Munich en modo estrategia de tensión: llamando a los actores de crisis

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El episodio de días pasados en Munich, donde un «alocado» mozalbete germano-iraní montó en cólera en un McDonalds de la ciudad bávara matando a nueve personas, colocan a esta «original» y «confusa» falsa bandera como un evento sobre el que planean algunos interrogantes y otras tantas evidencias de libro que no la van a apartar, ni mucho menos, del serial europeo «false-flag» de los últimos años. Descartado por el oficialismo el vínculo ISIS o la motivación antirefugee del tonto útil al que han asimilado la masacre, los de la propaganda oficialnoica han afirmado, del variado repertorio que nos han ofrecido del sujeto en cuestión, de nombre Ali David Sonboli, que este chico-asesino-suicida sentía fascinación por Lars Breivik, el asesino oficial de la matanza de Utoya en Noruega, ocurrida exactamente el día 22 de julio de 2011, una falsa bandera con autoría de «lobo solitario». El tipo Ali David, personaje desequilibrado, era idóneo, pues, para ser un objetivo manipulable como lo fue el noruego Breivik.

A este respecto hay que decir (o recordar) que el cabeza de turco ultranacionalista Breivik fue la marioneta escogida por los perpetradores para, junto a otros, ejecutar la matanza de la isla de Utoya y colocar una serie de bombas en el centro administrativo de Oslo. Precisamente, un profesor noruego, Ola Tunander, escribió un estudio detallado de aquel evento de falsa bandera para la revista Estudios de Seguridad, revisada por pares. Su conclusión fue que el ataque de Noruega había sido orquestado por la inteligencia israelí (Mossad). Tan arriesgada y certera conclusión fue, lógicamente, ignorada por los medios de falsificación globalistas.

Del tal Sonboli nos han dicho que sus problemas psiquiátricos derivaban de haber sufrido bullyng. Una narrativa al alcance de todos, tan simple como efectiva y efectista, cambiando oportunamente el guión islamista por el de perturbado solitario víctima de acoso escolar y encima fan de un demente noruego. Así que…colorín colorado esta farsa se ha terminado. Pero la lectura puede ser perfectamente otra: cinco años exactos después de la «hazaña» de Breivik y sus monitores del Mossad en Noruega se ejecuta una moderada matanza en Munich, mediando un absurdo «loco solitario» de pasado traumático y con, de nuevo, sospechosamente, la inteligencia judía en el horizonte del suceso.

Históricamente, en la trama criminal de Gladio del siglo pasado, cuando los planificadores terroristas de la OTAN, la CIA y los distintos servicios de inteligencia europeos orquestaban el terror político por toda Europa con sus marionetas de ultraderecha o extrema izquierda, se ejecutaban, al mismo tiempo, hechos de crueldad «inexplicable» llevados a cabo por asesinos aparentemente sin motivación concreta alguna, pero que luego fueron confirmados como terroristas del engranaje de Gladio. Esas fueron las masacres que se produjeron en la localidad belga de Brabant (en la década de los años ochenta) donde una serie de hombres armados dispararon indiscriminadamente contra restaurantes y supermercados de esa ciudad, causando varias víctimas mortales en un lapso aproximado de dos años. Los asesinos eran denominados, entonces, como extremistas sin ideología alguna por los vocingleros falsimediáticos.

En definitiva, ayer como hoy, el entramado Gladio buscaba organizar un caos geopolítico. Pero sobre todo los globalistas han tratado de poner en práctica algo que se puede correlacionar perfectamente con el reciente episodio de Munich, y es lo que apuntó, en su día, el ex espía del Mossad Victor Ostrovsky, a propósito de los asesinatos masivos de Brabant: las matanzas de Brabante, dice Ostrovsky, se llevaron a cabo por elementos del ejército secreto de Gladio, engañados y manipulados por la inteligencia israelí, para que la gente tuviera la necesidad de saber qué es lo que se entiende por «seguridad». Merkel, la reichsführer alemana,  ya ha dicho que garantizará que el Estado proteja «la seguridad y la libertad». Por cierto, la participación del Mossad en la estructura del Gladio de la guerra fría podría ser más importante de lo que parece o aparece en la literatura existente al respecto.

Hay quien sugiere que la matanza de Munich es algo así como un recordatorio de aquel otro teatral acto terrorista de falsa bandera que organizó el Mossad en los Juegos Olímpicos de Munich, en 1972, donde un grupo «palestino» denominado Septiembre Negro (fabricado por la inteligencia israelí para demonizar a los palestinos) se hizo célebre por el secuestro y asesinato de once atletas judíos en la Villa olímpica alemana. Uno de los principales «cerebros» de aquella opereta judía fue el palestino Abu Nidal, un conocido mercenario del Mossad y agente de la CIA que realizó innumerables actos terroristas en la década de los años setenta y ochenta los cuales beneficiaron y victimizaron enormemente al Estado judío y satanizaron a la OLP de Arafat. Según el escritor Patrick Seale Abu Nidal fue, sin duda, un agente del Mossad. Prácticamente toda la actividad terrorista que desarrolló benefició a Israel. Hasta uno de los más fieles verdugos de Hitler, el mítico nazi Otto Skorzeny, refugiado en la España de Franco y luego padrino político de los argentinos Perón, fue agente del Mossad israelí. Y es que nada es lo que parece en el universo de maldad del Estado judío.

Pero volvamos al Munich de McDonald’s. La narrativa oficial de la matanza muniquesa choca, nuevamente, con el hecho de que testigos reportaron en el lugar del crimen haber visto al menos tres o cuatro individuos que portaban fusiles automáticos, mientras que otros dijeron haber oído «Ala es Grande» en boca del asesino. Ninguna de estas observaciones, por supuesto, han aparecido en la fábula oficial, a pesar de que salieron publicadas en bastantes medios e incluso en boca de autoridades germanas. El guión del «lobo solitario» volvía a resultar familiar como en otras falsas banderas, al igual que el «suicidio» del atacante en un lugar remoto de Munich donde no se pudiera verificar, independientemente, esta hipótesis oficial. Espera….¿qué característa esencial suele figurar como ingrediente en una «false-flag»? Sí, ejercicios policiales simulados, de carácter «anti-terrorista» o no…en el lugar del crimen o aledaños. Una fórmula de falsa bandera que no suele fallar. En Munich volvió a repetirse este ya torpe guión.

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Otro aspecto de la escenografía de Munich, sin duda bizarro, es la conversación mantenida, a gritos, entre el asesino germano-iraní con un vecino que estaba apostado en un tejado, y que alcanza momentos de surrealismo de difícil calificación. El atacante da la impresión de ser lo más parecido a un tipo MK-Ultra controlado previamente para ejercer de desquiciado psicópata. Por otro lado, hay dos coincidencias entre Niza y Munich: el gobierno francés ordenó el secuestro de todas las cámaras de seguridad del paseo marítimo de Niza, mientras que sus colegas policiales muniqueses conminaron a la gente a no publicar nada en Internet referente a las operaciones policiales en curso que pudiera «ayudar a los terroristas». Lagarto, lagarto….que nos pillan con las manos en la masa.

Recientemente, la ficción oficial alemana habla de que el asesino del McDonald’s compró su arma por Internet (sic) y estuvo planificando el ataque durante un año, además de contar con un «colaborador» afgano. Una coreografía engañabobos más para consumo del desinformado.

URGENTE: SE BUSCAN ACTORES DE CRISIS PARA LAS FALSAS BANDERAS. MOSSAD, TENEMOS UN PROBLEMA

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EL HOMBRE QUE SABÍA DEMASIADO (RICHARD GUTJAHR)…Y LA SIONISTA DEL MOSSAD (EINAT WILF). FILM CORTESÍA DE JUDENWOOD

Efectivamente, deben andar faltos de personal en las cloacas de inteligencia judías porque utilizaron a un mismo «actor» para grabar con video, malamente (a posta), los episodios «false-flag» de Niza y Munich. Esta, quizás, sea la parte más sustanciosa de la porquería muniquesa. Richard Gutjahr, periodista alemán freelance, el hombre de ambos videos, estuvo contra todo pronóstico en aquellas dos localidades, distantes entre sí, pero con una asombrosa capacidad por parte de nuestro actor para concurrir a ambos eventos de forma milagrosa. Lo que se dice un hombre con «suerte». ¿Pero Gutjahr podría ser un hombre del Mossad?

En realidad, esto esto último sería de dudosa relevancia si no fuera porque la información relativa a su mujer es la que tiene verdadera enjundia. Gutjahr está casado con Einat Wilf, una más que presumible agente del Mossad y antiguo miembro del Knesset o Parlamento israelí. Wilf sirvió como teniente en la Unidad 8-200 de las Fuerzas de Defensa de Israel, en la sección de inteligencia para el descifrado de señales, además de ser asesora en política exterior del ex primer Ministro Shimon Peres y candidata a la presidencia del influyente Congreso Mundial Judío. Wilf es, no hace falta decirlo, sionista hasta la médula y dicen que «atea»…supongo que por la gracia de Sión. Todo ello publicado en la Wikioficialpedia, conste.

El tal Gutjahr ha sido, pues, uno de los actores de crisis más prominentes de las últimas falsas banderas. Algo que se le ha escapado «incomprensiblemente» a esa brunete hegemónica mediática que valida como loros amaestrados las tragaderas oficiales. Fue una coincidencia trágica, cantan algunos con ánimo de despotenciar las sospechas hacia el personaje. ¿Trágica para quién? ¿Podemos preguntar a su mujer?, dice con sorna un usuario de un medio en inglés. Es como en el cine, no parece real, afirmaba don Ubicuo Gutjahr, respecto del ataque que «grabó» en Munich. Efectivamente, era de cine y él era el actor principal.

Gutjahr estuvo allí, en Niza, de vacaciones pagadas por el Mossad, en un hotel cercano al suceso. Y en vez de pasear por Niza la nuit o tomarse un gin tonic en el jacuzzi…casualmente se puso a rodar desde el balcón de la habitación una película en formato VHS con un camionero del ISIS de protagonista, ex-mujeriego y aficionado a la bebida pero reconvertido de ayer para hoy en rebelde con causa (islámica). Y es que los milagros de Alá obraron, tanto para el yihadista que nos colaron de contrabando como para el avispado reportero alemán quien apareció, días más tarde y furtivamente, en un Mcdonald’s de Munich demostrando tener otra vez un olfato infalible para las false-flag y «pericia» para rodar un mal spot publicitario con un zombi en apuros.

En Munich se montó otra estratagema criminal de los globalistas, con diferente argumento para variar, distinto protagonista ideológico, atrabiliario guión, pero con la certeza, como decía Victor Ostrovsky, de que tenemos que tener claro que estamos viviendo, y vamos a vivir, en un Estado de seguridad policial global. Europa ha muerto, dijeron los Ilegales.

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