Herejes en la ciencia (1). Robert Lanza: biocentrismo como explicación finalista del universo

 

 

Este científico norteamericano propone, entre otras, algunas premisas que pretenden cambiar el paradigma sobre nuestro universo y el propio ser humano como, por ejemplo, que la muerte, tal como la conocemos, sería sólo una ilusión creada por nuestra mente, mientras que la vida daría origen al universo y no al revés, como proponen las teorías evolutivas comúnmente admitidas por la ciencia. ¿Por qué me he metido en estos “embrollos” que buscan explicar otras “realidades” fuera de los círculos científico-materialistas…? Tal vez por la necesidad de satisfacer mi ansiedad existencial, debido a las circunstancias personales expuestas en este blog semanas atrás, lo que me ha impulsado a analizar y comprender que tal vez haya dogmas científicos que no sean tan consistentes como nos cuentan.

Robert Lanza (1956) es médico (no físico como erróneamente se puede leer en algunos sites de Internet) y director científico del Advanced Cell Technology, además de profesor adjunto en la Facultad de Medicina de la Universidad de Wake Forest (Carolina del Norte). Según la arriesgada teoría de Lanza la conciencia sería la creadora de toda realidad existente, de tal modo que la conciencia determinaría la forma y el tamaño de los objetos del universo” en contraposición al consenso científico que establece que la realidad existente de lo que hay es independiente de que haya, o no, un observador. Una de las tesis centrales de Lanza es que “si aceptamos la teoría de que el espacio y el tiempo simplemente son ‘herramientas de nuestra mente’, entonces la muerte y la idea de la inmortalidad existen en un mundo sin límites espaciales ni lineales”.

Lanza se apoya, para afirmar tales hipótesis, tanto en el añejo experimento de la doble rendija de Young como en la física cuántica. De esta última se hace eco del llamado entrelazamiento cuántico (o “acción fantasmagórica a distancia”, que señalaba Einstein) que consiste en que dos partículas elementales se comunican de forma instantánea independientemente de cuál sea su distancia. En cuanto al primer experimento (el de Young) se sabe que cuando varias partículas se lanzan hacia dos rendijas pueden hacerlo a través de una ranura o de la otra. Pero si ninguna persona observa o mide dicho experimento las partículas actúan como una onda y pueden ir a través de las dos rendijas al mismo tiempo. El mero acto de “observar” o “medir” hace que la función de onda colapse.

Tanto el comportamiento dual de la materia como onda-partícula como el llamado entrelazamiento cuántico estarían basados, según Lanza, en la percepción y la conciencia de una persona. De ahí que la conciencia sería, para Lanza, determinante a la hora de modelar la realidad física del universo y de nuestra propia existencia. Si la conciencia está asociada al cerebro, como propugna la ciencia oficial, entonces aquélla se extinguirá a la muerte del cuerpo físico, pero si el cerebro es una suerte de “antena receptora” de una conciencia “externa” ésta sería, según Lanza, “inmortal en un mundo sin fronteras espacio-temporales”.

El libro publicado por Lanza en 2009, Biocentrismo. Cómo la Vida y la Conciencia son las Claves para Entender la Verdadera Naturaleza del Universo, trata de explicar los fundamentos de esta aparente “teoría del todo” a través de siete principios biocéntricos, resumidos de la siguiente manera: .

  • La conciencia está detrás de la realidad
  • La percepción interior y exterior de una persona están vinculadas
  • El conportamiento cuántico de la materia está enlazado a un observador
  • La ausencia de conciencia determina que la materia esté en un estado de improbabilidad determinado
  • La vida crea al universo y no al revés
  • El tiempo no tiene sentido fuera de la conciencia
  • El espacio y el tiempo son dos creaciones de la conciencia. No son realidades independientes

Ahora bien, ¿Lanza (junto al astrofísico Bob Berman) desarrolla su hipótesis de forma convincente en su libro? Pues, lamentablemente, tengo que decir que la lectura del mismo me ha resultado decepcionante. Donde uno esperaba encontrar una densa y argumentada explicación sobre sus, en principio, atrayentes teorías (que no dejan por ello de serlo) sólo abunda un ejercicio biográfico de narcisismo en los seis primeros capítulos, así como en el duodécimo, que nada tienen que ver con su propuesta “biocéntrica”. ¿Eran para utilizar de relleno?. Uno esperaba que entrara en materia nada más empezar el libro y lo que te encuentras es una novela acerca de la vida y avatares de la infancia-juventud de Lanza que se extiende hasta bien entrado el mismo donde podemos ver cómo un joven Lanza se paseaba por la elitista Harvard y andaba entusiasmado y nervioso por aparecer en los despachos de los premios Nobel.

Por otra parte, sería casi motivo de rechazo la lectura de su libro al ver como Lanza da pábulo al gurú de la Nueva Era, Deepak Chopra, haciendo comentarios elogiosos de sus teorías en la portada y contra-tapa del libro. Ello a pesar de que el propio Lanza advierte en la introducción que “no os preocupéis, no hay nada de Nueva Era en esta obra“ y también en el capítulo octavo apunta lo siguiente: «La teoría cuántica, dice Lanza, se ha convertido, desgraciadamente, en una especie de comodín para intentar dar un respaldo científico a todo tipo de insensateces en el movimiento de la Nueva Era». Entonces ¿en qué quedamos?, Lanza huye, con toda lógica de la peste de la Nueva Era pero al mismo tiempo permite que Chopra, un vendedor de esoterismo y religiosidad new-age, ponga sus créditos en su libro. Hasta Raymond Moody (el “padre” de las experiencias cercanas a la muerte, descalifica a ese movimiento).

La crítica aquí, por tanto, no iría por la idea central en sí de Lanza (descalificada en los círculos de la ciencia oficial, pero tan legítima como cualquier otra) sino por la ausencia de un convincente desarrollo teórico (no demostrativo, porque el propio autor ya dice al final del libro: «se trata de conclusiones provisionales especulativas») Sus premisas pueden ser asumibles (y algunas de ellas son, sin duda, atrayentes), pero Lanza no explora debidamente acerca de los diversos estados de conciencia e incluso podría haberse adentrado en el terreno de la neurociencia para confrontarla, algo que hace que se debilite, en cierta forma, su argumento. El hecho de dedicar un capítulo entero (el octavo) al experimento de la doble rendija, con algunas variables metodológicas, aporta menos de lo que parece a su teoría, aunque es la parte digamos más científica para sostener su tesis de la conciencia como generadora de la realidad. Otro de los recursos criticables de Lanza consiste también en plantear preguntas “difíciles” al llamémosle dogma oficial pero no exigírselas a él mismo con su “biocentrismo”.

Otro medio empleado por Lanza que resulta bastante molesto, aunque ya sería secundario, es su reiteración por el uso de analogías superfluas con las que apostilla el final de una determinada frase aludiendo a cualquier cosa que se le ocurra (sea un actor o una fruta), como si tratara de hacerse el “interesante”, intentando introducir un plus de originalidad postiza a su discurso, algo que es prescindible y a veces hasta resulta incómodo. Lo mismo sucede para explicar su teoría de la conciencia con el ejemplo del árbol que cae en un bosque. La idea de que no hay sonido en ausencia de conciencia para percibirlo es una abstracción-elucubración, a modo de realidad holográfica, cuanto menos discutible.

En definitiva, si aceptamos como válido el discurso general de Lanza, es plausible como dice el también controvertido físico Dean Radin (a cuenta del “observador” y la “conciencia”) que La medición cuántica es un problema ya que viola la doctrina comúnmente aceptada de la realidad objetiva, que asume que el mundo en general es independiente de la observación. La noción de que la conciencia puede estar relacionada con la formación de la realidad física ha sido asociado más con la magia medieval y las ideas New-Age que con la ciencia sobria. Como resultado, es más seguro para la carrera de un científico evitar relacionarse con temas tan dudosos y subsecuentemente los experimentos que examinan  estas ideas son difíciles de encontrar en la física.

Ahora bien, la interesante propuesta de Lanza con su Biocentrismo se queda en un trabajo un tanto anémico, especulativo y se recrea demasiado en el simple retrato biográfico de su persona, más unas pinceladas acertadas o discutibles sobre la conciencia y algún que otro apunte científico (cita en varias ocasiones a uno de sus mentores, el físico John Wheeler, con axiomas como «Nada existe hasta que es observado»). En su lugar, el biocentrismo es la correcta interpretación del universo, pero sin apoyarlo suficientemente.

Con todo, si deja algo bien claro Lanza (y que suscribo) es una certera cuestión: que el llamado “problema duro” de la conciencia (como lo define el filósofo David Chalmers) no puede ser resuelto por la ciencia porque es, en sí, irresoluble a pesar de que las explicaciones científicas intenten buscar su origen en las reacciones neuroquímicas del cerebro. Pero lo cierto es que ninguna disciplina científica ha sido ni es capaz de explicar cómo la conciencia, algo inmaterial y subjetivo, puede surgir de la materia cerebral, salvo recurrir a vagos experimentos de laboratorio que no prueban de ninguna manera la relación causa-efecto (cerebro-mente subjetiva). Y, en este sentido, es donde ganaría enteros el biocentrismo.

La teoría biocéntrica es demasiado “ambiciosa” y sólo proporciona respuestas provisionales, discutibles, aunque también habría que decir que muchas teorías sobre el universo apuestan por el valor de “verdad” (a pesar de su eventualidad) y podrían calificarse perfectamente de fantasmagóricas y extravagantes. Por ejemplo, en cosmología, la teoría de cuerdas y,…por qué no, el origen mismo del universo (el canonizado y teísta Big-Bang) que fue inventado por un cura, Lamaitre, y un ruso exiliado en EEUU, George Gamow, teoría que como alguien ha dicho podría definirse perfectamente de “creacionismo disfrazado de ciencia…ficción”. ¿Cómo si no creer que algo pueda haber surgido de la nada? Si hubiera una porción de “nada” en el universo actual éste no podría existir (los juegos matemáticos de la «singularidad inicial» son discutibles)

Es cierto que el Big-bang es la teoría que, en apariencia, y a la luz de lo observado, mejor explica los fundamentos del universo pero…tiene importantes lagunas ya que fenómenos principales sobre los que se apoya como son el corrimiento hacia el rojo y la radiación de fondo de microondas se han demostrado insuficientes para explicar cómo funciona el Cosmos. Por otra parte, ningún punto inicial ha sido identificado como origen del universo y además no todas las galaxias están viajando a la misma velocidad o en las trayectorias que se podría esperar después de un big bang.

Robert Lanza, desde la ciencia, ha desafiado a la ortodoxia y eso le ha convertido de inmediato en ser etiquetado con el ya consabido repertorio del lobby “escéptico”, es decir, estamos ante un “pseudocientífico”, “charlatán”, “anticientífico” impostor y…súmenle otros más. Puede que su teoría (que no es original) pueda achacársele reminiscencias “espiritualistas” o de tener relación con las filosofías orientales pero, en cualquier caso, el biocentrismo de Lanza da una perspectiva diferente para repensar el mundo que nos rodea y nos propone salir de las trincheras de un cientifismo dogmático que prefiere seguir encerrado en su torre de marfil materialista y reduccionista.

Un Comentario

  1. Julián

    Acabo de terminar el libro y me ha dejado exactamente las mismas impresiones que comentas, tu confirmación me aporta más seguridad en el juicio. Qué poco entra a discutir detalles básicos obvios derivados de su teoría, por ejemplo quién posee conciencia creadora y quién no, mi gato, mi bebé, o sólo yo, y cómo interactúan, por supuesto. Y a qué santo alude a sus dramáticas peripecias vitales sin el menor análisis, ¿solo para empatizar?

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  2. Fernando

    Se que la publicación es bastante vieja, pero el tema me pareció muy interesante y no podía dejar de comentar y dar mi humilde punto de vista, espero que lo llegues a leer. Antes que nada quiero felicitarte por el blog… la verdad que no lo conocía hasta que anoche, investigando sobre las razones detrás del auge de esta nueva ola feminista que venimos presenciando en los últimos años y su verdadera relación o efecto sobre las luchas históricas de la izquierda, di con un artículo tuyo que en gran medida confirma y profundiza lo que uno pese a la ignorancia, con un poco de sentido común y sensibilidad, es capaz de intuir. Está bueno poder leer un punto de vista independiente y que no esté preocupado por las ideas imperantes acerca de lo que es políticamente correcto, sino que exprese lo que puede constatarse en la realidad sin pelos en la lengua, así que enhorabuena por eso.

    Ahora bien, sobre el tema en cuestión, sin conocer en profundidad ni de primera mano los postulados del autor referido en el artículo, por lo que no estoy en condiciones de hacer una evaluación particular de su teoría, me gustaría dar mi punto de vista sobre esta cuestión existencial en general, por el solo hecho de intercambiar ideas sobre un tema del que uno lamentablemente no suele tener oportunidad de hablar en la vida cotidiana.

    Yo antes que nada debo decir que creo en Dios y me defino como cristiano, si bien soy muy crítico del accionar de las distintas instituciones religiosas y de los intereses existentes históricamente (no sólo en la era cristiana) detrás de las mismas, así como tampoco me identifico con ninguna denominación en particular. En realidad mi creencia se basa en una interpretación «alternativa» de la Biblia (por oposición a las interpretaciones y dogmas tradicionales de la ortodoxia religiosa), que a su vez tampoco considero incompatible o excluyente de otros textos de similar naturaleza, de los cuales el Corán es el que más conozco y el que se encuentra más estrechamente vinculado con la Biblia (a la que hace referencia constantemente), pero también recuerdo haber leído hace ya bastante tiempo un texto budista cuyo mensaje iba en un sentido muy similar a lo que yo considero la esencia del mensaje cristiano.

    En tal sentido considero que lo que debe ponderarse es la adecuación del mensaje a la realidad, la veracidad del mismo. Dejo esto en claro porque de ahí parte mi cosmovisión. Espero que si llegas a leer mi mensaje, esto no te vaya a generar algún tipo de prejuicio hacia mi punto de vista, porque dudo que halles similitudes con lo que suele ser el típico discurso religioso, si bien por lo que he leído de tu blog se nota que sos una persona culta y que has leído mucho, y puede ser que hayas leído alguna opinión similar ya que más gente debe pensar lo mismo que yo (aunque lamentablemente no veo que cobre mucha notoriedad).

    Yo creo en la existencia de una conciencia universal, global, absoluta, no subjetiva, no limitada ni determinada por nada, cuya naturaleza más profunda excede totalmente la capacidad de comprensión racional del ser humano, que es un ser subjetivo y sometido a numerosas limitaciones materiales. Considero que el ser humano, como los demás seres vivos, es una pequeña porción determinada del universo, un cúmulo de materia, que momentáneamente cobra conciencia propia (la Biblia con mucho acierto, pese a haber sido escrita en una época en que la ciencia estaba lejos de tener el desarrollo actual, dice muy claramente: «todo está hecho de polvo, y todo al polvo volverá»). He aquí el contraste, planteado ya en el Antiguo Testamento, al punto de que cuando Dios le habla a Moisés le dice que su nombre es «Yo Soy», ya que Dios es lo único que existe verdaderamente, lo único que es, lo único cuya existencia no está limitada ni condicionada por nada, es la conciencia absoluta que da origen a todas las leyes que rigen el universo; todo lo demás es relativo, condicionado, cambiante, efímero. Dios es la causa última de todas las cosas, y quien estableció las leyes que determinan la configuración y organización del universo, que el universo sea como es, que encauzan el desenvolvimiento y la transformación de las cosas, desde las leyes más elementales de la física como puede ser la ley de gravedad, hasta leyes más complejas y que no se manifiestan plenamente sino a partir de que, por la acción de las primeras, algunas estructuras organizativas adquieren cierto nivel de complejidad.

    Ejemplo claro de estas últimas son las leyes que rigen la evolución de los seres vivos, que no llegan a manifestarse hasta la aparición de las primeras formas de vida (aunque podría sostenerse que no son sino la continuidad de las leyes que determinan la tendencia de la materia a organizarse, aunque aplicadas a un nuevo nivel de complejidad como lo es la vida). Creo que esto no puede ser refutado por ninguna teoría científica, me parece absolutamente compatible con las teorías más aceptadas en este sentido como son la del big bang y la de la evolución de Darwin. El error de quienes pretenden confrontar el conocimiento científico con la Biblia está en suponer que esta última pretende dar una explicación literal y material de estas cosas (esto ocurre notoriamente con el relato del Génesis), y no una explicación conceptual; pero en todo caso quienes impusieron esa lectura errónea y esa falsa contradicción (deliberadamente o no) fueron las propias instituciones religiosas, a las que la propia Biblia -tanto en el Evangelio como en el Antiguo Testamento- critica tantas veces y tan duramente por secuestrar la verdad y manipularla según sus propios intereses (mediante el establecimiento de dogmas y un pretendido monopolio de la interpretación de las Escrituras, desincentivando la lectura desprejuiciada, profunda y analítica de los textos sagrados, fomentando interpretaciones literalistas basadas en frases aisladas sacadas de contexto, etc.).

    En definitiva, y retomando la cuestión central, creo que Dios, la gran conciencia absoluta, dio forma (y sigue dando forma todo el tiempo) al universo mediante la acción de muchas leyes que son objeto del estudio científico y, una vez que el ser humano cree comprenderlas, constituyen los presupuestos de cualquier intento de explicación sistemática de la realidad. Pero hasta donde sé (y debo reconocer que mis conocimientos son pocos, sobre todo en lo que hace a las ciencias duras) la ciencia no llega a explicar por qué existen esas leyes, es decir la causa última que las determina. Creo que la única respuesta posible a esa pregunta es Dios. Luego, por la acción de esas leyes se llega a desarrollar la vida, que constituye una forma de conciencia subjetiva, no absoluta sino relativa, ligada a un ser condicionado. Se desarrolla la vida a partir de la organización de lo que no tenía vida (según la Biblia, Dios hace al hombre a partir del polvo de la tierra); lo que era inerte llega a cobrar conciencia propia. A medida que la vida va evolucionando, los seres vivos van desarrollando una conciencia cada vez más compleja, hasta llegar a la forma más evolucionada que conocemos hasta hoy que es la conciencia humana, que es capaz de darse cuenta -al menos parcialmente- de su condición y de su situación con respecto al todo; es capaz de constatar conscientemente sus limitaciones y la existencia de algo infinitamente superior que determina todas las cosas. También es capaz de tomar conciencia de que está sometido a leyes e incluso de que se encuentra sometido a un paulatino pero incesante proceso de evolución como forma de vida. Pero no todo ser humano es capaz de desarrollar plenamente su conciencia y de vencer su parte más instintiva y animal.

    Creo que el fin último de la conciencia en los seres vivos y por lo tanto de la conciencia humana como su forma más evolucionada, es romper las barreras de la subjetividad y fundirse con la conciencia absoluta; creo que ese es el fin último de la evolución de la vida. Podríamos decir gráficamente que Dios, la conciencia absoluta, sembró la semilla de la vida en el universo estableciendo todas sus leyes (Cristo es definido como el verbo de Dios, la palabra hecha carne) para luego cosechar lo que sembró. De hecho no es casual que en la Biblia sean recurrentes las parábolas relativas a la siembra y la cosecha, porque es la forma más fácil de graficarlo. Creo que lo que digo se resume de forma magistral en dos citas, una que abre el evangelio de Juan, otra del evangelio apócrifo de Tomás (recomiendo la lectura desprejuiciada de ambos). La primera: «En el principio ya existía la Palabra. La Palabra estaba con Dios, y Dios mismo era la Palabra. La Palabra estaba en el principio con Dios. Por ella fueron hechas todas las cosas. Sin ella nada fue hecho de lo que ha sido hecho. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.» La segunda: «Dijo Jesús: «El que la carne haya llegado a ser gracias al espíritu es un prodigio; pero el que el espíritu (haya llegado a ser) gracias al cuerpo, es prodigio [de prodigios]. Y yo me maravillo cómo esta gran riqueza ha venido a alojarse en esta pobreza».»

    Espero no haber aburrido, se hizo largo pero es imposible resumirlo más, incluso me quedaron muchas cosas por decir y tal vez no se comprenda cabalmente mi punto de vista, pero tampoco quería escribir un libro.

    Saludos!

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    • berlinconfidencial

      Gracias por tu aporte. He editado un poco el texto para que sea más legible. En el asunto que concierne…Mi idea sobre la existencia y el universo antes era materialista cien por cien. Ahora creo que hay un punto intermedio (monismo neutro, como señalo en otras entradas sobre esta temática).

      Creo que los textos bíblicos son simples relatos históricos, dogmas insostenibles que han sido remodelados y reformulados por el credo cristiano a lo largo de la historia. De igual modo habría que decir de la proyección de un Dios como «creador» y centro del universo. Si éste último es díficil de explicar en términos cosmológicos y aún más filosóficos, la idea explicativa de Dios desaparece bajo cualquier argumento porque simplemente carece de sentido dar explicación a algo que «no existe» salvo en la mente de los creyentes.

      El creacionismo (bajo obra de un Dios o lo que sea), en mi opinión, no ha existido jamás, sino que es el universo el que ha existido siempre sin necesidad de una matriz creadora. No hay necesidad, como decía Hawking, de Dios. Sólo hay conciencia y materia.

      Pero conciencia no implica mística religiosa, sino un universo (o infinitos universos) consciente, vivo e infinito (se intuye que no soy partidario del «teológico» Big Bang como origen del universo). En definitiva, mi elección está entre el materialismo reduccionista y el trascendentalismo no religioso.

      Saludos

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      • Fernando

        Es que yo no hablo de un Dios antropomorfo ni nada que se le parezca, no hablo de Dios como un señor de barba que vive arriba de una nube; no lo concibo en términos humanos, como si fuera similar a un ser humano. Me parece que analizas la cuestión en términos bastante simplistas, tal vez por cierto prejuicio hacia todo lo que tenga algo que ver con la religión, que es entendible. Hablar de creacionismo me parece simplista, creo que lo que planteo yo no tiene nada que ver con lo que se suele conocer como creacionismo. Yo creo que hay una conciencia absoluta que antecede o se encuentra en un plano superior al universo material y que establece las leyes que lo rigen, porque de lo contrario no se explica la existencia de estas últimas. Esta conciencia superior y absoluta viene a ser de alguna manera el elemento de cohesión del universo, también podría decirse que el universo es una extensión suya en el plano material, pero bueno aquí ya entramos en un terreno muy abstracto y especulativo, porque evidentemente hay cosas que están fuera de la capacidad de comprension humana, al menos por ahora, y nos vemos forzados a especular. Yo creo que Dios es todo, que comprende el universo pero es más que sólo el universo material. Es lo absoluto por oposición a lo relativo y limitado que somos nosotros.

        Y si bien nuestra mente es muy limitada creo que sí podemos comprender las leyes que están más inmediatamente relacionadas con nuestra vida y con nuestra evolución. Por ejemplo cuando en la Biblia se predican determinados valores en la convivencia social como el amor al prójimo, la justicia, la equidad, la solidaridad, cuando se condena el egoísmo, la avaricia, la opresión, etc. lo que se está marcando es el único camino posible para la evolución humana y para evitar su autodestrucción, que es inevitable si seguimos por el camino que estamos recorriendo, con un mundo donde reina el caos, el individualismo, la desunión, todo fomentado por una pequeña élite mundial que se beneficia de ello, aunque no se da cuenta de que nadie va a poder escapar a las consecuencias destructivas que tarde o temprano acarrea este sistema, y que ya se están viendo. Pero lo fundamental es que ninguna revolución que pretenda cambiar esto puede tener éxito si no está cimentada sobre una base moral y espiritual, porque los problemas que tiene el mundo son en su raíz, en su origen, morales y espirituales, y eso que se desprende del mensaje esencial de la Biblia. El capitalismo tiene su raíz en el egoísmo e individualismo, y eso es una cuestión moral y espiritual.

        Respeto tu opinión sobre la Biblia, pero considero que se basa en prejuicios y en lo que han hecho quienes históricamente se han atribuido a sí mismos ser sus dueños y poseer el monopolio de su interpretación. Creo que tu opinión se basa en el entendible rechazo a interpretaciones dogmáticas, pero ese no es verdadero sentido de la Biblia. No se la puede catalogar como un relato histórico porque antes que nada no es un solo libro, sino que es un compilado de muchos libros de naturaleza muy diversa. Entre ellos hay algunos que tienen un cierto carácter histórico, pero no histórico en un sentido científico sino como los relatos históricos de todos los pueblos de la antiguedad, donde se recogía la tradición oral de cientos o miles de años y se pretendía explicar el origen del pueblo, como forma de reafirmar su identidad y su tradición. Ese creo que es el caso de los primeros libros del Antiguo Testamento, que narran el origen de los israelitas. Pero no sólo tienen ese carácter histórico, sino que lo fundamental y lo que constituye el carácter común de todos los textos que integran la Biblia es el de transmitir una serie de principios filosóficos, espirituales, morales, sociales, los cuales gran parte de las veces no se encuentran explicitados ni se desprenden de una interpretación literal del texto, sino que se recurre a la metáfora o a las alegorías para describir de manera sencilla cosas que revisten una gran complejidad en muchos casos. Y con respecto a que el mensaje haya sido modificado, habría que estudiar en forma minuciosa la historia de la Biblia y del cristianismo, pero hasta donde se han sido encontrados muchos manuscritos de los primeros siglos del cristianismo, en lugares diferentes y datados en distintas fechas y todos guardan coherencia entre sí. Más bien creo que, una vez que el cristianismo que hoy conocemos se corrompió y se convirtió en un aliado de los poderes políticos y económicos del imperio de turno (que inicialmente perseguían y asesinaban a los cristianos), nunca llegó a comprender el verdadero sentido sentido de la Biblia, o si lo comprendió evidentemente no se lo tomó muy en serio, o directamente, como siempre que se intenta desvirtuar algo y utilizarlo como herramienta del poder, había gente que realmente creía en lo que hacía y los dirigentes no podían meter mano así como así nada menos que a las Escrituras, que además para ese entonces (siglo IV si no me equivoco) ya se encontraban bastante difundidas en su versión original por el Imperio Romano e incluso fuera de sus fronteras, sin mencionar que el Antiguo Testamento era compartido con los judíos.

        En mi caso la Biblia, una vez que la leí como hay que leerla, no hizo otra cosa que abrirme la cabeza, hacerme crecer y avivar en mí la llama del pensamiento crítico y revolucionario, el rechazo hacia el sistema capitalista perverso en que vivimos y hacia todas sus formas de opresión y de injusticia, y hacia la miseria moral y espiritual en que tiene sumido al ser humano. Creo que no es posible una interpretación seria y profunda de la Biblia que no vaya en ese sentido, a menos que se consideren serios los dogmas de la Iglesia Católica o los sermones de los pastores evangélicos. Creo que el tema es que durante gran parte de estos 2000 años la gente común no sabía leer ni escribir, las misas se daban en latín, y además creo que ninguno de ellos comprendió el mensaje, porque es como dice el Evangelio: «Lo que ha sido escondido de los sabios y los entendidos, se ha revelado a los que son como niños». Estas cosas que dice la Biblia son para meditarlas con profundidad, no para leerlas por arriba.

        Saludos.

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      • Fernando

        Te dejo unos ejemplos de cosas que dice la Biblia y que explican lo que te digo acerca del carácter revolucionario del mensaje bíblico, si bien ya salimos del tema de la publicación pero bueno; la Biblia en realidad dice cosas como estas:

        «¡Ay de los que dictan leyes injustas y emiten decretos opresivos! Con ellos evitan la defensa de los pobres, y les niegan la justicia a los afligidos de mi pueblo; ¡despojan a las viudas y les roban a los huérfanos! ¿Y qué van a hacer en el día del castigo? Y cuando venga de lejos la destrucción, ¿a quién recurrirán para que les ayude? ¿En dónde dejarán sus riquezas? Sin mí, se doblarán entre los presos y caerán entre los muertos.»

        » El Señor se dispone a litigar. Ya ocupa su puesto para juzgar a los pueblos. El Señor abrirá juicio contra ustedes, ancianos y príncipes de su pueblo, porque han devorado la viña y tienen en sus casas lo que les arrebataron a los pobres.

        «¿Qué se creen ustedes, los que aplastan a mi pueblo y muelen a golpes el rostro de los pobres?»

        —Palabra de Dios, el Señor de los ejércitos.»

        «¡Ay de los que anexan una casa a otra casa, un terreno a otro terreno, hasta poseer todo lugar! ¿Acaso quieren todo el país para ustedes solos? Ha llegado a los oídos del Señor de los ejércitos, que muchas casas grandes y hermosas se quedarán en ruinas y sin que nadie las habite. Las viñas que rendían diez barriles de vino rendirán un solo barril; ¡diez sacos de semilla rendirán un solo saco de trigo!»

        «¿Cómo pueden decir que son sabios, y que la ley del Señor está con ellos? Lo cierto es que la pluma mentirosa de los escribas la ha convertido en mentira. Los sabios se avergüenzan, se espantan y quedan consternados. Es un hecho que aborrecen la palabra del Señor. Entonces, ¿de qué sabiduría hablan? Por lo tanto, voy a entregar a otros sus mujeres, y sus campos a quienes los conquisten; porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande, sólo siguen sus propios intereses; todos, desde el profeta hasta el sacerdote, sólo saben engañar. Se les hace fácil sanar la herida de la hija mi pueblo, con sólo decir “¡Paz, paz!” ¡Pero no hay paz! ¿Acaso se avergüenzan de los hechos repugnantes que cometen? ¡No les causa la más mínima vergüenza! ¡No saben lo que es tener vergüenza! Por eso les advierto que, cuando los castigue, morirán entre los que van a morir.»

        «Mejoren sus caminos y sus obras, y yo los haré habitar en este lugar. No se fíen de palabras mentirosas, que dicen: “Templo del Señor, templo del Señor. ¡Éste es el templo del Señor!” Al contrario, si ustedes mejoran su conducta y sus acciones, y si imparten verdadera justicia entre ustedes y sus semejantes, y si no oprimen al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derraman sangre inocente en este lugar, ni se van tras dioses ajenos, para su propio mal, yo los haré habitar en este lugar, en la tierra que les di a sus padres para siempre.»

        «Entre mi pueblo se ha encontrado gente impía, que a semejanza de los que ponen trampas para los pájaros, se ponen al acecho para atrapar a sus semejantes. Sus casas parecen jaulas llenas de pájaros, pero están llenas de engaño. ¡Fue así como se hicieron grandes y ricos! ¡Tanto engordaron que hasta la piel les brilla! ¡Rebasaron la maldad de los malvados! ¡No le hicieron justicia a los huérfanos ni a los pobres! Y, a pesar de todo, prosperaron. ¿Y yo no habré de castigar esto? ¿Y no habré de vengarme de gente así?

        —Palabra del Señor.

        Algo feo y espantoso ha ocurrido en la tierra: Los profetas anuncian mentiras, y los sacerdotes dirigen por su propia autoridad. ¡Pero mi pueblo así lo ha querido! ¿Y qué van a hacer cuando les llegue el fin?»

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    • maytereba

      Creo que tiene ideas demasiado convencionales…AL FINAL ME SIGUE RECORDANDO A UN SACERDOTE CATOLICO…No creo que Dios tenga nada que ver en todo esto…SOLO LA CONCIENCIA ES EL GRAN MISTERIO EXISTENCIAL

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    • Raul-Angel García

      Compartiendo muchas cosas de las que dice Fernando («Dios hizo al hombre del POLVO de la Tierra», «POLVO somos y en polvo nos convertiremos»…) y creyendo en otras …en un FIFTY/FIFTY («Las leyes físicas las ha creado una Consciencia absoluta», «Dios es la consciencia MAESTRA, que creó la materia y creo sus leyes PRECALCULANDO su evolución hacia la consciencia humana»… como decía, yo creo en eso en un FIFTY/FIFTY, aunque más bien tiendo a creer lo contrario: «Es la MATERIA la que ha ido evolucionando a organizaciones cada vez más complejas, hasta dar origen a la primera célula viva, luego la vida ha evolucionado hacia la vida y consciencia humana, y han sido LOS HUMANOS los que han pensado en las RELIGIONES y los DIOSES, como una forma de PROYECCIÓN PERFECTA E ILIMITADA de sus consciencias LIMITADAS E INPERFECTAS»… por fortuna o por desgracia, tiendo más a creer en ésto segundo…).
      Aunque si hay una cosa que no comparto con Fernando, es su creencia en …»Jesucristo»… Y lo siento cantidá por los que creen en dicha figura, pero para mi hay dos personajes bien diferenciados. Por una parte, Jesucristo, y por otra, Jesús de Nazaret. El primero es… el superhéroe de ese libro llamado Biblia…, mientras que Jesús de Nazaret es (y lo siento cantidá por los que creen…) el chiflado (con todos mis respetos) que andaba por ahí diciendo «YO soy el HIJO de DIOS», «YO soy el VERBO hecho carne» y demás burradas. Casi apostaría mi chulísimo ordenador con el que estoy escribiendo ésto, y todos mis ahorros, a que si Fernando viera, hoy en día, a alguien por ahí diciendo «YO soy el HIJO DE DIOS», «YO soy el MESÏAS que ha venido a salvar a todos de la MUERTE y del PECADO», etc… menos creerle, pensaría cualquier otra cosa: Si no necesitará alguna ayudita a nivel mental, o estará tratando de quedarse con nosotros, o nos estará gastando una broma pesada, o querrá divertirse un rato, o charlar un poquito con nosotros… Creerle, ni por asomo!!!!!. Pues eso pasó (según MI OPINIÓN) con Jesús de Nazaret, que (YO PIENSO) es UNO MÁS de entre los CIENTOS de «Mesías» que surgieron en aquella época en que se hundió Roma, y la gente esperaba ansiosamente un «Mesías», un «Gran mago», que volviera a levantarlo todo… Surgió gente que decía DE SI MISMA, COSAS MUY SIMILARES a ese tal Jesús de Nazaret. Entre ellas, puedo enumerar: Un tal Simón el Mago, un tal Simón de Varkoshva, un tal Juan el Bautista, un tal Apolonio de Triana, un tal Simón de Cirene y un tal Mitras…
      Lo que si que ménos me creo, es cuando Jesucristo (para mi, el SUPERHÉROE de la Biblia…) dice que «Ha venido a SALVAR a todos DE LA MUERTE y del PECADO». Claro está que nosotros, nos seguimos muriendo y seguimos «pecando» unos contra otros. ¿Quién ha dicho que me ha «salvado» de la muerte entonces?, ¿Y del pecado, siendo yo un pecador de la pradera (jooooolll…) bueno?. Y que yo «no pueda acceder a Dios si no es por …Jesucristo…», pues bueno… Desde mi imperfección y limitación como ser humano, me es bien difícil acceder a esa «conciencia perfecta» la verdad, ahora que tenga que ser precisamente un judío un poquito… eso chifl… bueno… quien podría permitirme acceder yo a esa Consciencia Perfecta y Absoluta, como que no me lo trago, vaya!!.
      Por todo lo demás, agradezco cantidad a Fernando todo ese esfuerzo que ha dedicado en explicar un poquito su forma de pensar, y de razonar sus posturas y sus creencias.
      Y como decía Fernando, yo también lo digo, ojalá no os haya aburrido demasiado, pero es que, para explicar lo que yo pienso, en lo que creo y en lo que NO creo tanto, y todas mis explicaciones por la que yo NO CREO en…, me cuesta mogollón ser más breve, bueno…
      Saludos,
      Raul Angel García, «informático» y adicto a filosofar y darle al coco!!…

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  3. Joselito Jarama

    sueltan por la infecta tele la palabra maltrato y/o condenado x maltato Y YA SOBRA TODO EL MUNDO
    cuando JAMAS ha habido condena alguna por maltrato,ademas de numerosas contraedicciones que o bien,hacen que el padre sea un monstruo y la madre una incoinsciente mujeriega/borracha o sinó tenemos que dar por buena la version,MAS QUE OBVIA de que esta señora,la cual del coco no debe estar bien del todo,ha sido asesorada por AUNTENTICOS BUITRES DESCEREBRADOS

    ESPERO QUE SE LE CAIGA EL CULO A LA GRANADOS Y TODA LA CAMARILLA ED CHUPOPTER@S Y P OR SUPUESTO,JUANA A CUMPLIR LA CONDENA QUE LA LEY LE IMPONGA,que será absolutamente ninguna y a pasar por caja por los platós de tlevision.Asco de país…la gente lo quiere arreglar en las urnas JAJAJAJAJA SOMOS SUBNORMALES,.DE VERDAD

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