Los Profesionales: la Revolución pendiente

Los Profesionales (1966) es un western que ejemplifica algunos de los convencionalismos del género, pero en líneas generales es una película que actúa como puente entre el clasicismo de las obras de John Ford-Anthony Mann y el western barroco de Leone. Tampoco es un film del “Oeste” al uso ya que, para empezar, la acción se sitúa en el segundo decenio del siglo XX (aparecen unos rudimentarios automóviles), en el contexto de la revolución mexicana, que si bien ya fue un argumento tratado en películas como la magistral Viva Zapata, aquí lo que se recrea es un cine de corte digamos más aventurero, en el que hay menos introspección psicológica del personaje frente al epicentro narrativo que constituía la figura del líder revolucionario mexicano en la película de Elia Kazan. A pesar de que las luchas revolucionarias forman parte de su pasado, de alguna manera sobrevuela la Revolución en las mentes de dos de los protagonistas principales: Henry Rico Fardan (Lee Marvin) y Bill Dolworth (Burt Lancaster) combatientes, en su momento, al lado de Jesús Raza (Jack Palance), un lugarteniente de Pancho Villa. Pero ahora Fardan y Dolworth sólo son cazadores de fortuna a cuenta de un expoliador y rico hacendado, Joe Grant (Ralph Bellamy), quien les pagará una buena suma de oro por capturar a la ex esposa de éste, María (Claudia Cardinale), en poder de Raza, su antiguo compañero. Un rastreador Jake (Woody Strode) y un entrenador de caballos Ehrengard (Robert Ryan) les acompañarán en su incierto destino.

Woody Strode (izda) y Robert Ryan

La revolución mexicana, como justificación del sustrato argumental de este film, da pie a que se planteen en el mismo algunas grandes cuestiones acerca de la Revolución, sus herejías y sueños oníricos…a veces sin respuesta. Una de ellas se suscita cuando Dolworth-Lancaster le dice a Ehrengard-Ryan: “Tal vez siempre haya existido una sóla Revolución, la de los buenos contra los malos. La pregunta es: ¿quiénes son los buenos?”. Pero sin duda lo más granado del elemento discursivo “revolucionario” pasa por el enfrentamiento dialéctico (además del armado) que se produce al final del film entre Jack Palance (Jesús Raza) y Burt Lancaster. Mientras que Raza se aferra a una revolución fronteriza, utópica, necesaria, real…enarbolada a trancas y barrancas (“mis hombres murieron por la Revolución”afirma). Dolworth le replica: “¿La revolución? Cuando el tiroteo termina se entierra a los muertos y los políticos entran en acción; el resultado es siempre el mismo: una causa perdida”. La decepción del americano es evidente mientras que, por el contrario, en las palabras de Raza sigue habiendo un poso de nostalgia y de fe revolucionaria casi inconmovible: “La revolución, es como la más bella historia de amor, es una diosa….pero al final acaba siendo una mujerzuela, nunca ha sido pura, virtuosa…[…]pero sin un amor, sin una causa, no somos nada”, responde Raza, con un aire de vehemente melancolía. La revolución idealizada, imperfecta en su complejidad, como necesario símbolo de transformación social e instrumento de liberación, pero también como como una épica fragmentada, como una burocracia maniatada…que transita hasta el desencantamiento final.

Richard Brooks, que ya demostró buenas maneras en Semilla de Maldad (menos me entusiasmó en el a (bastantes) ratos somnífero folletín La Gata sobre el Tejado de Zinc) fue a la vez director y guionista de esta película, adaptando una novela de Frank O’RourkeA Mule for a Marquese– un señor, el novelista, que era algo así como el Marcial Lafuente Estefanía español (¿quién no se leyó alguno de sus libritos de pequeño?), pero menos prolífico, más denso y variado. Brooks plasmó para el cine una historia con singular talento y dinamismo,  describiendo con acierto el juego de contrastes y ambigüedad moral que envuelven a sus personajes, con un western a la altura de los mejores y más reverenciados del género; cine que muchas veces me ha resultado tedioso y maniqueo o superficial en el tratamiento que hacía de los indígenas americanos. Pero ahí radica el mérito de Los Profesionales, que sabe amalgamar con imaginación todas las características estéticas inherentes a este tipo de cine sin por ello caer en un enletecimiento narrativo o en los clichés sobados que abundan en este tipo de películas. Un entretenimiento con calidad, de los de verdad. La fotografía de Conrad Hall merece capítulo aparte y un sólo adjetivo: impresionante. La utilización del technicolor juega con los tonos rojizo-anaranjados del abrupto desierto mexicano, remarcando al detalle todos sus relieves en contraposición con un cielo luminoso y límpido, de sol intenso, que subraya con realismo el asfixiante calor tórrido en los rostros sudorosos de los cuatro “profesionales” y el de la bella Cardinale. La música de Maurice Jarre está conseguida y es el mejor complemento sonoro posible.

Claudia Cardinale

Ralph Bellamy

Jack Palance

Lee Marvin está perfecto y domina totalmente su personaje al igual que el mordaz y mujeriego Burt Lancaster. Entre ambos artistas, se produce un estimulante toma y daca cinematográfico. Lástima que no tengan igual presencia dos actores de lujo como Woody Strode y, sobre todo, el gran Robert Ryan (probablemente el más actor de los cuatro), algo desaprovechados en el global de la película, aunque sobrados de talento. El papel del subversivo guerrillero Raza recae en manos de Jack Palance, que parece como si ese personaje hubiera sido hecho a medida para él, moldeado con un realismo indiscutible. Y es que los rasgos faciales del amigo Palance ayudaban lo suyo para cualquier papel de villano (esa sonrisa asesina que aparece de forma casi permanente en su cara, no me hubiera gustado encontrarla de frente). Respecto de la italiana Claudia Cardinale, no se limita a ser un sugerente “objeto” sexual, sino que su sensual presencia se puede decir que está a la altura de sus compañeros de reparto. Ralph Bellamy redondea la película con la solvencia de un veterano actor curtido en mil batallas cinematográficas.

 

Un Comentario

  1. elcriticoabulico

    De mis westerns favoritos. Discrepo con Altaica, Brooks me parece un excelente escritor de películas y adoro el poso reflexivo de Los profesionales, con el amargo escepticismo que solo un idealista curtido en mil decepciones puede tener, profundamente humanista al mismo tiempo.
    Al contrario que el western épico y de epopeya, que en general posee una ingenuidad heroica y una loa a valores antropocéntricos que me repelen y aburren, me encanta la línea turbia, lúcida y desencantada que se va dibujando, inexorable, dentro del género: Centauros del desierto, Río Conchos, Grupo Salvaje, Los profesionales,…
    Un saludo.

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    • uraniaenberlin

      Sin ser un fan ni medio «decente» del género western, no tengo más remedio que estar de acuerdo contigo en tu acertada valoración…Por cierto felicidades por tu blog..Es envidiable la altura cinematográfica que tiene, visto solamente de pasada (no tengo ahora mucho tiempo para detenerme a fondo, pero he dejado un coment por allí ahora mismo)

      Saludos

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      • elcriticoabulico

        Nada, nada. Me paso de vez en cuando por aquí y me encanta tu absoluta independencia a la hora de valorar películas. Si te toca despellejar una película de un director reverenciado, o un clásico incuestionable, lo despellejas con toda honestidad. Es algo que admiro mucho, ya que uno, aunque suele evitarlo al máximo, alguna vez se ha dejado llevar un poco por la corriente.

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  2. plared

    Pues nada, 460.000 mas para este baile de miserias. En cuanto a las que nombras muy buenas también. Aunque de este estilo crepuscular y pesimista, digamos que grupo salvaje y esta, son las abanderadas del genero.

    Eso si, la lírica de Jeremías o la profunda sutileza de la balada…las hacen también únicas en su genero.Cuidate

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    • altaicaaltaica

      Sigo pensando Plared que todavía hay grandes historias que contar en este género. Puede que después de las que citamos, se hayan realizado algunas obras ciertamente interesantes como bien has puesto de manifiesto en tu blog sobre el reciente cine del Oeste, con la cumbre de Sin perdón (cada vez que la ponen en tv es imposible que no vuelva a verla). Es sencillamente descomunal y cada vez la percibo más perfecta e insondable, ausente de cualquier juicio o moralina del tipo héroe redimido, pues aquí sí que el guión y el título no dejan al protagonista como alma redentora de un pasado oscuro, pues al final y sin perdón vuelve a hacer lo que sus fantasmas se encargan de arrastrarlos a los infiernos, aunque sea para supuestamente vengar a un amigo o hacer justicia con prostitutas, pues creo que en el fondo él vuelve a ser lo que nunca ha dejado de ser, eso sí, envuelto en un tipo apasionante y algo menos frío que en el pasado como consecuencia del paso de una mujer que lo marcará de por vida, si bien, dejando a sus hijos, cabaña y cerdos al vaivén del destino y de una mujer india . Pero como digo hay ese otro western que se desarrolla en montañas solitarias con hombre solitarios que aún no ha sido suficientemente contado. También el género a deambulado siempre muy ajustado a tipos y arquetipos en exceso encasillados, faltando por armar todo un mundo de interiorización, de relaciones vitales, de sociología que siempre ha estado muy desamparada. Esperemos que no todo quede en la revisión actualizada de clásicos y que de tarde en tarde salgan algunas perlas. Estaremos siempre atentos a tus análisis y comentarios pues no hay nadie más al día que tú en esto que llamamos cine. Un abrazo, como tu dices, campeón.

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  3. altaicaaltaica

    No me interesa en demasía este cine que citáis que para mi ha quedado francamente superado y ni tan siquiera esa nostalgia me produce el más mínimo respeto. Me recuerda a Los siete magníficos y como comentáis a Grupo Salvaje, película que siempre me pareció espantosa en cualquier dimensión de análisis. Sí decir que al menos la que nos ocupa es algo entretenida, pero poco más salvo la curiosidad de ver a algunos buenos actores y la risa que me produce algunos diálogos con pretensiones reflexivas.

    Eso sí, la crónica a años luz de la película por la calidad que atesora. Prefiero claramente más películas como La balada de …, El día de los tramposos, Las aventuras de …, e incluso Un hombre llamado …, que que estas crepusculares películas llenas de actores formando un grupo de redentores sin causa, tiros mil e intentos pseudo éticos. Una abrazo.

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    • uraniaenberlin

      Altaica, en Los Profesionales no iban a soltar lastre existencial bergmaniano, porque hubiera sido bastante ridículo. Los diálogos son lo que son, insertados en el contexto de una revolución siempre utópica pero necesaria como dice Raza-Palance. Pero sobre todo, estamos hablando de una aventura bastante entretenida y muy bien hecha. Que no te guste…para gustos…pero que te cause gracia es una apreciación cuanto menos pintoresca. No sé cuales western citas porque te has quedado a medias…aunque se intuyen algunos…Si te refieres a Un hombre llamado caballo, como una de tus referentes, me parece que esta película no ha resistido el paso del tiempo de ninguna de las maneras. Tediosa y, sobre todo, un ejercicio de pretenciosidad antropológica barata. Tal vez sea porque a Richard Harris raramente le he aguantado….

      Saludos

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      • altaicaaltaica

        Urania no es que sean mis referentes, las citaba como las últimas de un género que llegaba a su fin, y de entre las citadas pues incluso las prefiero a las de grupos de actores conocidos a modo de pandilla fantástica. Creo sinceramente que La balada de Cable Hogue, es magistral; El día de los tramposos, muy notable; La aventuras de Jeremías Johnson, muy, muy entretenida; y Un hombre llamado caballo, igualmente entretenida.

        No, no por Dios, si encima le metemos ya el lastre existencial vs coñazo bergmaniano apaga y vámonos. Que por cierto el otro día vi Sarabans y me pareció una de las peores películas de la historia del cine. Es que no lo aguanto a este cineasta en general, salvo su magistral Fanny y Alexander.

        Lo la pretenciosidad antropológica barata es cierto, pero ya sabes quedaba muy aparente y deslumbrante. No obstante, siempre la vi como una película al menos bien contada, nada tediosa como dices y con un Harris que no es tan mal actor, ni mucho menos, pues por ejemplo en Sin perdón hace un personaje extraordinario. Un fortísimo abrazo y me pongo con los expedientes de nacionalización que nos vienen 460.000 para que nos entretengamos y los hagamos en cuatro meses. Hay que joderse.

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  4. plared

    Veo que vuelves al cine y por la puerta grande. Película sumamente melancólica y triste. De esperanzas perdidas, de sueños que nunca se cumplirán. De desesperanza y un pesimismo latente.

    Película mítica, que junto a Grupo salvaje, muestran ese western crepuscular de quien ya sabe que su tiempo ha terminado. De los que ya nada esperan. Sin duda una de las grandes que le haces justicia en tu entrada. Cuídate

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    • uraniaenberlin

      La he visto ya varias veces y va a ser difícil que me canse de visionar un tipo de cine (el del Oeste) que estaba ya en el ocaso y del cual sólo se iban a filmar no más allá (salvo las lógicas excepciones) de unos cuantos «remakes» chapuceros o simplemente bien apañaditos. Grupo Salvaje sería el otro crepúsculo que comentas, al que contribuyó un buen ramillete de actores para despedirse del género con la cabeza bien alta.

      Gracias y volveremos a ver el mejor cine.

      Salu2

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