigación histórica
(1978-2018):Historia del presente, ISSN 1579-8135, Nº 34, 2019 (Ejemplar dedicado a: El terrorismo contemporáneo: lecturas desde el cine y la literatura / coord. por Josefina Martínez Álvarez, José Luis Rodríguez Jiménez), págs. 9-22
Sólo falta que en unos días salga nuestro «amigo» Faraldo hablando del superfalsificador Putin y de la «polonia mártir » de la II Guerra mundial.
Un cordial saludo.
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Con el resumen de su artículo me vale. Prefiero no entrar a leerlo completo ya que probablemente tendría que hacer una entrada sobre él y refutar punto por punto sus memeces. Y me cansaría. El que quiera que lea mis entradas y saque conclusiones (o los libros que cito). El capítulo Gladio de la guerra fría es uno de los más onerosos de Occidente y necesita ser enterrado a cualquier precio por pseudohistoriadores comprados por las élites. Pero aún lo es más el Gladio B (el islámico) que le sucedió, y que por supuesto negará la mayor el tal Farré, a pesar de que los nexos siguen siendo los mismos pero con distinto actor (el islamismo). Y a pesar de que está comprobado el apoyo al terrorismo yihadista del Pentágono, la CIA y la OTAN a ISIS como parte de su objetivo geoestratégico en Oriente Medio, Sudeste Asiático y Asia Central.
Saludos cordiales
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En el entorno del materialismo filosófico de Gustavo Bueno se ha investigado el tema de la actividad de El Congreso para la Libertad y la Cultura en la España franquista, especialmente Gustavo Bueno Sánchez, hijo del primero, e Iván Vélez.
Buscaban promocionar una cierta vaga izquierda anticomunista y por los personajes que estaban detrás de esto, bastante babosilla: Enrique Tierno Galván, Aranguren, Julián Marias, Jose Luis Sampedro.
Además de dividir a la izquierda, como se explica en este artículo, buscaban introducir la idea de federalismo, practicamente inexistente hasta entonces tanto en el PSOE como en el PCE. Consiguieron que lo separatismos que se consideraban reaccionarios, propios de personajes siniestros como Sabino Arana, acabasen siendo asimilados por la izquierda. Y lo hicieron muy bien, a la vista está de todos.
En la página filosofia.org hay muchos documentos muy interesantes.
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No conozco las publicaciones de G. Bueno hijo, pero vaya….no creo que aporte gran cosa al pensamiento de izquierdas un señor como Iván Vélez que es de la extrema derecha anticomunista de Vox. De los intelectuales citados, son deplorables todos. Tierno Galván queda perfectamente retratado por Gonzalo Puente Ojea cuando dijo de él que «era frío, distante, ambicioso, maniobrero, pequeño-burgués y fascinado por las tácticas conspiratorias y el secretismo». Huelga decir que Sabino Arana a lo que llega como máximo es a la categoría de analfabeto.
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Dentro del Materialismo Filosófico ya hay varias facciones: frente a la voxiana de Iván Vélez y Joaquín López está la marxista de Santiago Armesilla.
Hace años, el siglo pasado, ser discípulo de Bueno era ser marxista. La mayoría militaban en el PCE. Por aquellos años, finales de los noventa, yo me acercé a este círculo. Combatíamos no sólo el neoliberalismo, sino también las izquierdas posmodernas, los relativismos, lo que ahora entendemos por progresía. El problema es que esta progresía se ha comido practicamente a la izquierda, quedan muy pocos marxistas. Encontrar vida inteligente en la izquierda es cada vez más difícil. Por eso me interesa tanto este blog, y no es peloteo.
No seré yo el que defienda a Vox, pero hay que reconocer que algo falla cuando los fachas están por la igualdad ante la ley y ante hacienda en todas la regiones y la izquierda apoya los privilegios de determinadas regiones por no sé qué derechos medievales.
No voy a explicar qué hay detrás de toda esta izquierda sorosiana, bastante explicado está en este blog. ¿Y qué decir del socialismo del sigo xxi y su ideología indigenista? Da la casualidad de que coinciden con lo que promociona la C.I.A. Otro divide y vencerás. Eso daría para otra entrada interesante.
No defiendo la militancia en Vox de Iván Vélez, ni mucho menos, pero ha hecho cosas buenas como combatir la Leyenda Negra, frente a los intereses del Pentágono y el Foreign Office. Por ejemplo, recomiendo la entrevista que le hace a David Stoll (se puede ver en youtube), un antropólogo que descubrió el montaje de la indigenista Rigoberta Menchú al servicio de la C.I.A.
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El problema de la izquierda española es su mezquindad ideológica posibilista y su entrega al posmodernismo progresista. La izquierda debería reivindicar con fuerza muchas cosas que están haciendo populista a la extrema derecha: crítica sin fisuras de la inmigración incontrolada y el feminismo frentista -aunque ya de por sí lo es; me da igual si es de la primera o la quinta ola- y enarbolar el soberanismo nacional frente a la injerencia exterior, aunque aquí es una guerra perdida ya que EEUU e Israel controlan no sólo la política exterior española sino la interna. Siempre lo hicieron, sobre todo EEUU. Los sucesivos dirigentes españoles, desde 1976, sólo han sido empleados-intermediarios de lo que ordena y manda Washington. No hay alternativa, hoy mismo.
Y gracias por la parte que me toca. Mi blog es una modesta contribución al debate crítico
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¡Estimado Berlin!: quizás te interese este artículo de Juan aviles Farré, según él «gladio» es un mito, casi dejó de existir desde 1972 y no «hay pruebas » que estuviese implicada en atentados terroristas, casi toda la documentación que aporta son resoluciones judiciales. el tio es bastante derechista, le he visto a veces escribir en el mundo y es historiador especialista en terrorismo.
*El caso Gladio.Una red militar clandestina en la Italia de la Guerra Fría:https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7137317
saludos.
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Hola Rafael. Farré es un blanqueador del terrorismo de Estado. No me cabe la menor duda. Puede decir misa y manipular lo que quiera pero las pruebas, incluidas las judiciales (italianas) dicen todo lo contrario: Gladio fue un proyecto de las élites que instaron a las agencias de inteligencia occidentales a crear terrorismo en Europa con diversas organizaciones. Y precisamente fue en 1972 (aunque en realidad habría que hablar de Piazza Fontana en 1969) cuando con el atentado de Peteano, contra tres carabinieri italianos, Gladio se hizo reconocible. No puedo acceder al artículo completo, sólo al resumen, pero está claro que Farré habla en clave de la conocida «invasión soviética» como justificación de Gladio y las redes «stay behind». Muchos investigadores más competentes y no mentirosos como él (Arthur Rowse, Paul L. Williams, etc..) saben que ese Gladio se extendió a la estrategia de tensión del terrorismo en Europa durante los años 60-90.
Jueces italianos, deduciendo testimonio de ex terroristas y arrepentidos y de informes de agencias policiales (DIGOS) determinaron que agencias extranjeras de inteligencia (la CIA) movían los hilos del terrorismo de Brigadas Rojas y otras organizaciones europeas similares. Y esas agencias (CIA-Mossad) lo hicieron en su central de París, en la tapadera de la Escuela Hyperion y en Bruselas, sede la OTAN. De las Comisiones parlamentarias italianas no se puede deducir nada, porque eran una farsa de antemano, aunque algunos de sus miembros como Sergio Flamigni dijeron bien claro que los servicios secretos italianos y estadounidenses tuvieron mucho o todo que ver en los años de plomo.
Es lógico que intenten tapar el escándalo Gladio y encubrir a sus autores intelectuales rodeándose de «académicos» de esta calaña (por cierto, ¿este señor manipulador de Farré conoce las declaraciones de Steve Pieczenik, en su día un importante funcionario del Departamento de Estado de EEUU que dijo que la CIA manipuló a las Brigadas Rojas para asesinar a Aldo Moro?). Cualquiera mínimamente informado y con perspectiva crítica sabe que la CIA, Giulio Andreotti, Francesco Cossiga, la mafia, la Logia P2 y los servicios secretos italianos estuvieron detrás del terrorismo en Italia, el rojo y el negro. Y eso se llamó GLADIO red que estuvo activa hasta bien entrados los años 90. A ver si este académico de tres al cuarto es capaz de refutar a gentes como los magistrados Felice Casson o el ya fallecido Ferdinando Imposimato, que se ocupó de instruir el caso Moro y que dijo bien claro que Gladio estuvo detrás de las masacres terroristas en Italia de los años de plomo (incluidas por cierto las de sus amigos magistrados Falcone y Borsellino).
Saludos
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