El 11-M (8). El juicio de los farsantes

He visto prácticamente todos los videos del juicio del 11-m (iniciado en febrero de 2007 y finalizado en julio de ese año) en Youtube y no hay por donde cogerlo. ¿Se puede condenar a alguien sin pruebas? Pues sí, es posible y así sucedió en el caso del 11-m, con una sentencia condenatoria que fue una continuación de la farsa que se orquestó previamente contra los acusados. La actuación del presidente del tribunal, Javier “Mr Proper” Bermúdez, a lo largo del juicio, fue ejemplo de desvergüenza y parcialidad, erigiéndose en protagonista, junto a la fiscalía, a la hora de adoptar una posición partidista, netamente política, de reprender casi de forma permanente (con mala educación, en algunas ocasiones) a algunos de los abogados defensores. Su iniquidad se hizo patente sobre todo cuando comparecieron los testigos policiales, de los que se erigió en su principal apoyo, impidiendo de este modo que los letrados de la defensa pusieran en aprietos y desmontaran las patrañas de los peritos policiales. La sentencia emitida por el Tribunal de la Audiencia Nacional fue un manual programado de injusticia y un repertorio de elucubraciones sin sentido totalmente alejadas de lo que hubiera debido de ser un proceso judicial limpio, honesto y sin pruebas amañadas. Si a Garzón le inhabilitaron por ir de “vedette antifranquista” a Bermúdez deberían no sólo inhabilitarle a perpetuidad sino sustituir las condenas de los acusados para endosárselas a él.

El único condenado por colocar las bombas del 11-m fue Jamal Zougam, un comerciante marroquí del barrio madrileño de Lavapiés cuyo único delito fue, además de haber vendido una supuesta tarjeta de un teléfono móvil encontrada en la manipulada mochila de Vallecas, el ser señalado por unos “testigos” (por decir algo) que le vieron, supuestamente, en los trenes aquel día, los cuales basaron sus testimonios en declaraciones tan peregrinas e inconexas como mentirosas, además de cambiar varias veces su relato. Una de las testigos, una rumana que supuestamente viajaba en los trenes (algo que nunca ha podido demostrar) dijo que vio a al “terrorista” (Zougam) bien “abrigado” y con una bolsa de deporte azul clara, mientras que otra rumana afirmó  que Zougam, muy incívico él, le empujó y también hizo lo mismo con otra persona que estaba leyendo en el tren una fotonovela, o vaya usted a saber…

Resulta que todo un terrorista del 11-m, que debería guardar discreción máxima a la hora de ejecutar un atentado, iba dejando pistas deliberadamente, empujando a todo cristo en el tren para, una vez colocadas las bombas, autoincriminarse a posta y cuantos más testigos le vieran, mejor. Es tan ridículo que parece tragicómico. Un poco como ese otro tonto que supuestamente vio y oyó a la “etarra” Josune Oña, el día del atentado, recriminar a alguien en el Metro madrileño a cuenta de la masacre. Todos los terroristas, por lo que parece, se han vuelto gilipollas perdidos o es que escogen a los peores de un tiempo a esta parte. Una tercera testigo dijo que Zougam iba con una mochila azul ocuro. ¿En qué quedamos? ¿O eran claras o eran oscuras? ¿O eran mochilas o eran bolsas de deporte? No eran nada, porque en las estaciones ni hubo mochilas-bomba (salvo las falsas que plantaron chapuceramente) ni testigos que vieran a “moro” alguno en los trenes.

Las rumanas que incriminaron a Zougam no dieron una explicación decente en el juicio, balbuceantes, trapaceras, siempre parapetadas en Mr. Proper, haciendo teatro y beneficiadas por una defensa (de Zougam) no demasiado acertada, aunque Bermúdez salía a la mínima a degüello en favor de las trileras y nunca dejaba margen de maniobra al letrado. En fin, me parecieron unas completas sinvergüenzas compradas a precio de oro para escenificar otro acto de la tramoya de Atocha. Eso sí, el premio que recibió una de ellas fue de consideración: obtuvo la nacionalidad española, fue reconocida con la condición de “víctima” del 11-m, cobró 48.000 euros y obtuvo por la tosta un puesto de trabajo en el Ministerio del Interior. Este fue el ejemplo más claro de cómo comprar a un testigo desde las cloacas del Estado. Eso sí, sin remordimiento alguno por enviar a la cárcel de por vida, y en régimen de aislamiento (ya lleva nueve años), a un inocente. Otros testigos contra Zougam se hicieron, literalmente, y con perdón, la picha un lío en el juicio, incapaces de ofrecer un testimonio veraz. La prueba es cómo uno de los miembros del Tribunal (el juez Guevara, video siguiente) muestra su desazón ante el desastre de dudas del testigo. Alguien les tenía que fallar….claro

Lógicamente, eran unas pruebas, en contra de Zougam, tan frágiles como abusivamente incriminatorias y falseadas de arriba a abajo. Según medios periodísticos, la policía ocultó al juez del 11-m que Zougam era inocente, algo que el acusado corroboró señalando que el día (y hora) de la masacre estaba en su domicilio (no se levantó hasta las diez de la mañana) y el anterior, por la noche, estuvo en un gimnasio. Insuficiente coartada para ejecutar una sentencia prevaricadora. Zougam fue el cabeza de turco elegido para dar consistencia a la patraña de Estado. Se negó a hacer de soplón o aceptó a regañadientes bajo amenazas, denunciando además haber sido torturado por dos agentes del CNI. A pesar de ello, de ser Zougam un rehén para la farsa judicial, no se investigaron sus denuncias contra el espionaje español. El resto de los supuestos autores de la colocación de las bombas se “suicidaron” en Leganés, otros dicen que “huyeron” y el resto fueron condenados por colaboración y pertenencia a banda armada. A la del trapicheo, supongo, porque otra no hubo en el 11-m. O como dijo el abogado defensor Andreas Chalaris, en su informe final: “la única banda armada en el 11-m fue la de la Guardia Civil”

Por otra parte, fue desalentador que no hubiera existido una sóla cita, ni siquiera tangencialmente, a cargo de los letrados de la defensa de los acusados y en la lectura de sus informes finales (salvo una referencia superficial del abogado José Luis Abascal a las cloacas del Estado), ya que previamente no lo plantearon, donde se pusiera sobre la mesa la posibilidad de alguna conexión o participación de servicios de espionaje extranjeros (CIA, Mossad, MI5, BND), en los atentados, máxime teniendo en cuenta que existían antecedentes de la huella del crimen de Estado en muchos episodios terroristas masivos del pasado en Europa (OTAN-Gladio). Solamente pusieron en entredicho las acusaciones contra sus defendidos, la violación de sus derechos, la existencia de torturas y malos tratos policiales, un sumario viciado y oscurantista….Que no es poco, pero parecía insuficiente en una patraña judicial donde abundó la perversidad jurídica, los disparates procesales y las actuaciones lesivas en contra de los acusados. Y no sólo contra éstos últimos sino que  testigos musulmanes revelaron en el juicio como fueron imputados (a la fuerza) mediante vejaciones, torturas y malos tratos en el Guantánamo policial español, con la complicidad de forenses y jueces de la AN. Testimonios que pasaron inadvertidos para la los defensores de la burla oficial y, claro está, para el propio Tribunal.

Unos años después de la fraudulenta sentencia de la AN, el Tribunal Supremo absolvió a algunos de los acusados y llegó a la conclusión de que ni ETA ni AlQaeda estaban detrás de la masacre, sino que se trató de un grupo “autónomo” yihadista algo que, por supuesto, era totalmente falso, ya que los que seguían en prisión no eran otra cosa que simples propietarios de locutorios (Zougam), confidentes policiales o traficantes de droga cuya sintonía con “yihad” alguna era simplemente NULA. Y el resto, en fin, para qué hablar…algunos purgando cárcel injustamente sin tener, ni remotamente, vinculación alguna, ni con la delincuencia común, ni mucho menos con rama integrista islámica alguna.

  1. andreas

    Acertado tu articulo..

    Si te das cuenta desde aquella injusticia lo que ha perdido España. .simplenente hemos entrado en una crisis profunta… a tiempo esta el putisimo estado de rectificar su propia patraña. .

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    • uraniaenberlin

      Sí, coincidencia o no…hemos ido de catástrofe en catástrofe…Pero si hay algo que no va a hacer nunca este Estado es reconocer que estuvo en el ajo de un crimen masivo..Como dicen por ahí…quizás cuando alguien a punto de morir «cante» se confirme «oficialmente» toda esta farsa criminal…pero lo triste es que su «verdad» seguirá siendo otra conspiración más.

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