Los crímenes de la democracia 'suarista'

YOLANDA GONZALEZ

El cuerpo de la estudiante Yolanda González (secuestrada y, asesinada de un tiro en la cabeza) en 1980 por el ultraderechista Emilio Hellín, hoy asesor de la Guardia CIvil

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                                                                                 Yolanda González

Después de escuchar al coro de aduladores oficiales y mantenedores de la corrupción borbónica glosar las bondades del «forjador» (ELPAIS) de la democraCIA española, Adolfo Suárez, convendría hacer un repaso por esos puntos, o más exactamente esos agujeros negros, que conformaron el mandato del fallecido ex presidente del gobierno, el «timonel» de la «transacción» española. Estas cosas poco «amigables», ya se sabe, suelen empañar y aguar la fiesta (en este caso, funeral) de los discursitos plañideros, realizados bajo lacitos negros televisivos, por parte de los neofascistas de ayer y de hoy.

Hace ya muchos años, en los setenta, en la amañada «transición» franquista, siendo yo un alevín con cierto interés por la agitada vida política de entonces me fijé en una leyenda escrita en una pared cualquiera: «Democracia+Suárez = homicidio». La verdad es que no entendí mucho el significado de una pintada tan radicalmente «agresiva». Pero con el análisis frío de los hechos, conocidos a posteriori, pensé que se trataba de una ecuación cargada de razones puesto que en las calles del Estado español se había estado ventilando la verdadera democracia, no en los salones golpistas del CESID (hoy CNI), en el Congreso de los diputados o en las cúpulas dirigentes de los partidos llamados mayoritarios, que fueron los perpetradores que evitaron a toda costa la ruptura con la dictadura franquista. Y lo hicieron a precio de sangre y fuego.

ARTURO RUIZ

El estudiante Arturo Ruiz, asesinado por las FOP

MARI LUZ NÁJERA

Mari Luz Nájera, estudiante asesinada por las FOP

JAVIER VERDEJO

Francisco Javier Verdejo, estudiante asesinado por la Guardia Civil por escribir en una pared «Pan, trabajo y libertad»

Durante el mandato de Adolfo Suárez se produjeron los ataques más escalofriantes y criminales por parte de quienes habían servido diligentemente al régimen de Franco: las fuerzas de seguridad (policía y guardia civil) así como por sus mamporreros asesinos de extrema derecha (Fuerza Nueva y afines, quienes gozaron de una tolerancia casi exquisita por el gobierno Suárez y los aparatos policiales). La violencia  estatal y paraestatal se desató contra manifestantes pacíficos, resistentes, huelguistas o simples viandantes que se estaban dando cuenta del fraude que se estaba maquinando con la «transición». El saldo represivo del terrorismo de Estado «suarista», como señala Alfredo Grimaldos en su libro La Sombra de Franco en la Transición, fue de más de cien muertos, en el período que va de 1976 a 1980 (una amplia relación de víctimas puede encontrarse en su libro). Fue un ataque frontal contra la línea de flotación de las luchas populares para desactivar el verdadero cambio de la dictadura a una democracia no servil con los poderosos. Grimaldos deja bien claro el talante democrático del gobierno Suárez y de sus esbirros de Interior Rodolfo Martín Villa o Ibañez Freire : Muchos de los muertos y heridos en la calle durante la segunda mitad de los 70 tienen alrededor de 20 años. La violencia estatal, parapolicial y ultraderechista de la Transición se ceba, de modo especial, en los jóvenes que pelean por la ruptura democrática, golpea  con saña a quienes intentan provocar un profundo corte histórico con el franquismo. Arturo Ruiz, Mari Luz Nájera, José Luis Montañés, Emilio Martínez, Jesús María Zabala, José Luis Cano, Juan Carlos García, Javier Verdejo, Yolanda González…son algunos de los nombres que lucharon y dejaron su vida en las calles de la democracia homicida de Suárez. Lo peor es que ni siquiera hubo responsabilidad criminal de policía alguno en estas muertes, dejando un tenebroso vacío de impunidad judicial en una «democraCIA» que estaba modelándose al gusto de EEUU y los neofranquistas.

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Rodolfo Martín Villa, fascista siempre, la mano derecha represiva de Adolfo Suárez

Mientras Suárez y sus travestidos fascistas celebraban la consecución de la ley de la Reforma Política, moría asesinado un joven llamado Angel Almazán Luna a manos de la policía, solamente por manifestarse en pro de la abstención contra dicha reforma. Así transitaba la «verdad democrática» en el naciente régimen borbónico-neofranquista. Como señala Grimaldos en su libro, nada se hizo para esclarecer aquélla muerte como en prácticamente en el resto de asesinatos policiales e incluso en los de las bandas fascistas que operaban al cobijo policial, salvo algunas condenas de fachada que quedaron luego en la nada. La orgía represiva del gobierno Suárez alcanzó cotas de una criminalidad inusitada en todos aquellos años: desde la muerte de Germán Rodríguez en los sanfermines de 1978 a manos de la policía hasta la brutal tortura y posterior muerte del preso anarquista Agustín Rueda también a manos de sus carceleros, en la prisión exterminio de Carabanchel, pasando por las muertes de los estudiantes José Luis Montañés y Emilio Martínez asesinados a balazo limpio por las FOP (Fuerzas de Orden Público) durante una manifestación en contra la Ley de Autonomía Universitaria, celebrada en diciembre de 1979. Y así decenas y decenas de luchadores anónimos (de nuevo ver el libro de Grimaldos) que fueron objeto de la crueldad de una mistificada «transición» realizada a golpe de sable militar, asesoramiento de la CIA y control férreo de los antiguos franquistas. Una «transacción» que fue diseñada para aplastar a la izquierda (no estamos hablando del entregado y siniestro PCE carrillista y la socialdemocraCIA felipista, obviamente). Y vaya como se ejecutó: a golpe de balazos, pelotazos de goma mortales, torturas, asesinatos de Estado, pistoleros fascistas al grito de «viva Cristo Rey» e impunidad judicial.

El hoy reverenciado Adolfo Suárez y su escudero represor Martín Villa (premiado años más tarde por PRISA como presidente de Sogecable y luego alto directivo de Endesa) se encargaron de liquidar todo vestigio de rupturismo dejando en las calles un reguero de sangre, la de los verdaderos demócratas que no admitían el obsceno pasteleo que estaban urdiendo (o «consensuando», según el eufemismo pactado por las élites reformistas) desde las pocilgas franquistas. «Lo nuestro son errores, lo de los otros son crímenes», recitó el criminal, sin reparar en que esos errores homicidas estaban a cargo de antiguos fascistas (como él) reconvertidos mágica e inmaculadamente a demócratas.

Un Comentario

  1. Ayala

    El problema es que con lo que había no podía hacerse gran cosa. España como el resto de Europa tras la Segunad Guerra Mundial, se convirtió con la PAX AMERICANA en colonia imperial donde se fomentó una política socialdemócrata garante de una serie de servicios sociales, muchos databan de antaño no debe obviarse, en España de la dictadura de Primo de Rivera, en oposición al bloque del Este en plena Guerra Fría. En ese organigrama los paises derrotados en la Segunda Guerra Mundial, excepción de UK, de Europa contaban con los cuerpos sociales intactos de los régimenes fenecidos, el nazi en Alemania, el fascista en Italia, el franquista en España, etc. mala masa para hacer un pan y menos dirigido desde fuera.
    Como colonias imperiales tuvimos lo que nos dejaron, lo peor es lo que ha quedado como sustitución ideológica, se diluyó a cambio de participar en el poder el partido comunista, y se crea un limbo de buenas intenciones en sustitución de análisis serios de la realidad y de modos de transformación de la misma, que hoy día es lo que nos hace falta, con el adoctrinamiento del sentimiento en contra del raciocinio se sirve al capitalismo y a lo que sea, somos manipulables, y sumisos, buena tarea de la educación durante décadas de una ideología que hasta en su lenguaje es incapaz de mencionar por su nombre las cosas y que impregna todo. Así vemos como todos los partidos del espectro europeo manejan las mismas premisas, las supuestas diferencias son mínimas, todos sirven al mismo amo, y utilizan un lenguaje torticero y envolvente para enmascarar una desvertebración social, una sociedad sin conciencia, amodorrada, engañada, manipulada y sumisa.

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    • uraniaenberlin

      Estoy en parte de acuerdo contigo….aunque lo de las inevitabilidades es relativo. Es verdad que España, a la muerte del dictador, tenía sus bases americanas y estaba controlada férreamente por EEUU. De todas formas, había que haber intentado la ruptura (con el riesgo de que la CIA manejase sus hilos golpistas) y con el apoyo del pueblo español (más informado y no manipulado, como siempre) no lo hubieran tenido nada fácil, ni el sector ultrafranquista, ni EEUU, aunque es cierto que sociológicamente España era más derechas y pro-franquista (a la fuerza ahorcan) y los norteamericanos hubieran preparado un «putsch» en caso del advenimiento de una República anti-otánica.

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  2. Jon

    Suárez era ya un fascista bien concienciado a la muerte de Franco, con él fue jefe de la televisión pública y máximo mandatario del sindicato vertical franquista, un falangista de pro desde su adolescencia.

    Que un señor que servía a las órdenes de semejante podredumbre y comulgaba con sus ideas en público y privado de la noche a la mañana y tras aplaudir los últimos fusilamientos de la dictadura se convirtiera en un demócrata ideal no se lo cree ni el tonto del pueblo. Que fuera un golfo con ganas de mantenerse en el candelero junto a amigotes como Martín Villa, el asesino de Gasteiz, y no sólo, es ya más posible.

    Miren caballeros, durante el mandato, corto, de Adolfo las FOP a su servicio cometieron muchos asesinatos impunes. Este tomó cargo como presidente el 5 de julio de 1976 y estos son algunos de los asesinados por sus FOP durante su mandato: Eduardo Moreno Bergaretxe (a día de hoy se tiene constancia de que unos fascistas italianos lo secuestraron y entregaron a agentes españoles), Javier Verdejo, Josu Zabala (en las fiestas de Hondarribia fueron «los civiles»), Bartolame García Lorenzo, Francisco Javier Alonso, Santiago Navas, José Javier Nuin, Ángel Almazan, José Vicente Casabany, Juan Manuel Iglesias, Maria Luz Najera, Francisco Egea, José Luis Ariszabal Lasa, Isidro Susperregui, Clemente del Caño Ibáñez, Rafael Gómez Jáuregui, José Luis Cano Pérez, Manuel Fuentes Mesa, Luis Santamaria Mikelena, Francisco Javier Núñez, Gregorio Maritxalar Ayestaran, Gustavo Frecher, Gonzalo Pequeño, Manuel José García Caparros, Javier Fernández Quesada, Francisco Rodríguez Ledesma, Efren Torres Abrisketa, Agustín Rueda, Elvira Parcero, José Luis Escribano, José Emilio Fernández Pérez, Felipe Carro, German Rodríguez, Joseba Barandiaran, Gustavo Muñoz de Bustillo, Emilia Larrea, Felipe Baz González, Ursino Gallego, Gladys del Estal, Vicente Vadillo, Diego Alfaro, Valentín González, Teodora Sánchez, Emilio Fernández, Justo López de Zubiria, Félix Mingueta, Iñaki Kijera, Valeriano Martínez Pérez, Manuel Luciano Pérez, José España Vivas, Luis Quintana Monasterio, José Luis Sancha, Joxe Arregui Izaguirre, Santiago Corella.

    Esta es una lista con más de 50 personas asesinada por los funcionarios de Suárez, toda una banda terrorista uniformada.

    A estos hay que añadir los asesinados por el GAL de la U CD que operaba con total impunidad bajo siglas como las de BVE, ATE, Guerrilleros de Cristo Rey o bajo el simple adjetivo de «incontrolados», autores de crímenes que ni siquiera las bandas terroristas al uso han cometido por su crueldad y sadismo, como la violación y asesinato a golpes de bate de béisbol de María José Bravo de 17 años reivindicado por el grupo paramilitar BVE o la violación y apuñalamiento hasta la muerte de Ana Teresa Berroeta de 19 años que reivindicó el mismo grupo… decenas de violaciones tuvieron lugar en Euskadi y Navarra aquellos años, incluso dos policías y un guardia civil fueron reconocidos como autores de las mismas… luego, que no está demás el decirlo está el asesinato sin más de supuestos miembros de grupos terroristas ya fuera a manos de cuerpos policiales que eran juez y parte o de los GALES mencionados.

    Total: bastantes más de un centenar de asesinatos de terrorismo de estado, así es como se les llama en las universidades de criminologia o sociología, cometidos por las hordas «suaristas» durante ese cuento de hadas que fue la modélica transición.

    Y ahora van y ponen el nombre de este angelito al aeropuerto más grande de España.. país.

    Este señor debería haber pasado muchos años en la cárcel al igual que Felipe González por su obvia responsabilidad por colaboración en tanto crimen impune.

    Es lo que hay en España si te mató la ETA como a Meliton Manzanas eres una víctima del terrorismo pero si te mata un guardia civil como a Gladys del Estal de un disparo a bocajarro tu asesino no pisa ni la cárcel. Y yo pregunto: ¿es de inferior categoría la vida de Gladys o la de los 15 subsaharianos «ahogados» en la valla de Melilla que la de pongamos por ejemplo Miguel Angel Blanco o es que si te mata un funcionario del estado pasa como por «muerte natural»?.

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    • uraniaenberlin

      Has hecho un buen retrato de lo que fue el personaje. La «transición» fue el apaño de los franquistas con los reformistas bajo la tutela indiscutible de la CIA y, por tanto, de EEUU. La estrategia de tensión, en el marco del Gladio anticomunista, se aplicó obedientemente por la España Suarista (y luego por Felipe González).Suárez fue una pieza de la represión de Gladio que luego enviaron al estercolero los suyos porque le resultó un estorbo a EEUU. La transición española fue la estrategia de tensión que planificó, ordenó y mandó la estructura militar de la OTAN y sus grupos operativos terroristas (neofascistas italianos y españoles) de Gladio coordinados por la CIA, la policía española y el CESID.

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  3. plared

    La verdad es que le toco una época difícil y la transición solo se podía hacer con los que mandaban antes. Por lo que criticarle por su pasado es algo que no comparto

    Para mi no lo hizo demasiado bien y su gobierno en especial la segunda vez, fue nefasto. Pero fue traicionado y apuñalado por todos los que ahora le vitorean, solo por eso ya tiene mi aprecio y mi desprecio van para los que como siempre de la falsedad hacen bandera Cuidate

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    • uraniaenberlin

      Quizás el gran mérito de Suárez sea el haber plantado cara a los que le pusieron como el «hombre» de la transición. Pero es que no se trataba nada más que de una lucha por mantener viva la farsa de una «transición» gestada desde las cloacas franquistas. Y el golpe del 23-f fue la culminación de todo ello…Suárez fue la víctima propiciatoria de la trama civil golpista…

      Salud

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