¿Sobrevive la conciencia ‘más allá’ del espacio y el tiempo? (4). La experiencia de Pam Reynolds y sus detractores

 

PAM REYNOLDS

 

 

“La mayoría de las personas basan sus creencias sobre la vida en un ‘más allá’ en la fe religiosa o en el dogma materialista. Tener que elegir entre una u otra es una falsa dicotomía, puesto que hay una tercera alternativa. Una que no requiere ni un acto de fe ni la negación de la evidencia. Para apoyarme en ello ni leo ni escucho a movimientos como la Nueva Era y su ridícula propaganda religiosa que presenta como “prueba” de ese ‘más allá’. Solo creo en lo que considero pueden ser los mejores, más confiables y mejor documentados informes»  

(Chris Carter)

 

 

El caso de la ECM (experiencia cercana a la muerte) de Pam Reynolds (1956-2010) es, en cierta forma, similar a la que relató posteriormente el neurocirujano Eben Alexander, pero con la diferencia de ser la ECM mejor detallada médicamente de toda la historia. El relato de Reynolds es algo más “neutral” que el de Alexander en el sentido de que no tiene tantos calderones “místico-teistas” aunque siempre andan sobrevolando los inevitables aspectos “trascendentes” típicos de las ECM, ni tampoco la Reynolds sacó partido de su ECM dedicándose a escribir libros-superventas como el avispado Alexander.

Como en el caso de Alexander, la experiencia de Reynolds la han intentado deslegitimar desde todos los frentes escépticos, en particular, por santurrones del materialismo militante como los deshonestos Gerald Woerlee (anestesista holandés), Keith Augustine (filósofo y ateo con carnet) o Susan Blackmore (psicóloga), insistiendo todos en manipular datos o hacer interpretaciones sesgadas pilladas a contrapié. Ser escéptico contra todo lo que desafíe el modelo-monopolio reduccionista imperante es una moda.

Pam Reynolds tenía un enorme aneurisma en el cerebro (inflamación de una arteria) como consecuencia del debilitamiento de una de sus paredes vasculares. Si reventaba dicha arteria su muerte era segura. Por otra parte, una operación en ese área del cerebro de difícil acceso y próxima a funciones vitales también era extremadamente arriesgada con un alto porcentaje de causarle la muerte. Pero a Reynolds no le quedó otra opción que jugarse el todo por el todo y ponerse en manos del mayor experto en la materia, el doctor Robert Spetzler (del Barrow Neurological Hospital de Arizona). Sanidad privada, huelga decir, y a golpe de talonario en el “paraíso” del Tío Sam.

Spetzler, con un equipo de veinte personas (entre neurólogos, cardiólogos, anestesistas y ayudantes), sometió a Reynolds, en junio de 1991, a un novedoso procedimiento llamado “paro cardíaco hipotérmico” el cual requería la disminución drástica de la temperatura corporal nada menos que a 15 grados C., lo que implicaba el cese total de la circulación, incluida la del cerebro, así como su respiración, latido cardíacos y un EEG (electroencefalograma) plano. Otra adición importante a la técnica fue el empleo de barbitúricos con el fin de proteger metabólicamente su cerebro de la pérdida resultante de flujo sanguíneo. La concentración de barbitúricos se mantuvo constante durante el período quirúrgico crítico ya que no había circulación debido a la parada cardiaca inducida. Sus posibilidades de supervivencia seguían siendo remotas.

Por otro lado, a Reynolds se le colocaron unos tapones insertados en los oídos firmemente fijados y pegados con varias capas de gasa para probar la reacción y la integridad de su tronco encefálico y verificar, de este modo, que el EEG fuera plano para que no se detectaran niveles de conciencia, aplicando a los oídos de Reynolds un sonido con una gama alta de decibeles (100 db), a 11 clics por segundo, comparable al ruido producido por un martillo neumático a dos metros de distancia, sonido que no escuchó Reynolds. Estos dispositivos que hacen clic son uno de los métodos que se utilizan para controlar la conciencia del paciente. Pero, en cambio, Reynolds, si fue capaz de ver y escuchar otras muchas cosas con precisión y recordarlas….

 

PAM REYNOLDS DURANTE LA OPERACIÓN CON LOS OJOS Y OÍDOS PRECINTADOS

 

La línea de tiempo de la operación de Reynolds la vamos a delimitar en tres OBE’s (experiencias fuera del cuerpo) donde la muerte clínica “efectiva” sólo pudo ser factible cuando su sangre fue drenada completamente y su corazón y cerebro se detuvieron, no cuando se hicieron los preparativos para ello (estando Reynolds inconsciente bajo anestesia general) como erróneamente algunos están propagando (sobre todo desde la Nueva Era).  Una vez que era seguro que la paciente estaba completamente bajo anestesia, el cirujano comenzó a abrir el cráneo. Fue en ese momento en que se desencadenó una primera OBE y Reynolds abandonó su cuerpo, detallando conversaciones del personal asistente a su operación así como del material quirúrgico.

Por ejemplo, Reynolds relató con precisión una conversación entre Spetzler y la cardióloga que le atendía, de la que no le informaron previamente si era hombre o mujer, pero Reynolds llegó a decir su nombre. Estando bajo anestesia total no podría haber escuchado nunca esta conversación. La segunda fase OBE tendría lugar, aparentemente, una vez confirmada su “muerte clínica” (EEG plano, sangre drenada, actividad cardíaca cero) que es donde Reynolds manifestó haber tenido “encuentros con familiares, seres indeterminados, un túnel con luz al fondo, etc”.

Dice Reynolds, a propósito de la segunda OBE: «Tuve la sensación de que me tiraban, pero no en contra de tu voluntad. Iba por mi cuenta porque quería ir. La sensación era como subir en un ascensor muy rápido. Escuché la “voz” de mi difunta abuela llamándome. Pero no era una voz como la conocemos habitualmente (a través de las cuerdas vocales). Me miraba y yo le entendía.  Empecé a discernir a otras personas que parecían estar hechos de luz a los que reconocí, como si nunca hubiera existido una separación entre nosotros. Había amor, calidez y protección. Como si me hubieran traído a este lugar para protegerme, para que mi cuerpo pudiera estar preparado. Y fue algo maravilloso»

Cuando a Reynolds se le eliminó el aneurisma, y la sangre se le reintrodujo en el cuerpo, los cirujanos usaron el desfibrilador para activar su corazón con un intento fallido que no encontró respuesta, entrando Reynolds en fibrilación ventricular, lo que hubiera supuesto su muerte en cuestión de unos pocos minutos, por lo que se le aplicó una segunda descarga al doble de energía (100 julios) y el corazón empezó a latir en ritmo sinusal (normal).

En el momento anterior a la segunda descarga Reynolds recuerda (en su segunda OBE) que su tío fallecido comenzó a conducirla a través de un túnel para poder ver su cuerpo inerte una vez más en la mesa de operaciones. Reynolds lo vio así: «Me veía horrorosa, como si hubiera pasado por un accidente. Parecía lo que era: un muerto. Me asusté y no quise mirarme.  Me “comunicó” mi tío que hiciera como si saltara a una piscina.  No va a haber problema, solo salta como si fuera una piscina.  No quería y vÍ que me desfibrilaron, entonces tuve la sensación de cómo si hubiera “saltado” el cuerpo.

Es decir, que mediante tres pruebas clínicas: EEG plano, inactividad en el tronco cerebral y sin sangre que fluyese a través del cerebro, se podría decir que Reynolds estuvo muerta clínicamente no siendo posible que generase pensamiento ni recuerdo alguno en su cerebro, si nos atenemos, en particular, a lo que dice el consenso científico. Además, informó de su experiencia inmediatamente después de despertar lo que evitó, de alguna manera, que hubiera construido su experiencia a posteriori y hubiera quedado así sujeta a la credulidad de una simple fantasía.

Durante el paro cardíaco y los intentos de reanimación cardiopulmonar (RCP) resulta paradójico que el cerebro de Reynolds pudiera producir cualquier forma de conciencia, especialmente, hay que subrayarlo, la más lúcida posible. Precisamente este es el talón de Aquiles de los materialistas pseudoescépticos. ¿Por qué si a una ECM lo llaman un conjunto de “alucinaciones” estrictamente provocadas por una mente “alterada” ésta no produjo en Reynolds eventos desorganizados, incoherentes, caóticos, absurdos o, simplemente, no “imaginó” nada? Puesto que esos eventos serían la definición exacta de una alucinación.

En cualquier caso, creo firmemente que las tres OBE de Reynolds habrían formado parte de una misma conciencia ampliada y todas estarían concatenadas entre sí porque de lo contrario habría que admitir que los fármacos sedantes (anestesia) que le administraron al inicio fueron los que posibilitaron, de alguna forma, la OBE donde Reynolds describió objetos y el personal allí presente. Y esto entraría en contradicción con la OBE posterior (la relatada en estado de muerte clínica), donde el cuerpo de Reynolds estaba literalmente “inerte”. Pero es que, además, aunque Reynolds no estuviera en “muerte clínica” en la primera y tercera OBE, no resta un ápice de credibilidad para considerar como extraordinario que pudiera detallar, lúcidamente, lo que ocurría en la sala de operaciones, no justificable, bajo ningún aspecto, con la adición de drogas hipnótico-tranquilizantes a su cuerpo. Esto es algo que no se sostiene por ningún lado ya que estamos hablando de una persona bajo anestesia general, no local, con el añadido de que tenía los ojos y los oídos sellados.

Pero para el anestesista Gerald Woerlee en el caso Reynolds tuvieron que acontecer, necesariamente, una cadena de fallos tales como la administración insuficiente de anestesia o en el propio EEG  además de que la ECM “esencial” (la segunda OBE) con Reynolds en “muerte clínica” se tuvo que producir “inexcusablemente” en la reanimación, porque Woerlee “estuvo allí”, en el interior del cerebro de Reynolds, y lo pudo “comprobar” (sic). La conciencia lúcida y mejorada no sería más que una ilusión, según el “holandés errado”. Woerlee afirma que si hay ECM en la reanimación, lógicamente, ya no sería un evento “extraordinario” y la imaginación de Reynolds se pondría en marcha para “crear” percepciones sensoriales perfectamente compatibles con una conciencia “viva” y estrambótica explicable desde el cerebro.

Woerlee certifica, con una fatuidad propia de un intransigente dogmático (pseudo) escéptico, que las experiencias de Pam Reynolds no ocurrieron durante su período de paro cardíaco hipotérmico.  Además, las personas están inconscientes por debajo de una temperatura corporal de 26 grados centígrados, y mientras están inconscientes, una persona no puede tener experiencias conscientes como una ECM fuera del cuerpo o cualquier otra tipo de sueño, alucinación o experiencia consciente.  Esto significa que la ECM de Pam Reynolds en un túnel, encontrarse con parientes, etc., ocurrió durante un período de conciencia antes o después de que ella quedara inconsciente debido al enfriamiento de su cuerpo.

Pseudoescépticos como Woerlee argumentan con sobrevalorada «fe probatoria» que las ECM quirúrgicas pueden ser el resultado de la “conciencia anestésica”, esto es, un «infrecuente evento que ocurre cuando un paciente bajo anestesia general se vuelve consciente durante la cirugía, pero no puede moverse ni hablar». Sin embargo, hay dos hechos cruciales que desmontan esta afirmación gratuita. Primero: la conciencia bajo anestesia general es extraordinariamente rara ya que según el doctor Jeffrey Long «solo de uno a tres pacientes de cada mil experimentan conciencia anestésica”.

En segundo lugar, aquellos a los que se administró anestesia y se despiertan durante la cirugía describen su experiencia como dolorosa, aterradora y confusa. Esto es contrario a las ECM que, casi universalmente, se describen en un entorno de paz, gran tranquilidad, viajes “extraterrenales” y “amor incondicional”. Pero además aquellos que experimentan la dichosa “conciencia anestésica” no informan de experiencias extracorporales.  Sin embargo, según Long, las ECM que ocurren bajo anestesia frecuentemente informan observaciones de la cirugía desde arriba de sus cuerpos

Ahora bien ¿cuándo un cirujano comienza una operación?  Solo después de que el paciente esté completamente anestesiado (sea local o totalmente).  Ningún cirujano comenzará una incisión o “abrirá” una parte del cuerpo si el paciente no esté completamente inconsciente.  Y Reynolds ya estaba bajo anestesia total, que de hecho es incompatible con la “conciencia anestésica” pregonada por Woerlee y otros. La supresión de las ondas EEG en Reynolds empezaron a ser efectivas a partir de ese momento. La anestesia general  según la definición de la medicina establecida es un coma inducido por fármacos, donde las ondas cerebrales se suprimen significativamente. Ningún tipo de conciencia normal (física) puede ocurrir a partir de ese momento.

El argumento médico-escéptico de que pueda existir una conciencia residual “en áreas profundas del cerebro” tampoco es un hecho que demuestre que la conciencia proviene del cerebro. Según investigaciones realizadas parece ser que el cerebro puede permanecer operativo más allá de la línea isoeléctrica del EEG. Resultados indican que si se preserva la integridad de los elementos neuronales, entonces el cerebro puede sobrevivir. Este nuevo estado cerebral y sus mecanismos subyacentes advierten sobre las dificultades para establecer la muerte cerebral clínica y podría reavivar las discusiones sobre la utilidad de los actuales criterios de evaluación adicionales para determinar la muerte cerebral.

En resumen:

a) Este estudio es pura provisionalidad que, además, se aplicó en animales (gatos…pobrecicos)

b) La conciencia es algo que no es mensurable (igual lo es en gatos y ratones)

c) Por lo que parece, los expertos neurocientíficos no tienen claro cuando morimos definitivamente (échate a temblar).

Entonces, volviendo al caso Reynolds, si ella estaba anestesiada (en la fase reanimatoria y en el pre-operatorio) con los ojos vendados y los oídos bloqueados y su relato se ajusta a estos parámetros…¿no parece chocante y desesperante argumentar que Reynolds escuchó los procedimientos empleados por los cirujanos para su operación en base a la peregrina idea de que Reynolds estaba con las constantes neurológicas todavía activas? ¿Y cómo explica Woerlee que Reynolds tuvo una OBE estando en muerte clínica? No lo explica porque según él dice dicha ECM vital aconteció en la reanimación.

Woerlee también manifiesta, para apoyar su tesis negacionista en la que riza al máximo la madeja pseudoescéptica, cómo los cerebros de las personas bajo anestesia general pueden registrar tacto, movimiento, luz, sonido y dolor, como una forma de la ya mencionada “conciencia anestésica”. Esto obliga inmediatamente a hacer la pregunta de si Pam Reynolds realmente estaba teniendo conciencia durante la anestesia por qué no fue consciente de que recordase tacto alguno, movimiento o dolor. Su discurso se empecina en derivarlo hacia lugares comunes, cadena de errores ajenos y suposiciones arbitrarias.

Esto es desconcertante para el argumento que está tratando de usar y Woerlee guarda silencio sobre este tema. Es difícil de creer que Reynolds no haya recordado nada de esto. Como alguien ha dicho:  Si se pudiera demostrar de manera concluyente con pruebas al 0,000001% de error que Reynolds no pudo oír nada, los escépticos cambiarían a otra discusión engañosa. Su razonamiento con respecto a la disputa sobre el nivel de audición de Reynolds muestra cuán desesperada es su causa, en sí ya tan desesperada. Todo lo que dicen desafía al sentido común.

Y, en cualquier caso, Woerlee ante el descrédito de agarrarse a cualquier clavo cientifista ardiendo ya recurre a lo “irrecurrible” al afirmar que la conducción ósea podría explicar la capacidad de Pam Reynolds para escuchar las herramientas quirúrgicas que le cortaban el cráneo. La oclusión auditiva no afectaría, pues, a los sonidos transmitidos por la conducción ósea. Por supuesto, Woerlee no explica por qué Reynolds escuchó voces y música en el quirófano, sonidos que tienen que pasar, inexcusablemente, por el (los) oído (s) si se escuchaban por medios físicos normales. Woerlee insiste diciendo que Reynolds normalmente podía escuchar todas las conversaciones a su alrededor, a pesar de los clics extremadamente fuertes en sus oídos (100 decibelios). El disparate de Woerlee consiste en decir que «Ella simplemente lo filtró neurológicamente». Pero nadie podría filtrar un ruido tan desmedido y altamente desagradable.

Otro activo militante anti ECM y co-autor del libro El mito de la Vida Futura, Keith Augustine, pasa su discurso por igual tamiz pseudoescéptico que Woerlee, argumentando que Reynolds no estuvo completamente sedada y oyó lo suficiente de la conversación a su alrededor para luego formarse una imagen mental de todos los procedimientos médicos que se seguían con ella. Con ser nada creíble esta afirmación, basada en cero pruebas científicas sino en invenciones propias de un chamán de cuarta, cuando aparecen otras variables más comprometidas Augustine no es capaz de explicar cómo Reynolds pudo determinar con exactitud los instrumentos quirúrgicos utilizados con ella (incluida la sierra que le abrió el cráneo), algunos de ellos bastante sofisticados.

Con la particularidad, habría que decirle a Augustine, de que el instrumental quirúrgico (Midas Rex) a utilizar con la paciente estaba oculto en una caja precintada que no se abrió hasta que Reynolds fue sedada. Y se hizo así (o se hace así normalmente) con objeto de preservar su esterilización. Cabe recordar, de nuevo, que los ojos de Reynolds, al igual que los oídos, estaban firmemente cerrados y lubricados con cinta adhesiva durante toda la operación, y que la sierra estaba siendo utilizada en la parte superior de su cabeza, que en cualquier caso habría estado fuera del alcance de su vista normal.

A la hipótesis de la anestesia insuficiente  se abona otra prócer anti-ECM, la psicóloga Susan Blackmore, de la que poco hay que decir que no sea el ser una escéptica en liquidación, muy considerada en los círculos del pseudoescepticismo y partidaria también de otra teoría que llaman «reconstrucción imaginativa», es decir aquella en la que: los pacientes pueden haber tenido cirugías previas y están familiarizados con el procedimiento quirúrgico, la terminología médica y el diseño visual de una sala de operaciones, por lo que crean escenarios imaginados basados ​​en la información recopilada antes de la cirugía. Explicación insostenible, lo mires por donde lo mires, por se una burda invención para dar soporte a una creencia materialista.

Blackmore pasó en su juventud neohippie, supuestamente, por una ECM después de ponerse hasta las trancas de tripis y LSD. Es decir, Blackmore era una drogadicta que tuvo una alucinación inducida por sustancias psicotrópicas, opiáceos que pueden causar experiencias parecidas, pero ni mucho menos equivalentes a la diafanidad descriptiva experimentada en una ECM “natural”. La Blackmore anda menospreciando las ECM, de las que pasó de “creer” ciegamente a sacar provecho de ellas desde la caverna escéptica-materialista pero sin criterio ni solidez argumental alguna, sino todo lo contrario, sesgando su discurso aunque con menos fortuna dialéctico-empírica que los científicos del dogma.

La mayoría de los «descartes» y filtros que aplican los epígonos del pseudoescepticismo al caso Reynolds, como al resto de ECM’s son arbitrarios puesto que incluso si la cirugía fuera de tipo electivo no explicaría tampoco la observación de otros eventos inesperados o impredecibles. Así lo señala Michael Prescott: Por ejemplo, un paciente que pasó por una ECM vio a una enfermera como se le caía una bandeja con instrumental. En otras ECM el paciente ha reportado eventos que ocurren fuera del quirófano (en habitaciones contiguas), incluso a kilómetros de distancia. El único propósito de todas estas tonterías impugnadas por los “escépticos” es asegurar que se evidencien los menos casos posibles de ECM, reduciendo así la disonancia cognitiva de los materialistas que no quieren abordar con valentía el problema

 

 

FUENTES:
https://www.researchgate.net/publication/19783616_Aneurysms_of_the_basilar_artery_treated_with_circulatory_arrest_hypothermia_and_barbiturate_cerebral_protection
https://infidels.org/library/modern/keith_augustine/HNDEs.html#pam
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3776755/&usg=ALkJrhhoPwLhX3_hlshLqHOxHkGbPjLcOQ
http://neardth.com/pam-reynolds-near-death-experience.php
http://www.timcolemanmedia.com/index.php/articles/life-after-death/71-pam-reynolds
http://skeptiko-forum.com
http://michaelprescott.typepad.com/

  1. Pingback: NEUROSCIENCE & SPIRITUALITY (AUTHOR: LLISES FOREST) – – EL OJO CLÍNICO – JESUS FOREST
  2. Sixto

    Muy interesante y elocuente. Que bueno que te encontré otra vez.Me costó bastante ,varios meses.Temí que te hubiesen eliminado (de la web,al menos) por decir verdades y hacer pensar a la gente. Saludos.

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    • berlinconfidencial

      No estás muy lejos de ello no….eliminé mi anterior blog (un tanto apresuradamente, la verdad) por lo que comentas. Se trataba de una entrada puntual que no voy a mencionar. Al eliminar el blog se esfumaron fotos y audios… aunque no entradas…que las guardé bajo llave. Eso sí, al cambiar de tema y no encontrar el anterior…unas entradas aparecen con letra más diminuta que otras…

      Saludos

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      • Sixto

        Lo sospechaba por lo repentina y sin aviso de la desaparición.Una lástima en lo que están convirtiendo nuestro planeta. Me alegro que sigas en carrera. ¡ Adelante con coraje y convicción !

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