11-m. Para que nadie lo olvide…este es un país adoctrinado en la mentira
Hablaré más adelante, en próximas entradas, del 11-m (para los no iniciados, la fecha en que se produjeron los atentados terroristas de marzo de 2004, en Madrid), una vez que he llegado a algunas hipótesis de lo que pienso fue una más que probable operación de falsa bandera, esa cosa tan sucia a la que suelen ser aficionados en los últimos años los gobiernos del “terror” (capitalista, claro). El 11-m es, en mi opinión, la continuación del 11-s y el intermedio de otras subsiguientes patrañas terroristas de Estado: el 7-j de Londres o el atentado de Noruega (o, por ceñirnos al más reciente, al atentado de Boston). El 11-m apesta a OTAN-Gladio, Mossad, CIA, a otra mentira de Estado, a un fraude criminal que ha tenido a dos principales desinformadores enlodazados en contaminar a una opinión pública dispuesta a no escuchar otra cosa que no sean dos monumentales ficciones conspiranoicas: la tesis islamista versus la tesis ETA-separatismo-Psoe-golpe de Estado.
Antes de empezar a hablar del 11-m decidí meterme con un “aperitivo” cinematográfico-televisivo que hicieron hace un par de años, a cuenta de ese aciago acontecimiento, para, sin duda, reforzar el engaño en la opinión pública. Aún sabiendo que iban a dar carta de naturaleza al embuste oficial quería saber si iba a asistir a una sesión de humor negro, gris o si se iba a tratar de asepsia televisiva para la cadena de las “mamachicho”. Las expectativas fueron superadas con creces. Una teleserie-basura para aglutinar a un rebaño de crédulos en torno a la farsa oficial. Quedaba, como último recurso, desgranar unos valores fílmicos que, siendo una producción de factura española, me imaginaba lo peor. Así fue, rematadamente mala es decir poco.
La sinopsis de esta serie consiste en repetir el mantra oficial de que el 11-m se basa en ”hechos probados” por las sentencias del tribunal político Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo. ¿Probado el qué? En el 11-m no hay nada probado, salvo tres cosas: 191 muertos, decenas de pruebas manipuladas u ocultadas y unos cuantos inocentes en la cárcel, mientras los presuntos perpetradores y colaboradores de este gran crimen están en la calle (o, más exactamente, en sus cubiles fascistas, de aquí o de fuera).
Este 11-m para que nadie lo olvide (2011) es algo así como (salvando las siderales distancias) la versión española de United 93, esa bazofia propagandística americana de falso “entretenimiento” con la que su director Sidney Greengrass intentaba amaestrar a los borregos de usalandia en la fraudulenta versión oficial sobre el 11-s, retratando a unos fabulados “héroes” que lograron reducir a falsos terroristas en el vuelo 93, el que dicen se estrelló en Shanksville (Pennsylvania), aunque al final resulta que el aparato estaba en el aire y, al parecer, acabó por aterrizar en Cleveland (ver 11-s). Engendro, el U93, tan sonrojante como esta operación de propaganda barata que los medios afines al gobierno socialista de entonces (PRISA) realizaron para los grandes montajistas del 11-m.
Además de trilera esta película es pésima en cuanto a su contenido cinematográfico. Pero una de las cosas que realmente apestan en este bodrio, al margen de sus nulos valores como película y de dar validez a una mentira de Estado, es servir, a lo largo de la misma, a la estrategia de demonización de los árabes y, en particular, de la palabra “yihad” concepto éste manipulado, deformado y vilipendiado por Occidente hasta la náusea. Yihad es un término cuya literalidad en árabe quiere decir “esfuerzo” individual (consigo mismo, con los amigos, con los familiares, rezar varias veces al día, ayudar a los que lo necesitan, etc..). Ni por asomo significa conquista o cruzada contra el “infiel”. Eso es una falsificación histórica del Pentágono y los cruzados imperiales del Oeste que la han utilizado para criminalizar al “enemigo” islámico.
Nada se sostiene en este telefilm de propaganda y, por descontado, en sus hechos “probados”. Ya desde el inicio de la teleserie, en el escenario-farsa-teatro de Leganés (que es el teórico final del bulo oficial), tenemos para abrir boca esa prodigiosa historia de un “terrorista” (Bouchard) que es más listo que el hambre y que toda la policía de Madrid entera. Bouchard, quien sale tan pancho a tirar basura a un contenedor (qué pésimo guión oficial), se da cuenta que cuatro polis de paisano le están observando (éstos debían de ser los más tontos del Cuerpo), dos de pie y otros dos en coche, por lo que coge pies en polvorosa y vamos…ni el correcaminos…se esfuma para no aparecer jamás de los jamases. Bueno sí, le pescaron luego en Belgrado a donde «alguien» le envió desde España para montar parte del sainete del 11-m…o no, porque el propio Bouchard dijo en el juicio del 11-m que nunca estuvo en ese piso.
La explicación a la huída de Bouchard es que los dos polis que estaban en la calle, de pie, le siguen a paso de tortuga y los del coche, listísimos ellos, en vez de ir a por el terrorista van hacia el cubo de la basura a por la bolsa que dejó el yihadista, ya que como dice Luis Del Pino (que no es santo de mi devoción, ni lo será a pesar de desmontar con acierto toda la cadena de manipulaciones de Estado del 11-m, por avalar una de las dos tesis mentirosas) parece ser que había indicios de que la susodicha bolsa podía salir corriendo también. Lo que está claro es que no debieron de ver en la bolsa más allá de un par de latas de paté La Piara. Y lo más chocante es que ya había montado en Leganés un operativo con abundante presencia policial antes de la estrambótica y poco creíble salida del piso de nuestro fugitivo maratoniano. Lo nunca visto. ¿O sí?
Bien, luego dicen que salen disparos del piso de Leganés donde estaban acantonados los “malos”, otro ejemplo de desvergüenza oficial puesto que ni se encontraron casquillos ni impactos de bala en ningún lugar de la calle. Lo del fax enviado desde el piso de los terroristas al ABC (periódico, como todo el mundo sabe, devoto del Islam) es una fábula tan mentirosa como grotesca, incluidas unas amenazas entre ridículas y prefabricadas que señalaron en el fax los “terroristas”: o salían pitando las tropas españolas de Irak o la liamos parda. Las falsas llamadas de los “terroristas” a sus “familiares” o el colocarse explosivos adosados a su cintura para «inmolarse», algo que jamás ha sido demostrado, son otros ejemplos de leyendas policiales con aroma a estafa.
En fin, a partir de aquí, un flashback, sobre el resto de hechos terroristas, en los que no voy a detenerme -salvo en las entradas, más densas, que postearé otro día-, para volver al inicio del timo oficial con historias de por medio absolutamente ñoñas e intragables (los dos tortolitos enamorados). El principal acusado de la encerrona policial y judicial, Jamal Zougam, no aparece citado expresamente en la serie, sino de pasada, y los actores que interpretan a el Tunecino, Zouhier, Trashorras o el Chino son malos de solemnidad. La discontinuidad narrativa es palmaria, con saltos en la historia que hacen imposible que exista un argumento unitario a seguir. En definitiva, las interpretaciones están cogidas con pinzas en una trama trazada descaradamente “a la americana” pero siendo el resultado una fotocopia de ínfima calidad. De acuerdo, no hay morbo gratuito, pero se podría haber introducido algo más de realismo para dotar a la historia de más equilibrio. Aunque el funambulista del 11-m se va, sin remisión, al precipicio desde el minuto uno de la entrega. Igual en la ficción que en la realidad.
A ver si la veo, en realidad no se ni cual es…….. Eso si, nosotros hemos tenido cientos de atentados y nunca nos hemos unido. Ellos con uno racionaron como una piña. Eso en realidad es lo único que se les puede envidiar, lo demás esta en total oscuridad…..Cuidate
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La estrenaron en Telecirco hace dos años. No la ví entonces…pero vamos, difícilmente digerible para quienes no hayan soportado el fraude oficial. Si quieres ver la película tal cual, sin carga política, tampoco te vas a encontrar un producto especialmente digno por lo que he comentado…El tema de unirse o no…en mi opinión es una quimera mientras unos y otros se dediquen a desinformar al resto. Cuando trabajan las cloacas del Estado sólo unos pocos denunciantes se pueden atrever a ello. El resto se come con patatas la versión que le ofrezcan todos los grandes medios de desinformación.
Saludos
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