El 11-M (14). La huella del crimen del Mossad y la CIA
Mientras en España una mayoría aplastante de ciudadanos se debatía (y sigue debatiéndose) en los días, meses y años posteriores a los atentados del 11-m en la espuria dicotomía ETA-AlQaeda, como posibles autores de la masacre terrorista, y el rebaño domesticado cantaba la unidad de los “demócratas” (¿dónde están?) contra el “terrorismo” (¿de Estado?), fuera de este país otros sospecharon, con muy buen criterio y sobrado sentido común, en un complot urdido bajo la tutela de servicios secretos procedentes del exterior. En particular, el espionaje israelí, el Mossad (y sus homólogos de la CIA) era, y es, uno de los más señalados para cualquier experto en terrorismo internacional que haya estudiado los casos de ataques de “bandera falsa” en el Mundo (EEUU, Madrid, Londres, Noruega, Bombay, Bali..etc..).
Un político procedente de los USA, candidato por el Partido Demócrata a la presidencia de la Casa Blanca, Lyndon LaRouche, redactó, el mismo día de los atentados en Madrid, el 11 de marzo, un comunicado donde eximía de responsabilidad por aquellos hechos, tanto a ETA como a miembros de una supuesta célula islamista de AlQaeda, descargando toda la responsabilidad del atentado en alguno de los poderosos servicios secretos occidentales, con la necesaria colaboración de los aparatos policiales y de espionaje del Estado español. Para Larouche (que no es precisamente alguien por el que tenga simpatía) como para otros muchos, ese atentado le recordaba el “stay-behind” de la banda terrorista Gladio OTAN y sus múltiples crímenes masivos, ya comentados anteriormente, en contra de objetivos civiles en los años de la “guerra fría”. En concreto, Larouche señalaba las particulares características del 11-m en relación con la masacre de la estación de tren de Bolonia, en 1980, donde una bomba ocasionó la muerte de 85 personas. Este acto, recordemos, fue atribuido a grupos anarquistas, aunque finalmente se descubrió el pastel terrorista de Gladio-OTAN en connivencia con grupos neofascistas italianos.
Otro desfalsificador de mentiras oficiales, el articulista irlandés Joe Quinn (del que vale la pena echar un vistazo a su denso y acertado análisis sobre Siria, titulado: Syria’s Bloody CIA Revolution – A Distraction?, hizo un aproximación crítica en 2007 en contra del servicio de espionaje israelí implicándole directamente en el 11-m. ¿Qué sucedió en realidad?, se pregunta Quinn respecto de los atentados terroristas de Madrid. Quinn afirma que “Por su profesionalidad y sangre fría, los atentados de Madrid del 11 de marzo de 2004 tienen todas las características de ser una operación de falsa bandera ejecutada por el Mossad israelí”. Y apunta lo que él considera que fue un “mal desenlace”, en un sentido. Sin duda, dice Quinn, los planificadores del Mossad estaban convencidos de que un atentado sin comunicación previa implicaba un alto número de víctimas civiles españolas y si, además, era atribuido a «Al-Qaeda» podría no sólo tener un efecto de un cambio en la opinión pública española y obligarla a seguir las directrices de la falsa guerra contra el terror, en contra de los malos «terroristas islámicos», sino que también podría asegurar un nuevo mandato para el derechista gobierno del entonces presidente del gobierno, el belicista José María Aznar”.
Aunque Quinn señala que el gobierno no podía estar al tanto de ese ataque terrorista ya que el mismo Aceves, el ministro del Interior de entonces, nombró a ETA en un primer momento como autora del atentado, lo cierto es que el resultado, como sabemos, no fue el esperado (la reelección de Aznar) para los supuestos perpetradores del crimen (el Mossad) como así lo sentencia Quinn. Pero la afirmación de Quinn en este aspecto (pensar que Aznar era sustancialmente diferente de Zapatero en política exterior) solo se sostiene a medias.
Lo que sí remarca con contundencia crítica el autor de esta teoría es que “el Mossad había preparado con mucha antelación una pista falsa muy detallada de las «pruebas», para que se señalara convenientemente con el dedo a «terroristas islámicos» como chivos expiatorios, que incluía una casette con versículos del Corán, así como el orquestar una trama por la que unos «terroristas» supuestamente se inmolaban en pedazos en un apartamento de Leganés (Madrid), tres semanas después de los ataques”.
Wayne Madsen incide en la misma línea señalada por Quinn. Madsen, otro norteamericano que no se cree las patrañas del imperio, tiene un largo recorrido como experto analista en operaciones terroristas de “falsa bandera”, con el aval de haber sido empleado de la todopoderosa NSA durante doce años, y sabe bastante más de terrorismos clandestinos que unos cuantos catedráticos con doctorado en la nada de este país.: el Mossad, señala Madsen, es un maestro en los ataques terroristas de bandera falsa diseñados para castigar a los opositores de la política israelí. Las huellas de la inteligencia israelí, están por todas partes: en los ataques del 11-s en los Estados Unidos, en los atentados del 11-m, en Madrid, los atentados del 7-j en Londres y los ataques del 22-j en Noruega. Mientras, los medios corporativos pro-israelíes bombardean sin cesar sobre los peligros del terrorismo islamista, lo que resulta evidente es que la principal amenaza a la seguridad pública procede del Estado de Israel, una nación terrorista que no duda en matar a inocentes para lograr los objetivos políticos más sórdidos”.
En cuanto a la posible participación de la CIA en el 11-m, se sabe que un avión clandestino de esa agencia, un Boeing 737 inmatriculado como N313P, aterrizó en Palma de Mallorca (base de operaciones de los famosos vuelos “secretos” de la CIA) el día 9 de marzo (tan sólo dos días antes del atentado terrorista) para partir precipitadamente el 12 de marzo (al día siguiente de la masacre). Este hecho fue referido por dos periodistas del Diario de Mallorca. La partida inicial de la aeronave era Suecia, aunque finalmente voló hacia Bagdad.
Hay quien afirma que tal vez saltaron las alarmas en la agencia americana al comprobar algunas de las chapuzas de los autores o encubridores del atentado. Mi idea de partida, deliberadamente ingenua, es el intentar buscar un aparataje “lógico” a la patraña oficial: lo más “normal”, creo yo, ¿no hubiera sido solicitar la presencia en Madrid de esos “expertos” espías de la CIA, curtidos en terrorismo islámico, para proceder a la investigación y detención de la “célula” integrista? En cambio, salieron pitando no fuese que la mierda llegase por “puente aéreo” y en ensaimada mallorquina, quien sabe.
Una hipótesis para dar consistencia a la presencia de ese avión en Mallorca sería la siguiente: la CIA podría haber servido de soporte logístico de la operación terrorista de Atocha en los días previos, junto al “ejercicio” CMX04 de la OTAN. Después, saldrían en vuelo urgente de Madrid a Mallorca para dejar despejado el camino al atentado (si es que no fueron los de la CIA los ejecutores de la matanza), para finalmente partir raudos hacia territorio iraquí. Sí, sin duda, una idea demasiado “retorcida” para los propagadores del mito «islamista».
El avión antes mencionado fue citado, todo hay que decirlo, en un informe del Consejo de Europa del año 2006. Palma de Mallorca se consideraba, en dicho informe, como “una plataforma de la CIA en el programa de restituciones”. Es decir, ese eufemismo de “restituciones” significaba que Mallorca era considerada una de las bases de la CIA desde donde se ejecutaban operaciones ilegales del gobierno de EEUU (terrorismo de Estado, secuestros y torturas de prisioneros). El tráfico europeo de aviones de la CIA, en el período que va de 2001 a 2005, fue particularmente intenso en España con cerca de 70 escalas en Palma de Mallorca. Todos estos vuelos se hicieron con el conocimiento pleno del gobierno español de Aznar y su servicio de espionaje, el CNI. Lo demás, desmentidos y otras florituras de distracción masiva, no son nada más que las tomaduras de pelo de todos conocidas. Quedarían, finalmente, en la masacre del 11-m, unos flecos pendientes que apuntarían a un seguimiento que, al parecer, hicieron unos satélites norteamericanos de la estación de Atocha en los años 2002 y 2003, la cual habría sido “cartografiada” con especial detalle.
Le sumo otro atentado al Mossad. Cuando explotaron la amia en bs as 1994.
Me gustaMe gusta
Sólo corregir un dato: Joe Quinn es irlandés
Me gustaMe gusta
Hey there!
Estamos de acuerdo en que el atentado del 11-M no fueron ni AlQaeda ni ETA, a mí no me cuadra ninguna de las dos opciones y, como a ti, los hechos me resuenan a la inteligencia maligna israelí o a la no mucho mejor aunque más torpe de la CIA.
Te paso un enlace del libro «Nadie vio Matrix» de Walter Graziano http://www.republicahuesca.org/Libros/Nadie_vio_Matrix.pdf en el que se da una versión bastante lógica (para mí al menos) sobre quién cometió el atentado de Madrid y los porqués. Sólo hace falta que lo envuelvan para regalo ¡yo lo compro!
Saludos amigo!
Me gustaMe gusta
Hola Sekhmet, gracias por la info. En cuanto pueda le echo un vistazo a ese pdf. Parece que promete..y va un poco en la línea de Webster Tarpley y otros…En el 11-m a mí no me cuadra nada…de principio a fin, vamos, como en el 11-s y el 7-j. Sólo me suena a una cosa: operativo militar calculado al milímetro…
Saludos
Me gustaMe gusta