Detour, desvío a ninguna parte

 

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Detour (1945) es uno de esos iconos del cine negro de serie B que tanto se prodigó en los años cuarenta y cincuenta. Un cine de culto, al menos aquí en Europa, que se facturó poniendo sobre la mesa cuatro perras gordas, unos cuantos días de rodaje (dicen que no duró más de seis en Detour, aunque otros señalan que completó el mes) y un puñado de actores desconocidos o de segunda fila. Presupuesto pequeño equivalía a pocos medios y a veces, aunque no necesariamente, a un déficit de creatividad. A cambio, se solía poner mucho empeño, entrega sin reservas y animosidad en el proyecto, aunque no en todos los casos. En Detour anduvieron tan justos de dólares que circula una versión acerca de que el director Edgar G. Ulmer tuvo que prescindir de media hora más de presumible metraje, debido a la falta de presupuesto.

En cualquier caso, Detour ha sido considerada siempre un clásico del film noir por su sobriedad minimalista y su atmósfera melancólica, en la que nos muestra la vulnerabilidad de su personaje principal Al Roberts (Tom Neal), un pianista de poco fuste que se deja ver por los tugurios de Nueva York, pero que va a ser víctima de su propio destino; un perdedor de póker con las cartas marcadas condenado de antemano a su mala suerte o, simplemente, será el resultado de su propia torpeza. Un viaje a Los Angeles para encontrarse con su novia quedará frustrado y en su lugar Roberts efectuará un trayecto a ninguna parte de la mano de dos personajes singulares: primero con Charles Haskell Jr. (Edmund MacDonald), un tipo más bien anodino que anda sobrado de pasta, y más tarde con Vera (Ann Savage), una chantajista manipuladora de una frialdad que parece trazada con tiralíneas, tanto que su personaje se erige, por derecho propio, en una femme fatale del género.

La iconografía visual de Detour utiliza, si acaso más acentuadamente que en otras películas de la misma temática, una fotografía (a cargo de Benjamin Kline) de tonalidades sombrías, con una iluminación inquietante (en las escenas nocturnas y, particularmente, en el final) como si, de algún modo, se intentase incidir aún más en el universo de pesadilla y debilidad en que se mueve continuamente su protagonista (Tom Neal). La cinta juega permanentemente con ese factor opresivo y claustrofóbico, inclusive en las secuencias que transcurren de día, viajando ambos protagonistas por la carretera.

 

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ANN SAVAGE Y TOM NEAL

 

La “problemática”, si así puede llamarse, que encuentro en esta película es la omnipresente aparición de la voz en off del protagonista, que puede resultar un procedimiento que dé consistencia  al argumento del film, pero también puede producir cansancio al espectador, además de resultar un utilitarismo narrativo que llega a comprometer el ritmo y la estructura de la historia, asfixiando su contenido. Aquí, en concreto, este tipo de imaginario cinematográfico no ha terminado de convencerme y tampoco la historia en sí me ha resultado estimulante, sin llegar a decepcionarme totalmente.

Y es que reconociendo algunos méritos a Detour, en esta película falta algo más de movilidad narrativa y también un plus de mayor credibilidad en la parte actoral (insípido y poco variado Tom Neal, aceptablemente malévola Ann Savage), en definitiva, un mayor repertorio de recursos expresivos. Pero tampoco había mucho donde escoger y a Ulmer no le salió tan mal la jugada, a pesar de todo, dados los mimbres que tenía a su disposición. Mi duda sigue siendo si este Detour no estará sobrevalorado en exceso como hipotética joya B del cine negro. Yo creo que sí.

Un Comentario

  1. Juan José Iglesias

    Hola Gonzalo.

    Me encanta esta película, es cierto que puede estar sobrevalorada por una minoría en la que podría incluirme a mi mismo… Es cine de culto, de serie B, realizada con muy pocos medios como dices pero creo que tiene mucha magia. En su formato de cine negro, Ulmer consiguió una Road Movie muy original y con una femme fatale, que bien podría haber funcionado a la perfección en los grandes clásicos del género.

    Un saludo!

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    • uraniaenberlin

      Hola Juan José, antes de nada decirte que no me llamo Gonzalo (ese es el nombre del pensador español -y ateo- que he puesto, como «excusa», para una cita en el blog). De la película, bueno, tú lo has dicho..es un clásico del noir, aunque a mí me llenase a medias. Eso sí, Ann Savage destaca por encima del resto).

      Saludos y gracias por tu comentario!

      ps. se me quedó en el tintero: he visitado tu blog de cine y es decididamente brillante, de gran calidad tus críticas, aunque yo no sea nada partidario de moverme por el cine contemporáneo..

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      • Juan José Iglesias

        Muchas gracias Urania. Me alegro de que te guste y espero verte por allí de vez en cuando, que seguro que resulta interesante. Yo también prefiero el clásico, pero tampoco me apetece escribir sobre mis favoritas, porque no querría tener un blog exclusivamente de cine negro.

        Gracias, enhorabuena por tu blog y encantado.

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