Réplica a cartesianos marxistas-leninistas y milicianos progres afines (sobre Corea del Norte)

 

 

Decía un tuitero en mi cuenta acerca de mi entrada anterior sobre los logros sociales de la RPDC (República Democrática Popular de Corea) que es un “Grave error defender desde el socialismo a Corea del Norte. Ejemplo de lucha anti-imperialista sí, ejemplo de país desde luego no. Choca de frente con las ideas marxistas y leninistas”. Esta monserga suele ser muy común entre los defensores de la pureza ideológica del socialismo. Y uno se pregunta:  ¿Cuál no es el ejemplo de Corea del Norte? ¿Qué problema tiene un sistema que funciona razonablemente bien, a pesar del acoso mundial de que es objeto?  ¿Quizás no se ajusta a las encíclicas de Lenin y Stalin? ¿Qué no es del gusto del troskismo? ¿Qué no hay “alternancia” política al estilo americano-español? ¿Qué no tiene un movimiento asambleario hippie-neoprogre para decidir que dirigente saldría elegido?

Si hablamos de alternancia política, aquí y ahora, tenemos a los mismos perros capitalistas con distintos collares fascistas que hurtan pensiones, roban dinero público, enjuician a raperos por quebrantar la «fama» de un ladrón real y maltratan en las calles. Un partido político que propusiera la salida de la OTAN, la socialización de los medios de producción, políticas anti-imperialistas y anti-sionistas….y tuviera la más leve posibilidad de acceder al poder sería objeto de una conspiración criminal y mediática de inmediato, salvo que tuviera un apoyo masivo entre la población que contrarrestase esa involución. En caso contrario, no tendría una sóla oportunidad de hacer nada.

En Italia ya sabemos lo que pasó con el comunismo: desde el fin de la II Guerra Mundial impidieron su ascenso al poder asesinando a sus militantes-simpatizantes, intimidándolos, agrediéndoles e infiltrándolos con los nazis de Gladio. Las revoluciones o gozan de apoyo mayoritario o no lo son. La revolución ha de serlo en su integridad y mejor partir sin anclajes, etiquetas o encorsetamientos con denominación de origen (como, por ejemplo, hacen algunas catecumenistas del feminismo con eslóganes del tipo “la revolución ha de ser feminista o no lo será” y otras tonterías del verticalismo transfeminista postmoderno).

¿Qué no se puede criticar a Kim Jong Un? ¿Que no hay manifestaciones de colores para exigir el cambio de régimen que pide EEUU? Probablemente, en la RPDC, haya muchas cosas criticables (es imposible que no las haya) y no es higiénicamente correcto dotar de un aura “incriticable” a los miembros de cualquier gobierno socialista-comunista, pero eso es tarea que debe corresponder exclusivamente a los ciudadanos de Corea del Norte, no a nosotros, sesudos teóricos de salón que opinan desde una confortable y prepotente atalaya marxista y, lo que es peor, somos referentes en guerras y genocidios, estemos o no alejados de ello. En cualquier caso, si la mayoría abrumadora de ese país, la RPDC, está de acuerdo con sus líderes y su gobierno no hay mucho más que objetar.

Que la RPDC haya sido o sea “impenetrable” (cada vez menos) ha sido una garantía para que el crimen organizado (la CIA, OTAN, etc.) no haya podido influir y financiar movimientos opositores golpistas y esto ha sido fundamental para el devenir de la nación, guste o no a los occidentales que demandan, con no sé qué títulos, una falseada “libertad sin restricciones” para el país norcoreano. Un país, no lo olvidemos, que sigue en guerra con su vecino del sur bajo los auspicios de su escudero provocador genocida, los EEUU; guerra que solamente está delimitada por un armisticio. Merece la pena reseñar que los países comunistas de Europa cayeron, esencialmente, por injerencias externas, agentes saboteadores y elementos del aparato comunista vendidos a Occidente. El pueblo, sobre todo en países como la URSS y la RDA (menos en la fuertemente cristofascista Polonia o en Checoslovaquia) fue un convidado de piedra que actuó al compás que le marcaron o engañaron de dentro y de fuera.

La base ideológica de Corea del Norte no tiene nada que ver con la de cualquier otro país socialista de los que hemos conocido en Europa. Es una síntesis de un complejo pensamiento filosófico (juche) que aúna espiritualismo de carácter marcadamente orientalista, confucionista-budista, con el socialismo clásico, y por ello ha sido demonizado desde el previsible imperialismo capitalista, ávido de conquistar recursos y hacerse con el control global del planeta, hasta determinada progresía snob, comunistas ultraortodoxos y quienes hablan de “monarquía hereditaria”, intentando vanamente establecer analogías simplistas con las monarquías europeas, autoelegidas desde el feudalismo medieval. Todo ello con un tufo a neocolonialismo liberal-postmarxista que ya les vale.

El pueblo de Corea del Norte, en su inmensa mayoría, profesa admiración, respeto y actitud reverencial hacia sus líderes, no porque sean “dioses” a los que idolatrar o divinizar ciegamente sino porque representan la cúspide que cohesiona a todo un pueblo y tienen la firme determinación de seguir adelante frente a toda adversidad. No pretendamos imponer o traspasar modelos culturales endocéntricos a otros países porque no estamos en condiciones de exportar nada más que bombas de racimo e incontables genocidios.

Es fácil caricaturizar a un pueblo a costa de sus rituales simbólicos, su llamativa gestualidad y exhibición pública de sentimientos (muerte de Kim Jong Il), su devoción que puede parecer casi religiosa hacia sus líderes. Podemos reirnos de ellos hablando de “lavado de cerebro masivo” mientras en Occidente hay una prolongada amnesia, facilitada por los mass-media, para impedir que recordemos cómo nos mataban los demócratas con sus nazis de la banda terrorista Gladio. Y esto ni era gracioso, ni caricaturizable. Y ni las víctimas de Gladio han tenido reparación alguna ni los verdugos han ido al cadalso. Ni tampoco hemos sabido parar crímenes de lesa humanidad de nuestros gobiernos porque creemos que Occidente está repleto de valores morales superiores, tanto que casi se solapan con los del supremacismo hitleriano.

Que una periodista norteamericana independiente que reside habitualmente en Nueva York, como Carla Stea, haya hablado elogiosamente de la RPDC no es una pose gratuita. Es la constatación de las mentiras, montajes y falsedades con las que nos obsequia Occidente a diario sobre un país que, gracias a la disuasión nuclear, no ha terminado en manos de los terroristas de Occidente como ha sucedido con Afganistán, Irak, Libia y por los pelos (gracias a Rusia e Irán) Siria

La cuestión de la verdad (o una aproximación a ella) sobre la RPDC consiste en enviar a un estercolero los telediarreos de Occidente, la prensa controlada por el narcosionismo y su propaganda demonizadora y buscar en fuentes independientes que no pinten necesariamente a la RPDC ni como un paraíso de color rosa ni como un régimen del horror como hacen los que consienten y apoyan las atrocidades del régimen judío mataniños, permiten el holocausto sirio o yemení o nos narcotizan con la gran burbuja ilusoria del capitalismo.

Un Comentario

  1. Francisco Cordero

    Va a ser difícil romper la dinámica reaccionaria y filocapitalista de estos tiempos. Tengamos la esperanza en la recuperación moral e intelectual del ser humano, y que en el futuro venidero (no sé cuándo) la clase trabajadora y los desprotegidos del planeta despierten de una vez, y con la fuerza de su número y una clara conciencia social, pueda cambiar el devenir de esta penosa época. Lo malo es que esto se lleva diciendo y pensando desde siempre. Con todas sus imperfecciones, Corea del Norte representa algo diferente a la realidad opresiva mundial. Un saludo!

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  2. Néstor Miguel

    Ho Chi Minh resolvía muy fácilmente el dilema: «Este país, y el socialismo, son la misma cosa», decía. Y todos los que querían entenderlo, entendían. Hoy por hoy la militancia antiimperialista -y especialmente desde la cabeza de un pequeño Estado sometido a permanente acoso, como Corea del Norte o Cuba (y atención, que también intentan acosar a Rusia y a China)- es luchar por el socialismo. Porque secar las fuentes de las que se nutre la burguesía imperialista metropolitana equivale a despertar por hambre y sed al proletariado de las grandes naciones centrales y expoliadoras. Ya lo decía alguien tan poco marxista como Disraeli, para quien el imperialismo era una necesidad para cortar la división de las «dos naciones» que había entrevisto en el Reino Unido.

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  3. Jeshua

    Gracias por tus reflexiones. El caso venezolano, todavía en fuerte disputa pero con el mismo patrón de críticas desde la izquierda de salón, demuestra por contraste lo que dices.
    La apertura ‘democrática’ del país, heredada de 40 años de bipartidismo burgués, ha condicionado totalmente la defensa de los derechos del pueblo venezolano. Éste, aun siendo en su mayoría partidario de la Revolución, sufre sin poderlo contrarrestar con toda la fuerza que se merece, el acoso criminal del imperialismo norteamericano (acompañado de los regímenes títeres latinoamericanos) .
    La única manera de verdaderamente podernos defender y tener una oportunidad de vencer, será abandonar la democracia burguesa de una vez por todas, asumir la dictadura del pueblo trabajador, y conducir las fuerzas del país apartados del capitalismo. Todavía eso no se decide y allí está el riesgo inminente de la derrota.

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  4. Rafael Granados

    También suscribo con Loam, la totalidad del artículo.

    Esta caterva de supuestos marxistas, marxólogos,y postmarxistas demuestran una prepotencia nada extraña, teniendo en cuenta que se han amamantado en los paises imperalistas y a que no sufren en ellos mismos ó en sus familias los horrores del mismo.

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  5. Loam

    Completamente de acuerdo con cuanto se expone en este excelente artículo. Hace mucho tiempo que envié al «estercolero los telediarreos de Occidente, la prensa controlada por el narcosionismo y su propaganda demonizadora».

    Podríamos aplicar a la RPDC lo mismo que Eduardo Galeano dijo sobre Cuba: «Nunca he confundido a Cuba con el paraíso. ¿Por qué voy a confundirla, ahora, con el infierno? Yo soy uno más entre los que creemos que se puede quererla sin mentir ni callar».

    Salud!

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