Últimamente entro poco en Internet (leer noticias) y mi aversión a someterme a la imbecilización televisiva es endémica y casi impermeable. Pero a veces la curiosidad ha matado al gato..y otras no tanto. Así que estos días me he desayunado con una masacre de la guardia verde-oliva del PP (o PPSOE) en Ceuta (unos que ya tienen experiencia en esto de repeler o hundir a africanos al fondo del mar). Todo ello a cuenta de una nueva oleada de inmigrantes subsaharianos que han querido llegar, con aliento y poco más, a la España corrupta del PPSOEGAL. En el sur de este país están ocurriendo cosas muy gordas, tremendas. El tema de la inmigración escuece al ciudadano medio con vocación de patriota ejjpañol. La inmigración masiva, e incluso sostenida, es un capítulo tremendamente jodido y peliaguado, de difícil resolución, puesto que entre “papeles para todos”, “el efecto-llamada” o  “restricción y candado al inmigrante” se está jugando siempre en un terreno resbaladizo.

Hay formas, supongo o quiero creer, más civilizadas de encarar el drama inmigratorio que no sea como bramaba hace tiempo un político ultranacionalista italiano, es decir, “enviando a cañonazos al mar a los inmigrantes que llegaban a las costas italianas”.  Pero es que resulta que en Ceuta ha ocurrido exactamente esto último. Y parece ser que no sólo ha sucedido ahora, sino que hay precedentes muy cercanos (valla de Ceuta y hundimiento de embarcaciones) y otros lejanos (en la frontera con la dictadura amiga marroquí, otros matarifes cómplices con el Estado Español). Esta masacre de Ceuta, con la muerte de más de una decena de inmigrantes a manos de la guardia civil, es un indubitado crimen terrorista de Estado que debería ser perseguible en un tribunal penal internacional. Sin medias tintas.

Las mentiras y falsedades oficiales no han tardado en tomar carta de naturaleza, incluido un video-trampa de la guardia civil donde se manipula lo inmanipulable. Las declaraciones de los infectos representantes de la ley y el orden han añadido deliberada confusión, desvergüenza, amenazas, matonismo y elusión de responsabilidades criminales. Esto no es nuevo ni lo será. Hay que defender a los que reprimen con saña: sean policías, militares o a la guardia civil, institución que tiene un largo historial de impunidad, torturas, malos tratos y muertes violentas perpetradas contra incontables ciudadanos en esto que llaman “democracia” (cuartelera). El Relator contra la tortura de la ONU ha dicho algo al respecto en los últimos tiempos.

Algunos es que no se reprimen de placer. Dos granujas o, más exactamente, dos profesionales del gangsterismo político han afirmado que lo acontecido en las costas ceutíes es un “incidente” y que hay que buscar “azafatas en vez de guardias civiles” para contener la inmigración masiva. Esta obscena banalización de la muerte de un puñado de míseros ciudadanos africanos muertos bajo las balas o pelotas de goma de la guardia civil demuestra que tipo de personajes gobiernan o caciquean como fascistas en este país. Claro, ninguno de esos “indocumentados” llevaba Visa, iba en clase “business”, recibía cheques delictivos de Bárcenas, desahuciaba con ayuda de la guardia civil o saqueaba con preferentes a jubilados. Y todavía no ha pasado ninguno de estos «representantes» por la guillotina. Que raro. Que pueblo más respetuoso con la clase política tenemos.

Santiago y cierra España, que llega el invasor africano.